Desde aplazar inversiones a considerar mudarse al extranjero, las empresas en Estados Unidos se preparan para más turbulencias económicas a medida que la campaña rumbo a la Casa Blanca entra en su recta final, con la aplicación de nuevos aranceles y promesas de aumentarlos.
El candidato republicano Donald Trump ha propuesto al menos 10% de aranceles a las importaciones y hasta 60% a los productos chinos, aumentando los gravámenes que ya impuso a Pekín y otros países durante su mandato.
De su lado, su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, trabaja para una administración que mantuvo en gran medida los aranceles de Trump y que el mes pasado aplicó un nuevo paquete de tarifas a unos 18.000 millones de dólares en productos chinos.
Para Robert Actis, cuya empresa de manufactura ha quedado atrapada en la escalada arancelaria, el futuro se ha visto «nublado» en los últimos cinco años.
Con Trump en el poder, Actis se enfrentó a los aranceles al acero y el aluminio, a la vez que luchó por encontrar proveedores alternativos de materias primas que no son producidas en el país.
A ello se sumaron recientes gravámenes de la gestión de Joe Biden.
«Estaría muy feliz de comprar a un productor estadounidense», dice Actis, quien importa alambre para fabricar mallas de estuco que se usan en la construcción, «pero no hay nadie que quiera hacerlo».
Su negocio fue exento de aranceles previamente, pero no todas sus solicitudes anuales tienen éxito. Y los costos adicionales se están trasladando gradualmente a los constructores de viviendas, explica.
Costos millonarios
Los aranceles estadounidenses pesan en varias industrias. La Asociación Estadounidense de Ropa y Calzado (AAFA) estima que los precios al por menor han aumentado del 5% al 10% anualmente desde 2020.
«Inicialmente nuestros miembros trataron de absorber algunos de esos costos reduciendo sus ganancias», dijo el vicepresidente de políticas de AAFA, Nate Herman.
Pero esto ha sido duro y condujo a aumentar los precios al por menor.
No queda claro si los aranceles a China han devuelto la producción a Estados Unidos, como Trump asegura, y al menos 14 fábricas textiles han cerrado en los últimos años, detalla Herman a la AFP.
Menciona como ejemplo, que algunos suéteres de acrílico ya no se producen localmente y ahora se requieren nueva maquinaria y trabajadores entrenados.
«La edad promedio en las fábricas ha pasado a los 50 años porque no podemos encontrar trabajadores que deseen trabajar en ellas», agregó Herman.
«Para una pequeña empresa como la nuestra eso significa millones de dólares» en costos adiciones, dijo Ray Sharrah, director general del fabricante de productos de iluminación Streamlight.
«Nosotros pagamos, nuestro exportador ayuda y en última instancia (paga) el consumidor», afirmó. «Ese es el problema con cualquier arancel».
Incertidumbre electoral
La incertidumbre se cierne a medida que se acercan las presidenciales del 5 de noviembre, pero las empresas prefieren la predictibilidad.
Una encuesta de septiembre que involucró a los bancos Richmond y Atlanta Federal Reserve determinó que 30% de las empresas pospusieron, redujeron o cancelaron planes de inversión debido a la incertidumbre electoral.
«Te impide la acción. Te impide invertir y generalmente crea un efecto que frena todo el desarrollo económico», dijo Sharrah.
Junto a sus socios ha intentado traer de vuelta al país la producción de uno de sus principales componentes, pero sin éxito. «Cuando gastamos tiempo reformulando la cadena de suministro, es tiempo que no usamos en hacer crecer nuestro negocio», observó.
Las empresas también buscan fuentes alternativas con «resultados mixtos», comenta Herman, quien cree que los negocios aumentarán sus importaciones ante la perspectiva de un aumento de aranceles, como ocurrió en 2018 cuando Trump emprendió una guerra de tarifas con China.
«Pero si se impone una tarifa global, ¿a dónde vas?», agregó.
Retórica vs. realidad
Las empresas esperan que los aranceles se mantengan al margen del resultado de las elecciones.
«Es probable que suban», predijo Actis, agregando que ha considerado trasladar su negocio al extranjero.
Pero es difícil predecir qué hará un candidato como Trump, porque mucho de lo que que hace «es grandilocuencia».
«Parece que los candidatos presidenciales quieren decir cosas que invoquen emociones», señaló Will Thomas, de Colonial Metal Products, estimando que a los productores solo les queda diversificar las fuentes de importaciones.
«Si todos esos productos no están ahí y sigues aumentado el costo de productos ¿qué pasa? Suben los precios, eso es inflación».
En el importador de accesorios para autos Trim Illusion, su presidente Colby McLaughlin se divide entre sus perspectivas como empresario y como ciudadano.
«No estoy en contra del arancel, mientras haya un plan o se ayude a las empresas a regresar las manufacturas» al país, agregó.
«Para mí, es la parte que no he escuchado».
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