El mantra de la administración entrante gira en torno a la paz y a la idea de Trump como el ‘gran estabilizador’ en un mundo caótico, violento y descontrolado. «Paz a través de la fuerza», dicen los republicanos recuperando un viejo lema de la Guerra Fría. El análisis de Rubio refleja bien el espíritu del cambio de régimen. «¿Cómo puede Estados Unidos promover la causa de la paz en la Tierra si no está seguro en su propio país?», se preguntó retóricamente.
El primer paso es Israel y Palestina. El siguiente, Ucrania y Rusia. «La guerra tiene que terminar», y para ello, afirmó, «ambas partes tendrán que hacer concesiones». El tercero, China e Irán. Pero además, desde el primer día, la frontera mexicana y las relaciones con sus socios. Rubio defendió la necesidad de una alianza como la OTAN, pero con la retórica de Trump sobre la necesidad de invertir más, gastar más en Defensa y cumplir lo prometido.
Nada sobre Cuba
El cambio en los intereses geoestratégicos de la primera potencia global quedaron de manifiesto muy pronto. En el pasado, un aspirante de origen latino para el puesto de responsable de la diplomacia (Marco, de familia cubana, es el primero de la Historia) hubiera implicado muchas preguntas sobre Cuba, y más cuando el día anterior Biden sacó al país de la lista de estados patrocinadores del terrorismo e hice concesiones adicionales a cambio de la liberación de cientos de presos políticos. Pero no fue el caso este miércoles.
La cuestión pasó casi desapercibida, a pesar de lo sensible del tema. Dijo que el país está «colapsando generacionalmente y económicamente» y criticó a Biden por aliviar las sanciones de la empresa controlada por los militares, pero se mostró más o menos abierto a la posibilidad de que el régimen se vea obligado a abrirse en los próximos años. «Espero que escojan esa vía para que sus ciudadanos disfruten de lo mismo que disfrutan el resto de ciudadanos de países libres».
Rubio era senador por Florida, un estado donde el lobby de los exiliados es tan fuerte que hasta el Partido Demócrata local criticó duramente la decisión de la administración. Y él mismo intentó impulsar legislación para que no se pudiera sacar a La Habana de la lista sin elecciones libres. Pero sus intereses están en la otra parte del globo, principalmente. Y en otro país latinoamericano: Venezuela. Aseguró que Nicaragua es «una amenaza para la seguridad nacional de EEUU» porque permite entrar a cualquiera a cambio de dinero y a los rusos tener bases navales.
Pero el mayor riesgo, para él, es Venezuela, «un país que no está dirigido por un Gobierno sino por una banda de narcotraficantes». Rubio criticó a Biden por «dejarse engañar» por Maduro, que ha logrado «miles de millones de dólares para sus arcas» gracias a empresas estadounidenses a pesar de haber incumplido sus promesas sobre «elecciones libres y justas». El futuro secretario de Estado denunció también que en Venezuela campan a sus anchas los rusos, que Irán está construyendo drones en fábricas con empleados locales y que el régimen «proporciona pasaportes legales pero ilegítimos a operativos de Hizbulá. Y todo eso en nuestro hemisferio», recalcó.