El aeropuerto local de Milwaukee está repleto de agentes de seguridad en uniforme y de civil. Hay perros que olfatean las valijas y los bolsos, y los chalecos antibalas color verde con la inscripción Servicio Secreto se ven en todos lados.
La ruta a la ciudad, que dura 25 minutos en días normales, se extendió a casi una hora: hay coches de policía a los costados de la autopista, el tráfico es lento y los controles son constantes y pegajosos.
Y ya en el downtown la seguridad tiene la consistencia de una fortaleza con bloques de cementos cruzando las principales avenidas, verjas elevadas, y controles personales que se extienden por minutos.
Donald Trump está en Milwaukee para que la Convención Republicana lo nomine como candidato a la presidencia, y después del ataque fallido de Thomas Matthew Crooks nada se mueve sin la autorización del Servicio Secreto.
La Convención Republicana movilizó cerca de 50.000 personas hacia Milwaukee, que ocuparon todos los hoteles y llenan todos los restaurantes de la ciudad. Los delegados republicanos se mezclan en los bares y cada esquina en su punto de discusión: están intranquilos por el intento de magnicidio y sonríen cuando se les pregunta sobre el proceso electoral.
Trump eligió a James David Vance como su candidato a vicepresidente, y la mayoría de los delegados aseguró a Infobae que la designación apunta a sumar votos independientes y a contrastar las edades de los dos candidatos. Trump cerca de los 80 años y J.D. Vance no alcanza los 40.
En el camino quedaron Doug Burgum –gobernador de Dakota del Norte- y Marco Rubio, senador por Florida.
La noticia fue publicada en el sitio Truth Social que es propiedad de Trump, y se conoce al comienzo de la Convención Republicana, que tiene la responsabilidad política de nominar a los dos candidatos. Aún no se confirmó que hoy la fórmula Trump-Vance hará su ingreso a la convención partidaria.
Pese a ciertas críticas en el pasado, Vance ahora está alineado absolutamente con Trump. El candidato a vicepresidente comparte sus ideas respecto a los impuestos, la guerra en Ucrania, el aborto, la situación en Medio Oriente y la denominada agenda del Cambio Climático.
Con Vance, Trump consolida el núcleo duro del partido Republicano y da una señal al voto independiente de derecha que duda acerca de la personalidad de Trump. Ese voto repudia al partido demócrata y a Joe Biden, pero todavía desconfía de la probable agenda de Trump.
Vance traería esos votos, acorde a la estrategia que fijaron los consultores republicanos. Donald Trump JR hizo mucho lobby interno a favor de Vance y le ganó la pulseadas a otros influyentes sectores partidarios que se inclinaban por el senador Rubio.
La designación de Vance despejó una de las incógnitas de la Convención, pero hacia adelante queda pendiente la plataforma y sus contenidos programáticos vinculados a los electores republicanos y al voto hispano y afroamericano, que Trump pretende seducir para lograr una inédita victoria electoral.
El pensamiento dominante en la convención es que el ataque fallido a Trump actuó como un revulsivo en la campaña electoral y que ahora el candidato republicano diseña una estrategia política que apunta no sólo a derrotar a Biden.
En este contexto, Trump tiene intenciones de mostrar a la Convención Republicana como una maquinaria que empuja al partido y a todos los candidatos -gobernadores, senadores, diputados- para obtener un triunfo que rompa el actual modelo político en Estados Unidos.
Trump quiere llegar a la Casa Blanca controlando ambas cámaras del Capitolio, y ganando en ciertos estados que siempre pertenecieron al partido Demócrata.
Su discurso en la Convención podría ser la primera evidencia de esta estrategia de poder que desea aplicar en toda su carrera presidencial rumbo al Salón Oval.
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