El violento estado de Ceará, en el nordeste de Brasil, sufre desde hace diez días una nueva ola de ataques urbanos comandados desde las prisiones, con incendio de vehículos y comercios, que han dejado casi 150 detenidos, informaron este lunes las autoridadades.
Desde el 21 de septiembre hasta este lunes, «147 personas fueron detenidas por participar en actos criminales» en varias ciudades del Estado, principalmente en su turística capital Fortaleza, indicó la Secretaría de Seguridad Pública y Defensa Social de Ceará en un comunicado.
Según las investigaciones, los ataques son comandados por «líderes que están en las cárceles», dijo el jueves la Policía Federal, tal como ocurrió a inicios de enero pasado, cuando una ola de ataques obligó a desplegar 300 efectivos de la Fuerza Nacional para reforzar la seguridad en el estado.
Actualmente, la Policía Civil y la Policía Militar están desplegadas para «identificar y capturar a los involucrados» en al menos 113 ataques registrados en los últimos días en Fortaleza y su periferia, además de otras ciudades como Jucás y Canindé, precisó la Secretaría.
En enero, las principales bandas rivales de Ceará se aliaron tras las rejas para orquestar explosiones e incendios de viaductos, bancos, torres eléctricas y autobuses, entre otros, ante el endurecimiento de medidas de seguridad dentro de las prisiones por orden del gobernador Camilo Santana.
Durante las primeras semanas de ese mes, las autoridades contabilizaron más de 200 ataques en 43 ciudades de Ceará y más de 330 personas detenidas.
«No vamos a retroceder un milímetro para combatir el crimen organizado en Ceará. La posibilidad de flexibilizar el sistema de prisiones es cero», reiteró la semana pasada el gobernador Santana ante la nueva ola de violencia en este estado costero de nueve millones de habitantes.
Desde la semana pasada, más de 250 presos fueron transferidos a otras cárceles, incluidos los «líderes criminales» encarcelados, enviados a prisiones federales, de máxima seguridad, indicó el ministerio de Justicia.
Brasil tiene la tercera mayor población carcelaria del mundo, por detrás de Estados Unidos y China, con casi 730.000 reclusos en 2016. Los centros penitenciarios sufren altos niveles de hacinamiento y son a menudo escenario de brutales enfrentamientos entre bandas criminales.
AFP
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