Milos Alcalay, diplomático venezolano con larga carrera en el servicio exterior del país, cree que el «binomio» de la líder opositora María Corina Machado y el candidato presidencial Edmundo González Urrutia “es fundamental para salir de la dictadura de Nicolás Maduro” el próximo 28 de julio, por lo que su ruptura significaría la continuidad del chavismo en el poder.
El exembajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, duro crítico del gobierno de Hugo Chávez y de su sucesor, Maduro, recordó a El Nacional que González no tenía intenciones de postularse a las presidenciales, y allí radica su preocupación. Se mostró seguro de que dirigentes como Manuel Rosales, Henrique Capriles y Henry Ramos Allup no tienen el poder de arrastre de Machado, quien ganó las elecciones primarias con 93% de los votos y ha despertado el interés de los venezolanos.
«Venezuela le va a reconocer a Edmundo González su papel extraordinario y su valentía, pero tienen que estar los dos ligaditos. Si tú excluyes el fenómeno que representa María Corina Machado, no creo que vamos a lograr ese cambio necesario», manifestó el diplomático de 79 años de edad.
—Como diplomático, ¿cómo valora la capacidad de diálogo y experiencia del candidato opositor Edmundo González?
—Sin duda alguna, Edmundo González es un diplomático de carrera que, durante tres décadas, ascendió en su profesión con muy buena formación, en sentido de proyectar la representación del país en los más altos niveles; asumió las funciones tanto de embajador de Venezuela en Argentina, embajador de Venezuela en Argelia… es decir, cuenta con una carrera amplia como diplomático, pero lo que no se destaca, al mismo tiempo, es que ha tenido más de dos décadas como político internacional. Edmundo ha estado, como muchos de nosotros, en búsqueda de los caminos democráticos en la arena política democrática. Él ha trabajado en fundaciones para la democratización del país, ha sido asesor internacional y el ejecutor del presidente de la Asamblea Nacional de 2015, con Henry Ramos Allup y después con Julio Borges; ha estado con Ramón Guillermo Aveledo en la Mesa de la Unidad Democrática y por eso está en la directiva de la MUD, haciendo un cabildeo en las grandes capitales, en Washington, en París. Ha estado como coordinador en las acciones con los representantes que Juan Guaidó (expresidente interino de Venezuela) tenía en el ámbito internacional, en aquel momento Borges (excomisionado de Relaciones Exteriores de Guaidó), que convocaba a los representantes internacionales de Venezuela en 60 países. Es decir, Edmundo González tiene una experiencia política y dentro de esa experiencia, tanto como embajador como en la parte internacional, ha llevado un perfil discreto, eficiente pero discreto, para promocionar a otras figuras, llámese Guaidó, Ramón Guillermo Aveledo, Borges, y él ha asumido un papel muy discreto. Hoy le toca un papel muy similar, en el sentido de que, sin lugar a duda, por las mismas situaciones, no llegó aspirando a ser candidato presidencial, sino que llega por la serie de trampas y de obstáculos que el régimen le ha impuesto a María Corina Machado, que se convirtió en un fenómeno político en las primarias, con el 93% de los votos, y no solamente por las primarias, en los recorridos se ha convertido en un fenómeno político extraordinario. Por eso es que yo creo que ese binomio es fundamental para ganar estas elecciones, para ser presidente hay que querer serlo, en un país presidencialista, pero para poder salir de una dictadura que lo que hace es poner trampas, es absolutamente necesario unir esos dos factores: el factor emocional del cambio, que lo representa María Corina Machado, y el factor institucional de Edmundo González como candidato. Si por alguna razón se rompe ese binomio para tratar de llevar adelante una candidatura nueva, donde todos somos iguales, en unidad, y aquellos que perdieron las primarias se conviertan en los nuevos actores, creo que va a ser más difícil conseguir el cambio, porque estas no son elecciones normales, estas son elecciones en dictadura, nada fácil, porque el madurismo está en guerra y nosotros estamos en la búsqueda de la paz. Porque se trata de elecciones atípicas y es efectivamente necesario tomar en cuenta el fenómeno de quién arrasa la voluntad popular. Es un fenómeno que lo tuvo Chávez, no con tanta intensidad, pero con mucha fuerza, que lo tuvo Carlos Andrés Pérez, que lo tuvo también Luis Herrera Campíns y que hoy lo tiene María Corina Machado, de manera que desvincular el binomio sería sumamente grave porque, insisto, no sería de una elección el 28 de julio, sino de un cambio que es absolutamente entrenable, no solamente por la decisión soberana del pueblo —y la voz del pueblo es la voz de Dios, como repetía muchos Chávez—, sino porque hay una gran cantidad de chavistas descontentos, tanto en la base que votaron por Chávez, que votaron por Maduro, pero que en 25 años han visto una situación desastrosa y quieren un cambio, y no solamente las bases sino también uno ve cómo la dirigencia del chavismo está viendo que el camino de contradicciones: hoy en día es socialista, mañana es liberal, pasado mañana pone bodegones, el otro día vuelve a un antiimperialismo primitivo. Se ha perdido la brújula y la brújula correcta es la brújula del cambio, y Venezuela a nivel nacional e internacional ve en ese binomio la posibilidad de que haya el cambio hacia la democratización y la recuperación de las instituciones que han sido absolutamente quebradas durante 25 años, cada vez en una forma más negativa para Venezuela.»
