Un chamo (chico) camina entre la multitud. Esquiva banderas tricolor ondeadas al aire en una ciudad que le es ajena. Andrés Villavicencio es uno más entre los cientos de venezolanos reunidos en Callao para defender la victoria de Edmundo González. Es 28 de agosto y se cumple un mes de las elecciones presidenciales en su país, un mes también de la heroicidad que le ha costado la huida a España.
Lleva tan pocos días fuera de Venezuela que por instantes olvida que está en Madrid y no en Punto Fijo, su ciudad natal a 530 kilómetros de Caracas. Sin percatarse, dice «aquí», cuando quiere decir «allá». Maylen Rivas, una compatriota, reconoce a ese chico de 30 años que fue perseguido por buscar la verdad. «¿Puedo darte un abrazo? Déjame darte las gracias en nombre de Venezuela», le pide. Es el primero de los muchos abrazos que recibirá esa tarde.
En sus manos, Andrés lleva lo que le convirtió en un héroe y un exiliado: la copia de un acta electoral. Él fue uno de los más de 90.000 testigos de la oposición que se encargaron de resguardar las actas para luego digitalizarlas y subirlas a una página web. Este joven de Punto Fijo (estado Falcón) es parte de la estrategia ciudadana con la que la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), encabezada por María Corina Machado y Edmundo González, demostró al mundo que Maduro perdió y que el líder opositor ganó por una diferencia de casi cinco millones de votos.
Es justamente por esa página web que González fue citado, por tercera vez, por la Fiscalía General para acudir el pasado viernes, «a fin de rendir entrevista en relación a los hechos que investiga este despacho relacionado con la publicación y mantenimiento de la página web resultadosconvzla.com». Esta vez, la invitación iba con amenaza de aprehensión incluida, por si el líder democrático decidiera no asistir, como así hizo. En el caso de Andrés, no hubo orden de captura, pero sí una intimidación de fuerzas represivas a las puertas de su casa.
Lo que enfadó al régimen
¿Cómo fue que este joven pasó a estar en la mira del régimen? Viajemos a Venezuela un mes atrás para averiguarlo. Andrés era el testigo de mesa por la PUD en uno de los centros de votación de Punto Fijo. Su cometido comenzó a la 4:30 de la madrugada del viernes 26 de julio, cuando acudió al colegio para preparar las urnas y asegurarse de que las máquinas no habían sido manipuladas. Dos días después afrontaría su misión más importante: estar presente durante toda la jornada electoral y hacerse con una copia de las actas para resguardarla en su casa.
El día de los comicios, Andrés llegó de madrugada y se sorprendió al ver que ya había una fila de gente esperando a que abriera el centro electoral. «En las otras ocho veces que fui testigo de mesa, jamás vi algo así», asegura. Desde las seis de la mañana, hasta que el último ciudadano votó pasadas las seis de la tarde, él cumplió su papel y estuvo vigilante. Agrega que todas esas horas transcurrieron con «normalidad». Los problemas llegaron durante el recuento de votos.
«un audio no está por encima de la ley»
La Ley de Procesos Electorales de Venezuela establece que, al finalizar los comicios, debe hacerse un escrutinio manual que consiste en abrir las urnas y contar papel por papel para cotejar el dato con el que da la máquina. Los testigos y demás ciudadanos presentes confirmaron que la información coincidía, y que en las tres mesas ganó Edmundo González. Las máquinas imprimieron los resultados (las famosas actas). Legalmente, una copia debía ser para el Consejo Nacional Electoral (CNE), otra para el testigo del chavismo y otra para el testigo de la oposición, es decir, para Andrés. Pero los representantes del CNE se negaron a dar las copias.
«Comenzamos a protestar», recuerda Andrés, militante de Primero Justicia, uno de los partidos opositores que integra la PUD. En las ocho elecciones en las que él participó como testigo, era la primera vez que se negaban a darles las actas. El argumento del CNE para no hacerlo era que su jefe les había enviado esa orden por un mensaje de voz de WhatsApp. «Tú sabes que un audio no está por encima de la ley», contraargumentó Andrés. Y le recitó el artículo 337 del Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales de Venezuela, ese que reza que tenía todo el derecho de hacerse con un ejemplar de las actas de escrutinio.
