En una pequeña sala cercana a una de las entradas del Hospital Psiquiátrico de Lídice, localizado en el oeste de Caracas, un grupo de enfermos esperan en fila para que les entreguen un vaso con avena y la medicina de la noche. Eso es lo que cenan a diario los internos. Carolina Ross, una de las enfermeras más veteranas del lugar y encargada del turno nocturno, dice con resignación que a pesar de todos los años que lleva trabajando en el lugar jamás había visto algo similar: «Teníamos carencias en muchas cosas, pero todo funcionaba». En su desesperación, llega a decir que «hasta los pocos medicamentos que nos quedan están caducados», pero están atados de manos porque no tienen nada más que suministrar a los enfermos. «No es justo ver esto», repite.
Así lo reseña abc.es / Jorge Benezra
«El Manicomio de Caracas» como popularmente se le conoce, es una institución de 117 años de historia que hasta hace poco servía como centro para la especialización de los médicos. Ahora se encuentra en total abandono. En el país existen una docena de psiquiátricos en los que se repite el mismo cuadro critico.
Los pacientes con patologías crónicas los mantienen encerrados por la falta de sedantes. No hay distinción entre hombres y mujeres. Los enfermeros solo los pueden controlar mientras estén en sus celdas. «Aquí tenemos en la zona de mujeres, a una paciente que mató a su compañera de habitación en medio de una crisis por no tener medicación», dice una enfermera que prefirió no revelar su identidad.
Los médicos tratan de no recibir a más pacientes para el área de hospitalización, ya que solo quedan treinta camas a pesar de tener capacidad para 200. Los últimos internos en llegar fueron remitidos del psiquiátrico rural de Macaira, ubicado en el estado Guárico, a tres horas de la capital, porque fue clausurado por falta de recursos.
La necesidad ya no es únicamente de medicamentos o de personal, los servicios básicos también escasean cada vez con más frecuencia. ABC pudo entrar al Psiquiátrico con ayuda del personal durante la noche y constató el deplorable estado de este centro asistencial que no tiene cómo hacer frente a la crisis eléctrica, ni a los recurrentes cortes de agua que les obliga a tener bidones de agua almacenados para limpiar. Sin embargo, no cuentan con ningún tipo de producto de limpieza esterilizante. El interior se encuentra casi que totalmente a oscuras. Allí se convive entre roedores, cucarachas y desechos que han desatado severas infecciones.
Falta de insumos médicos
José Gregorio Martínez, 53 años, fue trasladado del psiquiátrico inhabilitado en Guárico a Caracas, pero murió como consecuencia de un callo en su pie que no fue atendido a tiempo y le ocasionó una gangrena que ya le había inducido a la amputación de tres dedos. El personal del hospital alertó a los medios locales de la situación crítica del hombre, pero ni la dirección del hospital, ni el Ministerio de Salud se personaron. En su lugar, enviaron a civiles armados afectos al Gobierno para amedrentar a los trabajadores. Días después Martínez falleció.
Marco Zavarce, 47 años, es otro paciente infectado que necesita ayuda inmediata. Tiene una gran herida en su espalda por donde brotan gusanos. «No tenemos nada con qué atenderlo y debe ser trasladado inmediatamente, si no correrá la misma suerte que su compañero», asegura Peter Contreras, auxiliar de terapia ocupacional.
Contreras lleva más de tres décadas trabajando y cobra un sueldo básico de 60.000 bolívares, que al cambio representa unos cinco dólares al mes. A pesar de su mísero salario asegura que le gusta su trabajo: «Nosotros somos la voz de aquellos que no tienen cómo defenderse. Los pocos trabajadores que quedamos aquí tenemos muchos años en esto y lo hacemos por vocación».
Los estantes donde guardan los medicamentos están casi vacios, solo quedan algunas cajas pero con la fecha de caducidad superada.
La Red Nacional de Médicos (Médicos por la Salud), autores de la Encuesta Nacional de Hospitales, denunció que la falta de insumos y medicamentos se ha cobrado la vida de al menos 1.557 pacientes en centros asistenciales. La cifra publicada por la red de médicos corresponde al periodo comprendido desde el 19 de noviembre de 2018 y el 9 de febrero de este año.
Abandonados por la familia
La mayoría de los enfermos mentales del Psiquiátrico de Caracas fueron abandonados por sus familias y ahora dependen del Estado para vivir. «Esta especialidad de la salud es la gran olvidada por los gobiernos porque los pacientes con enfermedades mentales no votan», dice Robert Lespinasse, expresidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría. Añade que «a la salud mental solo se le otorga el 1% del presupuesto anual de salud y en tiempos de hiperinflación no alcanza para nada».
Lee también: Henkel García: La dolarización no tiene vuelta atrás, el venezolano ya no confía en la moneda local
Nicolás Maduro en 2015 prometió mejorar las condiciones de los sanatorios del país: «Todos los hospitales los vamos a recuperar y los vamos a equipar a máximo nivel». Pero todo quedó en discurso y en achacarle la responsabilidad a la «guerra económica». La mayoría de los centros de salud públicos están colapsados o cerrados.
Lee también: Ledezma: La tragedia eléctrica de Venezuela es dramática, otro apagón está a la vista y es inevitable
Los psiquiátricos solo atienden a una pequeña población de enfermos. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Salud en 2013 señalaron que había 23.630 pacientes psiquiátricos en los hospitales públicos, pero para 2015, la cifra descendió a 5.558. Hoy nada se sabe de las estadísticas debido a que el Gobierno se autocensura y niega la situación.
Con información de La Patilla