“Ustedes saben que si no hacen lo que les digo me puedo poner feo”, anunció el militar asomado tras la reja del Centro Penitenciario de Yare III, donde se encuentran detenidos al menos 300 de los casi 2000 presos políticos detenidos en el contexto de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Por Crónica Uno
Ante la advertencia, las mujeres que esperan en el pasillo que funciona como entrada al penal. Dejan caer algunas lágrimas mientras se quitan los lentes, guardan sus teléfonos, se aseguran de no tener nada en sus bolsillos y rezan para que les dejen pasar cada cosa que llevan para sus hijos, esposos o padres.
Amedrentamiento a familiares de presos políticos
“Infundir miedo”, eso es el amedrentamiento según la Real Academia Española. Pero las mujeres que esperan cada 15 días el acceso para visitar a sus familiares, en penales como Yare III , lo definen de forma más pragmática: “es psicoterror”, “es una forma de demostrar que mandan”, “es una guerra psicológica, una embestida”.
En la víspera de las visitas, algunos días antes, comienza la trama con rumores de que los detenidos serán trasladados a un penal distinto en cualquier momento, de que es posible que suspendan los encuentros y las madres o esposas deban esperar 15 días más para ver a sus seres queridos.
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