—¿Cómo compara la transición democrática antes de que Chávez llegara al poder en Venezuela —cuando la gente estaba desesperada por un cambio—? ¿Se puede estar repitiendo ese fenómeno con Edmundo González Urrutia?
—Yo creo que son evidencias diferentes. No es lo mismo una elección en democracia, que respetó los resultados a pesar de tener una situación absolutamente adversa a una situación como la actual, donde los máximos dirigentes dicen que (los opositores) no entrarán a Miraflores ni por las buenas ni por las malas. Hago comparación con dirigentes de izquierda. Hay que ver que la polarización en Argentina fue brutal, entre Javier Milei y (la expresidenta del Senado argentino) Cristina Kirchner, pero en el momento en que Milei ganó, a pesar de la tremenda polarización, en el momento de triunfo de Milei, la señora Kirchner le estaba imponiendo la banda presidencial y el señor (expresidente de Argentina) Alberto Fernández estaba presente. Lo mismo sucedió en Brasil, cuando la decisión democrática de terminar con el mandato de la señora Dilma Rousseff se hizo por la vía de la transición y después la elección de Jair Bolsonaro, se aceptó esa regla; e inclusive, lo el presidente Lula da Silva señaló, cuando fue detenido por las denuncias que se hicieron, se aceptó y después regresó al poder por la vía electoral con una gran alianza de partidos democráticos. Pero en el caso nuestro, es una elección atípica, es una elección similar a la que podría haber en Nicaragua o en Cuba, de manera que el tema es que el riesgo existe pero es más riesgoso continuar otros seis años, hasta el 2030, con un régimen que ha hundido al país en pobreza, a pesar de que uno ve los canales oficiales y uno cree que Venezuela es el mejor sistema del mundo, en donde no hay problemas económicos, en donde no hay problemas de salud, pero esa es una gran mentira, es una gran estafa, porque la situación del país, por supuesto que hay privilegios, y hay privilegiados en el gobierno y en la oposición, pero la gran masa que está con María Corina Machado y con Edmundo González es la que quiere el cambio. Ahora ¿qué garantías hay de éxito? Va a depender mucho de la incorporación de todos los sectores democráticos. Y sí creo en una transición porque este binomio es para el cambio y la transición. Yo no puedo saber exactamente cuál va a ser la decisión del presidente electo, pero lo que sí te puedo decir es que durante seis meses de interregno entre el presidente electo y el presidente en ejercicio, seis meses en una campaña muy corta, en donde inclusive el régimen sigue haciendo lo que le dé la gana, incumpliendo los acuerdos de Barbados, sin cumplir el compromiso de que estén los observadores de la Unión Europea, amenazando con una guerra con Guyana para postergar las elecciones o cualquier trampa que pueda surgir, pero es un tiempo de espera demasiado largo, es decir, medio año con un sistema totalmente cooptado por el madurismo.
—¿Que puede pasar en estos seis meses?
—La única posibilidad que yo veo es tener una posición en donde el binomio líder político, que es la expresión del cambio, y candidato, hagan las acciones que permita ese respaldo masivo popular que debe lograrse y que debe trabajarse. No se puede quedar uno en el triunfalismo. Lo que sí creo es que no es lo mismo un presidente electo con 80% de los votos, o con 70% de los votos… hay una serie de medidas en donde eso absolutamente cala en la presión internacional, la presión interna dentro del chavismo, porque una transición beneficiará a todos, no solamente a los opositores sino fundamentalmente a aquellos dentro de la revolución bolivariana que querían darle una mejor calidad de vida a la población, que se pueda tener una educación de excelencia y no una educación colapsada, un sistema de salud para todos, un sistema de vivienda digna para todos. Y eso es aquel chavista que creyó en el 98 y en el 99 que la revolución iba a darle, y tuvo además de tener los ingresos fabulosos por el alza de los precios petroleros como nunca en la historia de Venezuela, y sin embargo, tenemos hoy 8 millones de venezolanos en el exterior. Y el riesgo de una elección por las buenas o por las malas significaría el aumento de la diáspora y el fin de las instituciones. Por eso, hay que correr el riesgo de esa transición porque nos permitirá reconstruir democráticamente el país en un péndulo que se está dando hacia la democracia en América Latina. Cuando uno ve las elecciones de reelección en República Dominicana, cuando uno ve el candidato triunfador en Panamá por la inhabilitación del otro candidato, cuando uno ve la situación de las elecciones en Ecuador, cuando uno ve la situación de las elecciones en Argentina, los vientos del cambio democrático se están dando. Ahora, el éxito dependerá de los actores que podamos tener y creo que hay venezolanos muy dignos que estamos dispuestos a dar nuestro apoyo para que Venezuela vuelva a ser esa tierra de esperanza, de progreso, y esa tierra de gracia que atrajo a cientos de miles de millones de nuevos venezolanos que se sumaron a construir lo que es nuestro país.
