Larry Connor, un multimillonario y empresario inmobiliario de Ohio (Estados Unidos), se está preparando para una travesía hacia las profundidades del océano Atlántico que tiene como objetivo demostrar la seguridad de la industria de submarinos. El plan es sumergirse hasta los restos del Titanic acompañado de Patrick Lahey, cofundador de Triton Submarines, en un submarino de diseño avanzado.
Connor y Lahey buscan realizar este viaje tras el desastre del año pasado en el que implosionó el sumergible Titan de OceanGate, causando la muerte de todas las personas a bordo, incluido el CEO de la empresa, Stockton Rush. Connor asegura que quiere “mostrarle al mundo que, aunque el océano es extremadamente poderoso, puede ser maravilloso y disfrutable si se aborda de la manera correcta”, dijo a The Wall Street Journal (WSJ).
El submarino diseñado por Triton Submarines, valorado en 20 millones de dólares y llamado Triton 4000/2 Abyssal Explorer, es capaz de sumergirse repetidamente a más de 3.800 metros de profundidad. “Patrick ha estado pensando y diseñando esto durante más de una década, pero no teníamos los materiales y la tecnología hasta ahora”, expresó Connor. “No se podría haber construido este submarino hace cinco años”.
El viaje busca refutar la percepción negativa generada tras el accidente del Titan. Connor le sugirió la idea a Lahey pocos días después del trágico incidente de OceanGate. “Lo que necesitamos es construir un submarino que pueda sumergirse a estas profundidades repetidamente y de manera segura, y demostrarle al mundo que ustedes pueden hacer eso”, dijo Connor al mismo medio.
Lahey señaló que la tragedia con OceanGate tuvo un efecto desalentador en el interés por los sumergibles: “Este incidente reavivó viejos mitos de que solo una persona loca se sumergiría en uno de estos dispositivos”, dijo Lahey. Sin embargo, enfatizó la diferencia de calidad entre los sumergibles de Triton y los de OceanGate, asegurando que los vehículos de Triton cuentan con certificación y cumplen con las normativas de seguridad, a diferencia de los diseños experimentales de OceanGate.
Ray Dalio, un multimillonario financiero que posee una participación en Triton Submarines junto con el director de Hollywood James Cameron, expresó su confianza en los sumergibles construidos según las normas. “En esa situación, eran experimentales, no tenían certificación y no eran representativos de lo que son los submarinos,” afirmó Dalio al WSJ.
El interés de Connor por este tipo de expediciones peligrosas no es nuevo. Según People, ha realizado hazañas notables como un salto de paracaídas desde un globo a una altura récord de 11.628 metros, descensos de 10.902 metros al Foso de las Marianas, y fue uno de los primeros astronautas privados en volar a la Estación Espacial Internacional (ISS) durante la misión Axiom 1 en 2022.
Más allá de sus aventuras, Larry Connor es conocido como un magnate inmobiliario que cofundó una firma en Dayton, Ohio, en 1991, y posteriormente adquirió la totalidad de la empresa en los años 2000. Su empresa, Connor Group, se especializa en la inversión en apartamentos de lujo y ha generado una tasa de rendimiento anual del 30,4 por ciento. Desde 1996, la Connor Group ha vendido propiedades por más de 6.000 millones de dólares, contribuyendo a la fortuna personal de Connor y situándolo como la persona 1.691 más rica del mundo, según datos de Forbes.
La implosión del Titan
El accidente del OceanGate ocurrió cuando el sumergible perdió comunicación con la superficie menos de dos horas después de iniciada su inmersión el 18 de junio de 2023. Los equipos de rescate buscaron señales de vida durante días hasta que encontraron restos del sumergible a unos 457 metros de la proa del Titanic.
Expertos señalaron que el OceanGate probablemente implosionó debido a la extrema presión a tales profundidades, un evento que se estima ocurrió en menos de 40 milisegundos.
El accidente, que resultó en la muerte del CEO de OceanGate Stockton Rush, el explorador oceánico Paul-Henri Nargeolet, el magnate de la aviación Hamish Harding, y el empresario pakistaní Shahzada Dawood junto a su hijo Suleman, de 19 años, tuvo un impacto profundo en la industria de los sumergibles. Muchos señalaron que el Titan utilizaba tecnología no clasificada y componentes no certificados, lo que llevó a otros expertos a criticar fuertemente los riesgos asumidos por Rush y su empresa.
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