Una entrevista le ha costado a Humberto Ortega, en su día todopoderoso comandante en jefe del Ejército sandinista, el castigo de su hermano mayor Daniel, quien ha ordenado algo parecido a un arresto domiciliario en su contra. En un comunicado hilarante de la Policía Nacional, publicado el martes, se informó que agentes y médicos visitaron a Humberto Ortega en su residencia «para realizar todas las valoraciones necesarias».
El diagnóstico («le han encontrado estable en su condición de paciente coronario y otros padecimientos propios de su edad y enfermedades de base») y tratamiento («este equipo está en permanente comunicación, coordinación y visitas») parece más una amenaza o advertencia contra el hermano del dictador que pretende convertir a Nicaragua en la Corea del Norte de Centroamérica. Humberto Ortega, encargado de la primera parte de la transición tras la victoria electoral de Violeta Chamorro en 1990, mantiene distancia política desde hace años con la deriva totalitaria de su hermano, incluso en otras declaraciones emergió como un actor político equidistante entre el gobierno y la oposición.
«Sin Daniel veo muy difícil que haya dos o tres que se junten. Mucho menos uno en particular y más difícil en la familia. Hijos que no han tenido el acumulado de una lucha política. Ni (el dictador) Somoza pudo establecer a su hijo», declaró Humberto al medio argentino Infobae. En otras ocasiones, el antiguo jefe del ejército, de 77 años, uno menos que su hermano, ha aireado su diferencias políticas con su cuñada, Rosario Murillo, a la que no concede ninguna ascendencia en el seno del sandinismo más allá del poder que emana de su marido, algo que la copresidenta entiende es una ofensa personal contra ella. Tras otras declaraciones de Humberto, Murillo mostró públicamente su disgusto con el presidente.
En su estrategia de imponer la dinastía familiar, la pareja presidencial ha apostado por su hijo Laureano Ortega, encargado de las relaciones políticas y económicas con los aliados rusos y chinos y que en sus ratos libres ejerce como tenor de ópera.
Pero Humberto Ortega no le ve futuro a su sobrino. «Con la ausencia de Daniel sería muy frágil sostener todo lo que hasta ahora ha logrado sostener con gran esfuerzo y con enormes complejidades. Lo único que puede resolver este vacío, y que no haya anarquía y caos, es el Ejército, coordinado con la Policía Nacional. Y buscar una salida, quizás un año o menos, para convocar a un proceso electoral», precisó el comandante retirado.
El hermano del presidente aprovechó para denunciar que sus críticas provocaron un plan para asesinarle, protagonizado por grupos del poder. «Prefiero morir defendiendo estos principios que darles un chance para que me humillen», sentenció.
A las pocas horas de que Infobae subiera la entrevista a su web, el comisionado general de la Policía y un grupo de agentes irrumpieron en el hogar de Humberto Ortega para requisarle teléfonos y ordenadores. Según el diario La Prensa, quedó bajo vigilancia policial.
«Han convertido a Humberto Ortega en un perseguido político. Para los Ortega Murillo, hablar es un delito grave. Tocó un asunto sumamente sensible, porque dio por sentado que el nivel de deterioro de Daniel Ortega es sumamente elevado y puede haber una ausencia definitiva en corto plazo, fijó las elecciones de 2026 como lo más largo», reaccionó Dora María Téllez, la famosa comandante dos durante la guerra contra la dictadura de Somoza y reconocida disidente, desterrada en Estados Unidos.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones, descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale clic a +Unirme.