El huracán Milton, que tocó tierra el 9 de octubre en Florida, superó todas las previsiones al intensificarse rápidamente de una tormenta de categoría 1 a 5 en menos de un día. El fenómeno dejó a millones sin energía eléctrica y causó graves daños a infraestructuras clave. Esta tormenta es una de las más fuertes registradas en la temporada de huracanes 2024, que ha sido calificada como históricamente destructiva. Científicos señalaron que la velocidad de intensificación de Milton es algo que no se ve con frecuencia.
Por qué importa: Milton es un ejemplo del impacto del cambio climático en los huracanes. La rapidez con la que aumentó su fuerza pone de relieve el peligro de las temperaturas oceánicas elevadas, lo que podría hacer que este tipo de tormentas sean más frecuentes y destructivas. Las autoridades tuvieron poco tiempo para prepararse, lo que subraya los nuevos desafíos en la gestión de desastres naturales.
- Las temperaturas en el Golfo de México estuvieron casi 3 grados por encima de la media, lo que alimentó la intensificación del huracán.
- La temporada de huracanes de 2024 ha sorprendido por su imprevisibilidad, con tormentas erráticas y una pausa inesperada en su etapa más activa.
El huracán Milton tocó tierra en la costa del Golfo de Florida el 9 octubre a las 08:30 p.m., cumpliendo las predicciones de una temporada de huracanes del Atlántico 2024 históricamente destructiva. Milton creció rápidamente de una tormenta de Categoría 1 a una de Categoría 5 en tan solo medio día, convirtiéndose en uno de los huracanes más intensos registrados. Emily Bercos-Hickey, científica del Lawrence Berkeley National Laboratory, expresó a The Atlantic que “la transformación de Milton fue bastante sorprendente debido a la rapidez con la que se intensificó, algo que normalmente no se observa con frecuencia”.
Después de generar tornados, golpeó Florida como una tormenta de Categoría 3, dejando a más de 3 millones de personas sin electricidad y causando graves daños al estadio de los Tampa Bay Rays, que albergaba a trabajadores de emergencia. La evaluación completa de los daños aún está pendiente.
Una temporada de huracanes inesperada e implacable
La temporada de huracanes 2024 ha sido impredecible y devastadora, incluso más allá de las previsiones iniciales. Comenzó inusualmente temprano con el huracán Beryl, un fenómeno de Categoría 5 que emergió mucho antes de lo esperado, lo que lo convirtió en uno de los primeros de tal magnitud en la historia. Después de Beryl, la temporada experimentó una pausa inesperada durante la etapa más activa en agosto y principios de septiembre. Emily Bercos-Hickey señaló la revista de análisis y opinión que esta pausa fue “bastante sorprendente, ya que esperaban un nivel de actividad mucho más alto durante esa época”.
A finales de septiembre, la actividad de huracanes volvió a aumentar con fuerza. Primero llegó el huracán Helene, que rompió récords de marejadas en Florida y dejó lluvias devastadoras tierra adentro. Posteriormente, se produjo una serie de tormentas nombradas en rápida sucesión, culminando con Milton, un huracán cuyo crecimiento explosivo dejó en claro que “las reglas climatológicas del pasado ya no se aplican”, según explicó Ryan Truchelut, meteorólogo de la consultora WeatherTiger en Florida, al medio norteamericano.
Cambios climatológicos y efectos en los Huracanes
Los expertos sugieren que los patrones tradicionales del clima han comenzado a cambiar, lo que resulta en temporadas de huracanes más erráticas y severas. Ryan Truchelut afirmó a The Atlantic que “hay una sensación onírica de irrealidad al vivir en estos tiempos”, destacando que la intensidad y el comportamiento de los huracanes parecen haber superado lo que solíamos entender sobre estos fenómenos. La rápida intensificación de Milton fue impulsada por temperaturas oceánicas récord, exacerbadas por el cambio climático, lo cual ha permitido que las tormentas se intensifiquen de manera más rápida y potente.
El Golfo de México, con temperaturas del agua casi 3 grados más altas que el promedio, proporcionó el combustible perfecto para que Milton alcanzara su fuerza máxima. Shel Winkley, meteorólogo y profesor en la Universidad Texas A&M, explicó a The Miami Herald que “el agua en la que Milton se desarrolló y luego se intensificó rápidamente era unas 400 veces más probable debido al cambio climático”. Este fenómeno de temperaturas extremadamente cálidas también contribuyó a que tanto Helene como Milton pasaran por una intensificación rápida, un fenómeno en el que la presión barométrica del huracán disminuye drásticamente en poco tiempo, aumentando su poder destructivo.
Florida ha enfrentado dos huracanes potentes en cuestión de semanas, llevando los recursos de respuesta a tormentas al límite. “Dos semanas no son suficientes entre dos tormentas importantes”, declaró Brian McNoldy, científico de la Universidad de Miami, a The Atlantic. Los residentes apenas comenzaban a limpiar los daños de Helene cuando Milton surgió, lo que ha complicado los esfuerzos de recuperación en la región.
Además, la temporada de huracanes de 2024, a pesar de tener menos tormentas con nombre de lo predicho, ha tenido un impacto significativo. Aunque los meteorólogos inicialmente pronosticaron entre 17 y 25 tormentas, hasta ahora solo han surgido 13, pero el daño y la devastación causados son notables. “Si observamos los impactos reales en lugar de las métricas generales, ha sido un año catastrófico”, señaló Brian McNoldy al mismo medio. Esto resalta la creciente imprevisibilidad de los patrones de tormentas en un clima cambiante.
Las predicciones para el resto de la temporada siguen siendo inciertas. Los meteorólogos aún vigilan varios sistemas en el Atlántico que podrían convertirse en tormentas nombradas. Con el calentamiento continuo del océano y los efectos acumulativos del cambio climático, el futuro de las temporadas de huracanes parece estar cada vez más lleno de incertidumbre y peligros crecientes.
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