Estados Unidos e Italia daban un paso al frente esta semana y reconocían a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, pero el Gobierno de Pedro Sánchez no tiene intención de hacerlo, pese a que el pasado 8 de septiembre facilitó al opositor de Nicolás Maduro su salida de Caracas y le dio asilo político una vez llegó a Madrid.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores no se pronunciaron sobre esta cuestión, pese a la insistencia de ABC. Tampoco respondieron ni para recordar la postura que el Gobierno adoptó tras las elecciones presidenciales en Venezuela del pasado 28 de julio, cuando Maduro controló todos los poderes del Estado, reprimió a la oposición y se autoproclamó vencedor, pese a que se había comprometido un año antes —en 2023, con los Acuerdos de Barbados— a garantizar unos comicios libres y justos en Venezuela.
Cuando Edmundo González llegó a España, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, afirmó que España «nunca» le iba a abandonar: «España no va a darle nunca la espalda, ni va a abandonar a Edmundo González ni a ningún venezolano». Desde entonces, han sido muchas las ocasiones en las que Albares ha dicho que el Gobierno siempre «ha sido muy claro» a la hora de definir una «línea roja absoluta» respecto a Venezuela, que pasa por el respeto a los derechos políticos, la libertad de expresión, la libertad de manifestación pacífica y la integridad física de los líderes políticos opositores.
Aun así, España no ha reconocido a Edmundo González como presidente electo, pese a que Italia rompió esta semana la línea que marca la UE en este asunto y su primera ministra, Giorgia Meloni, reconoció al líder opositor en una declaración conjunta que dio con su homólogo argentino Javier Milei en Buenos Aires. Un día antes, lo hacía Estados Unidos. Estos dos países seguían la estela de Ecuador, Panamá, Argentina, Uruguay y Costa Rica, que reconocieron a Edmundo González como presidente electo tras los comicios de julio.
«Decisión premeditada»
El hecho de dar asilo político a un opositor de Maduro pero no reconocerlo como vencedor de las elecciones, lejos de parecer una incongruencia que el Gobierno se afane por solventar, «retrata —según una fuente diplomática consultada por ABC— el trasfondo de una decisión premeditada»: «Mostrar sensibilidad hacia el pueblo venezolano sin tomar una decisión política» que supondría el distanciamiento entre los gobiernos de Sánchez y Maduro.
«Si España reconoce a Edmundo González pierde su cercanía con Maduro», explica la misma fuente; y eso es «algo que Sánchez no se puede permitir» porque el líder chavista «sabe demasiadas cosas» sobre «las actividades» del Ejecutivo español. Con todo, existe una fecha que en Exteriores valoran como la única posibilidad para reconocer a Edmundo González como presidente electo: el 10 de enero, cuando el líder opositor tiene intención de volver a Caracas para tomar posesión de su cargo.
La UE, «una excusa»
A la vista de lo que ocurra entonces, para no enfadar a Maduro, el Gobierno gana tiempo manteniendo lo que siempre ha dicho sobre esta cuestión: que seguiría el dictamen de la UE. Según ha señalado Albares en varias ocasiones, «la posición común» era que no se iba a reconocer su victoria. Además, los 27 consensuaron que no lo harían mientras no se exhibieran las actas y la oposición analizase los resultados.
Esto, según otra fuente de la Carrera Diplomática, «es una excusa» para evitar posicionarse en contra del régimen de Maduro, «con el que ha demostrado una estrecha sintonía» por los vínculos entre José Luis Rodríguez Zapatero y los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y vicepresidenta de Venezuela, respectivamente.
La postura de la UE, sin embargo, no le impidió a Sánchez romper el consenso para reconocer el Estado de Palestina.
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