La detención de un miembro de alto rango del Tren de Aragua marca otro golpe importante a las operaciones de la megabanda en Colombia y demuestra, una vez más, que la protección que recibía de las autoridades venezolanas desapareció.
El 15 de noviembre, la policía colombiana, en colaboración con el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de Venezuela, detuvo a Jeison Alexander Lorca Salazar, alias “Jeison Comino”, en el departamento colombiano de Santander.
Lorca Salazar era el segundo al mando de las operaciones colombianas del Tren de Aragua, según el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, y figuraba entre los 10 delincuentes más buscados de Venezuela, con una recompensa de US$50.000 por su captura en ese país.
Después de verificar su identidad con un dron, la policía lo capturó en una lujosa finca del municipio de Los Santos, donde pasaba el fin de semana.
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, anunció planes para agilizar la extradición de Lorca Salazar. Además, señaló la disposición de ese país de ayudar a desmantelar la influencia transfronteriza del Tren de Aragua “para que este peligroso delincuente sea puesto ante la justicia venezolana lo más pronto posible», según una publicación de la cuenta oficial del Ministerio Público de Venezuela en Instagram.
Esta es la última de una serie de capturas de miembros destacados del Tren de Aragua en Colombia en los últimos meses. En octubre, la policía colombiana arrestó a Eryk Manuel Landaeta Hernández, presunta mano derecha de Giovanny San Vicente, jefe de operaciones en Bogotá.
El 1 de julio, ocurrió la detención más importante vinculada al Tren de Aragua, cuando la policía capturó a uno de sus fundadores y principales líderes, Larry Álvarez Nuñez, alias “Larry Changa”, en el departamento colombiano de Quindío.
Las autoridades venezolanas han intensificado sus esfuerzos contra las bandas satélites del Tren de Aragua en su antiguo bastión del estado de Aragua, donde la banda operaba con relativa inmunidad. Este cambio se produjo en septiembre de 2023, tras la toma de la prisión de Tocorón, que había servido como centro de operaciones del grupo.
Análisis de InSight Crime
El gobierno venezolano ha dejado claro que el Tren de Aragua no puede seguir operando en la impunidad en su país de origen. La detención de Jeison Comino demuestra la voluntad de Venezuela de ayudar a las autoridades colombianas a garantizar que la banda tampoco encuentre refugio allí.
El Tren de Aragua, anteriormente protegido por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, se enfrenta a una presión cada vez mayor desde que las autoridades venezolanas se hicieron cargo de la prisión de Tocorón.
La exitosa expansión de la banda en Suramérica, particularmente en Colombia, Perú y Chile, generó presiones internacionales para que Maduro tomara acción. Al allanar la prisión —dirigida por los líderes del Tren de Aragua— Maduro trató de distanciar a su gobierno de las posibles acusaciones que lo señalarían de apoyar al grupo criminal transnacional.
Sin embargo, la cooperación de Venezuela con sus vecinos para atacar a la banda en el extranjero probablemente venga con algunas salvedades influenciadas políticamente.
Criticar el historial de derechos humanos de Maduro puede reducir las oportunidades de cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado, incluso cuando el grupo objetivo es considerado un enemigo.
Maduro se ha convertido en un paria entre la mayoría de sus vecinos en la región, por lo que probablemente querrá mantener una relación positiva con Petro. Ofrecer asistencia policial o de inteligencia sirve para reforzar la agenda interna del presidente colombiano, mientras que ayuda a Maduro a proyectar una imagen de cooperación.
Pero en otros países, la cooperación ha sido menos fructífera. Funcionarios de varios países, incluido Chile —que firmó un acuerdo de cooperación policial con Venezuela en enero de 2024— han dicho a InSight Crime que es difícil obtener información de sus homólogos venezolanos.
A medida que Chile y Perú continúen sus esfuerzos para combatir al Tren de Aragua, es posible que sus avances se vean obstaculizados por la compleja interacción entre las fuerzas de seguridad de Venezuela y sus dinámicas políticas.
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