A Andrés se le sumaron otros votantes. Tras varios minutos de debate con los fiscales del CNE, consiguieron su cometido. «Nos dieron las actas por la presencia ciudadana. De otra manera, el personal del CNE no nos hubiera entregado una copia». Con el acta en mano, Andrés fue a la calle para leer los resultados en voz alta. «Nicolás Maduro, 195 votos; Edmundo González, 1.046». Ese momento quedó grabado en un vídeo que Andrés subió a sus redes sociales. En él también se escuchan los gritos de júbilo por la victoria de la oposición. El venezolano cumplió con la directriz de Machado de «cuidar el voto».
Al día siguiente, un miembro del Comando con Venezuela pasó por la casa de Andrés para buscar la copia del acta custodiada y subirla a la página web. Como esas, hubo miles. En 24 horas, mientras el CNE, orquestado por el chavismo, daba por ganador a Maduro sin mostrar evidencias, Machado y González demostraron su triunfo gracias a una organización ciudadana sin precedentes.
Las actas son tan reales que yo me acuerdo de que la testigo chavista se estaba comiendo una empanada y manchó la hoja de aceite. Y aquí se ve la huella escaneada
Casi un millón de personas apoyaron a los testigos electorales para conseguir esas actas que se escondieron, escanearon y subieron a una base de datos. «Las actas son tan reales que yo me acuerdo de que la testigo chavista se estaba comiendo una empanada y manchó la hoja de aceite. Mira: aquí se ve la huella de aceite escaneada», dice mostrándola.
Andrés detalla a Crónica por qué llegó a Madrid. Lo hace entre divagaciones sobre películas y libros con los que desgrana detalles de su personalidad. Cada vez que se dirige a la periodista, le dice «chama». Tiene predilección por las historias dramáticas. «Chama, mi escritor favorito es Stephen King», «Chama, me encanta la película Vanilla Sky», «Chama, y soy fan de la trilogía Before, ¿la has visto?»… Señala que es de ideología liberal y comenta que le gusta leer a la filósofa Ayn Rand. De ella, destaca el libro La rebelión de Atlas. «Es buenísimo, chama. Lo tienes que leer».
aCTIVISMO POLÍTICO
El interés de Andrés en la política comenzó con 13 años. En 2007, Chávez cerró Radio Caracas Televisión (RCTV), un canal muy crítico con el chavismo desde sus inicios. «Ahí me di cuenta de que algo estaba pasando en el país». «Siempre tuve muy claro que yo era de centro derecha». Con 17 años se afilió a Primero Justicia, por ser el partido con el que se sintió más identificado.
Desde entonces, Andrés fue activista político. Además, es abogado, pero al graduarse comprendió que era absurdo ejercer su profesión en Venezuela. «El sistema me rompió el corazón porque tú te das cuenta de que nada de lo que estudiaste se aplica. Si quieres que te vaya bien, tienes que estar dispuesto a corromperte, y podrá sonar cursi, pero soy honesto». Así que se dedicó al Marketing. Trabaja como autónomo y durante tres años estuvo trabajando en remoto para una empresa húngara.
Si quieres que te vaya bien, tienes que estar dispuesto a corromperte, y podrá sonar cursi, pero soy honesto
Ese trabajo le permitió tener calidad de vida en un país donde la mayoría de la gente no la tiene. «Mis amigos me decían «no te metas en política, quédate tranquilo», pero para mí no era una opción estar callado. Sentía que tenía que hacer algo». Y tanto hizo que el régimen chavista fue tras él.
