“El a veces está tranquilo, pero otras veces está triste y dice que quiere salir corriendo, que quiere jugar fútbol, que él no va a volver a ver. Qué por qué le paso eso a él. Yo en verdad no tengo palabras, ni con qué ayudarlo. Dice que su alegría es dormir, porque cada vez que él duerme ve la luz”, relata Adriana Parada, madre del joven Rufo. Así lo reseña panorama.com.ve
Por Judith Valderrama
Hoy la luz que ve el adolescente solo aparece en sus sueños, por eso su estado preferido es dormir, según cuenta su madre Adriana Parada, “Él dice que cuando duerme es feliz porque ve la luz y eso me entristece, como madre me entristece. ”
-¿Comparte con amigos, lo visitan, qué hace Rufo ahora?
Rufo comparte una habitación con el resto de su familia, porque no hay más espacio en la vivienda. Antes del accidente donde los dos funcionarios de la Policía del Táchira lo dejaron ciego, dormía en una colchoneta en el piso, pero le donaron un colchón y su madre espera conseguir recursos para comprarle una cama propia al adolescente.
Cuenta Adriana Parada, que su hermanita de tres años de edad se sorprendió al ver a su hermano en el estado que regresó a la casa, “dijo que al niño le habían puyado los ojos y lo habían inyectado”.
En estos momentos, relata Adriana Parada, que su hijo, lo que hace es escuchar música porque no puede hacer más nada, “y la música le encanta demasiado. Quiere seguir arreglando sus computadoras, estar metido en eso y en los teléfonos”.
“Él va a volver a ver”
Las esperanzas son muchas, a dos semanas de perder sus dos ojos, la madre de Rufo afirma que su hijo sueña con volver a ver: “si, si, si sueña con eso. Y yo le doy la fuerza a él, porque si va a volver a ver, aunque sea borroso, que importa. Pero algo le permitirá que vea la luz”.
En la tragedia donde Rufo perdió sus ojos, perdieron los dos cilindros del gas doméstico y cocinaban con un cilindro prestado por los vecinos, “esos señores se presentaron en estos días, que por cierto le pido disculpas… pero mejor no, no debería pedirle disculpas, me da rabia que después de que a mi hijo le pasó lo que le pasó, ahí sí empezaron a llevar gas a todo lo que fue el barrio. A llevarle a todo el mundo. A nosotros nos llevaron dos bombonas porque nos la robaron en ese momento e igualitico se le recibieron, porque no teníamos bombonas. Pero salí y les recordé que el país no necesita que cada día caiga una persona, sea abaleado o muerto, o pierda los ojos como los perdió mi hijo por salir a manifestar por una bombona de gas, que el trabajo de ellos es suministrarle el gas a todos quienes lo necesitan, no estar cocinando con leña, porque si se tiene una cocina eléctrica se va la luz”.
Las necesidades económicas de la familia de Parada Chacón les hace más cuesta arriba las cosas, porque son una familia promedio venezolana, una nación con una pobreza que alcanza el 90 % de su población.
“Le regalaron un aire acondicionado que viene de la capital y podría estar llegando en los próximos días y así le acondicionaremos un espacio”.
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