Hacen caso omiso al informe Bachelet que señala que la crisis comenzó antes de las sanciones. No oyeron al exministro Jorge Giordani que advirtió en 2013 que luego del extraordinario gasto –al extremo- para elegir al moribundo Hugo Chávez en 2012, había que redimensionar la estrategia para no seguir presionando al máximo las variables económicas. A Giordani lo botaron. No escucharon al expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez, cuando planteó en 2015 un plan de ajuste. A Ramírez lo purgaron. Sirva estos dos ejemplos como referente de que la advertencia estaba adentro, en el propio chavismo.
Por Juan Carlos Zapata – Konzapata
Las alertas externas sobran, alertas que provenían del BID, el FMI, el Banco Mundial, Fedecámaras, Conindustria y de firmas especializadas. Pero no oyeron. Ramírez ha escrito que el grupo en el poder fracasó por corrupto, incapaz y ambicioso. Un grupo que no ha construido nada, que no ha colocado ni siquiera un ladrillo, no podía manejar un país. Pero Diosdado Cabello, Nicolás Maduro y todos insisten en hablar de las sanciones. La culpa es de la guerra económica, primero. Ahora son las sanciones.
“La Unión Soviética colapsó no por sanciones extranjeras”. Esto lo dijo Anton Siluánov, primer vicepresidente del gobierno de Rusia y ministro de Finanzas. “La URSS colapsó debido a una «política económica y financiera irresponsable» que el liderazgo del país persiguió en los últimos años de su existencia”. Esto se lee en diario Sputnik, que recoge las declaraciones del ministro dichas en otro medio ruso. ¿Lo sabe Maduro?
Estas palabras deben ser leídas por Maduro, por Cabello, por los ministros de la Economía, que insisten en el tema de las sanciones, y de allí no los saca nadie. Por el contrario, ya parecen estar preparándose para un periodo especial como el que padeció Cuba luego del colapso de la Unión Soviética. Según Cabello, en Cuba la gente resistió gracias a la conciencia revolucionaria y socialista. En Venezuela pasará lo mismo.
“Las restricciones externas que se impusieron a la Unión Soviética no desempeñaron ningún papel”, dijo Suliánov. Paradójicamente, “la URSS colapsó cuando las principales barreras económicas y las sanciones comenzaron a levantarse, durante el período de la perestroika”. El ministro apunta que a pesar de todos es posible trabajar en un entorno de sanciones. «Las sanciones, por supuesto, dificultan el desarrollo económico. Reducen las tasas de crecimiento, despojan de ingresos adicionales a los ciudadanos. Pero es posible y necesario trabajar bien en estas condiciones».
Pero eso no ocurre en Venezuela con el régimen de Maduro, puesto que la crisis empeora, y de crisis humanitaria, pasa a ser una catástrofe, una tragedia humanitaria. El informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, apunta en ese sentido.
Siempre se recuerda que el presidente Vladímir Putin acuñó la frase de que la caída de la Unión Soviética es la peor catástrofe geopolítica de la historia. Más de 25 millones de soviéticos tuvieron que abandonar el país. Hay una línea paralela con Venezuela. El éxodo. Más de 5 millones de venezolanos han huido del país. La directora del FMI, Christine Lagarde, ilustró la situación con esta frase: Venezuela es la historia más triste del continente. Lo dijo hace un año, y hace un mes el Banco Central de Venezuela publicó índices y cifras económicas –índices y cifras oficiales- que confirman el desastre. El mayor desastre de la región. Que por dimensión, equivale a lo dicho por Putin.
El ministro ruso no hace más que confirmar lo que ya había expresado también Putin en 2015. Que las causas del colapso eran internas. Pero Putin hacía la salvedad de la infraestructura que se había montado en aquel vasto imperio, y sobre ella se comenzó a trabajar la recuperación de Rusia. Pero en Venezuela, el chavismo no ha dejado empresa intacta, comenzando por la destrucción de Petróleos de Venezuela, PDVSA, siguiendo con las empresas básicas de aluminio, hierro, por el sistema eléctrico, por las tierras que no producen, por las vías deterioradas, por las compañías que fueron estatizadas y hoy están paralizadas. Nada más ayer decía el presidente de Fedecámaras que en 20 años han desaparecido 370.000 empresas, el 60% de las que operaban en 1999, cuando llegó Hugo Chávez al poder.