ACOSO Y HUIDA
Desde el 28 de julio Maduro aumentó una represión que comenzó desde la campaña electoral. Todo aquel que apoye a la dupla Machado-González corre el riesgo de ser secuestrado, encarcelado o torturado. De hecho, ya van 24 asesinatos atribuidos al régimen. Según los últimos datos del Foro Penal, hay 1.780 encarcelados, menores de edad incluidos. Varias de las detenciones, más bien secuestros, han sido documentados por los ciudadanos en vídeos. En ellos se ve a miembros de la policía política del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) y de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) llevándose a personas por la fuerza.
El panorama empeoró desde que Maduro nombró a Diosdado Cabello, número dos del chavismo, como ministro de Interior y Justicia, es decir, como líder de la represión y las violaciones de derechos humanos. Los ciudadanos que contribuyeron a digitalizar las actas son el foco principal. Desde el día siguiente a las elecciones, Andrés empezó a ser intimidado. Dos hombres bajaron de un coche sin matrícula y llamaron a la puerta de su casa. Se hicieron pasar por técnicos de una empresa. La familia no abrió la puerta.
La siguiente vez, un hombre con una camioneta Hylux aparcó frente a su casa, se bajó y se quedó mirando durante horas a la casa de Andrés en actitud amenazante. Asustado, el joven abogado contactó con una fuente dentro del gobierno, del que no quiere revelar más datos para no exponerlo. Esa persona le confirmó que su detención era inminente y que lo iban a recluir en la cárcel del Helicoide, el mayor centro de tortura del chavismo. «Si puedes, vete», le sugirió esa persona.
Si me capturaban iba a ser peor, me podían hacer desaparecer
En la madrugada del 11 de agosto, Andrés planeó su huida. Su pasaporte fue anulado. Así que la única opción era salir por la frontera con Colombia. Así lo hizo. «Había mucha más probabilidad de que me capturaran a que yo me escapara. Además, si me capturaban iba a ser peor, me podían hacer desaparecer». Para su huida, quitó el chip de su teléfono y acordó con su familia que les llamaría cuando llegase a Colombia.
Logró escapar y comprobó que la anulación de su pasaporte sólo era para entrar o salir de Venezuela. El joven sopesó a dónde podía huir. No quería quedarse en Colombia por la posibilidad de que Petro lo extraditara. Otra opción era irse a Estados Unidos, pero no tenía visa allí ni en ningún país centroamericano. Si quería llegar allí, debía ser atravesando la peligrosa selva del Darién.
«Hablé con tres amigos que llegaron por el Darién y todos me dijeron «no lo hagas». Uno de ellos lloró contándome que vio gente morir». Fue cuando se decantó por Madrid. «Yo amo esta ciudad y en España son muy buenos con nosotros a nivel de trato y hospitalidad». Llegó el 19 de agosto y es el ¿último? valiente venezolano exiliado en España. Visto el panorama de su país, es lógico pensar que vendrán más detrás de él.
Para mí, Edmundo González y María Corina Machado hoy son la posibilidad de un país mejor y de regresar a ver a mi familia
Desde entonces no han vuelto a aparcar coches misteriosos frente a su casa. Después de todo, Andrés no cambiaría nada del último mes. «No me arrepiento de nada. Volvería a cuidar los votos, volvería a protestar por las actas, volvería a subir el vídeo diciendo los resultados y volvería a ser oposición frontal hasta el último minuto en Venezuela». Desde España, quiere seguir luchando por su país. «En primer lugar, no voy a faltar a ninguna manifestación como la de hoy».
Él sigue confiando en los líderes de la oposición. Sueña con que Edmundo González se consagre como presidente de Venezuela. «Si Nicolás Maduro representa el empobrecimiento, el resentimiento social, la destrucción y la degradación, Edmundo González representa la superación, el esfuerzo, la educación, la decencia y la dignidad». No sabe cuándo volverá a su patria, pero sí tiene la certeza de que lo hará. «Para mí, María Corina Machado y Edmundo González antes eran la posibilidad de un país mejor. Hoy son la posibilidad de un país mejor y de regresar a ver a mi familia», finaliza.
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