—Con la experiencia internacional de Edmundo González mencionada al comienzo de la entrevista, ¿cómo actuará la comunidad internacional en el caso de Venezuela? ¿Piensa que ese conocimiento y esas relaciones que tiene el candidato pueden facilitar la transición? Ya hemos visto, por ejemplo, la propuesta Gustavo Petro y Lula da Silva para una transición pacífica.
—Es muy importante lo que tú señalas porque se está decantando claramente la opción en América Latina entre una izquierda democrática y una izquierda totalitaria. Gobiernos como Gabriel Boric (presidente de Chile), que a pesar de ser de izquierda, entienden que tiene que construirse una América Latina basada en el Estado de derecho y en la vigencia y la promoción de los derechos humanos. Líderes como Lula o Petro, que tú mencionas, establecen que es necesario no retratarse con regímenes que solo buscan mantenerse en el poder, sino que permitan que haya un péndulo democrático. Por supuesto, ellos tienen derecho a aspirar a que sea una izquierda, pero democrática, y eso significa que si mañana Lula o Petro pierden las elecciones, no recurrir a la tentación totalitaria, sino cumplir como lo hicieron en el pasado en América Latina. Pero además, se suma una izquierda democrática que no está en el poder, como las declaraciones del expresidente Mujica, las intervenciones de la izquierda chilena, de diferentes orientaciones, que ha suscrito documentos, si a eso le sumas la posición también de los demócratas de América Latina, los expresidentes en IDEA, que han respaldado a esa posición, los demócratas que han ganado las elecciones y que ven en el binomio de María Corina Machado y Edmundo González una acción; aparte súmale las torpezas de la diplomacia bolivariana, del insulto, de lo que llamo la diplomacia de carritos chocones, el gobierno de Maduro exige incondicionalidades, exige que Lula sea incondicional y además de eso no cumple. Por ejemplo, el hecho de que le digan a una de las cancillerías más profesionales de América Latina que el comunicado del Itamaraty, como lo ha dicho el canciller venezolano, ha sido dictado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, o burlarse de Lula cuando convocó a los cancilleres de Venezuela y de Guyana, y llegan a un acuerdo de solución pacífica y al día siguiente llega el canciller y el chavismo aprueba una ley en donde sigue el hostigamiento, una situación que un país vecino como Brasil no va a aceptar que se ridiculice la posición de mediador de un dirigente de la talla de Lula, esto hace que (el régimen de Maduro) esté quedando aislado, no solamente de la comunidad democrática de naciones, sino también de la izquierda democrática. Entonces, la otra parte de la pregunta, ¡claro que Edmundo González tiene conocimiento!, tanto como diplomático como quien tuvo en sus manos el cabileteo, la acción, tanto en Washington como en Bruselas, como en Moscú, como en Buenos Aires y él tiene, además, como director de orquesta, conocimiento de cómo poder proyectar la base de la solidaridad internacional. El conocimiento lo tiene, el instrumento también, y recuerda que esta es una campaña muy corta y una espera muy larga.
—Y un ventajismo inmensurable.
—Así es, y además una persecución. Había una reunión en La Victoria (Aragua) y ellos van a La Victoria, había unas reuniones en Trujillo y ellos siguen a Trujillo. Ellos no se dan cuenta de que hay un fenómeno que tienen que entender, que ya están terminados. No se trata solo de todas las trampas que pueda poner el sistema electoral, sino de entender que ya terminó el período. Qué importante es para un político entenderlo, ‘bueno, tuvimos 25 años, un cuarto de siglo, ahora tenemos que ir a los cuarteles de invierno, prepararnos, llevar a que nuevos dirigentes socialistas irrumpan’; no pasar en la cadena de televisión los Aló Presidente Chávez, que falleció ya hace mucho tiempo, yo creo que ni en Cuba ponen todos los días a Fidel Castro con sus discursos, que eran maravillosos, pero hay una realidad cubana, o poner en Rusia los discursos de (Iósif) Stalin, continuar con los discursos del pasado. La Venezuela de hoy es la Venezuela del mañana y esa Venezuela del mañana va a necesitar un reciclaje de los mismos chavistas para volver a dar una lectura de que permanecer en el poder por permanecer en Miraflores no es la solución del futuro.
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