No hay datos globales, pero el reciente informe Somos Noticia 2018 presentado por el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap) da cuenta de que hay, en medio de esta crisis humanitaria compleja, una tendencia al alza de los suicidios en niños, niñas y adolescentes (NNA).
Por Mabel Sarmiento / Crónica Uno
El psicólogo Abel Saraiba citó que en 2014 se registraron 11 casos; 14 en 2015; 17 en 2016, 34 en 2017. En 2018 no se tienen datos globales. “Pero la tendencia es al alza”.
A esa conclusión llegan cuando revisan los datos recopilados para el informe y, además, porque desde el Servicio de Atención Psicológica (SAP) de Cecodap han visto que los niños, niñas y adolescentes están sufriendo un impacto emocional que, dicho sea de paso, es ignorado por el Estado venezolano.
El SAP se creó en 2017 en medio de las protestas que se desarrollaban por todo el país. Y lo que han visto sus desarrolladores es que 50 % de las familias va a consulta por conflictos internos y por el empleo de castigos físicos y humillantes.
Otro dato relevante es que 28 % pide ayuda psicológica porque tiene alteraciones en el estado de ánimo, lo que redunda en el agravamiento de las condiciones de vida.
Saraiba, quien habló sobre la afectación de la salud mental en medio de la crisis, destacó que en los padres hay altos niveles de estrés y pocos espacios de formación en estrategias de crianza no violenta.
Entre las cifras que reflejan las dificultades de crecer en Venezuela están las que destacan que 1 de cada 4 niños atendido por el servicio reportan alteración del estado de ánimo y que en 2018 se atendieron 5 casos con ideación suicida y presencia de autolesiones. “Si se compara con 2017, solamente en este servicio se han recibido 4 veces más casos en relación con el Área Metropolitana de Caracas”, apuntó el psicólogo y también coordinador del programa Creciendo sin Violencia de Cecodap.
No menos preocupante fue cuando habló de los niños dejados atrás: 849.000 en 2018.
Son pequeños que han perdido el contacto con su familia. “28,3 % de los migrantes deja al menos un niño atrás. 8 % de los casos atendidos por el SAP corresponden a esta problemática, siendo el tercer motivo de consulta del servicio”.
La salud mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
Con las deficiencias nutricionales, la falta de educación, las pocas oportunidades de recreación y los pocos espacios acordes para el deporte, la salud mental se ve afectada. Y en Venezuela eso se traduce en depresión, altos niveles de ansiedad y en lo que comenta Saraiba acerca de una ideación suicida y la presencia de autolesiones.
De enero a diciembre de 2018, Cecodap registró 516 consultas y atendió 186 casos. “Lo peligroso es que el Estado brilla por su ausencia y deja a los niños a la deriva”.
Niños en crisis
El «Informe especial sobre derechos para el Desarrollo de niños, niñas y adolescentes en Venezuela, 2018» —su título completo— abarcó tres aspectos: Realidad de Fe y Alegría, capítulo Educación que fue presentado por la profesora Norelbis Aguilar; el derecho a la salud, datos expuestos por la doctora Enriqueta Sileo, de la Academia Nacional de Medicina; y el derecho a la Salud Mental, que fue presentado por Abel Saraiba.
En materia de salud en general, la doctora Sileo también describió la vulnerabilidad de los NNA en medio del contexto de la crisis humanitaria.
Tanto es así que, apoyándose en una cifra de la Encovi-2018, dijo que la esperanza de vida del venezolano registra una caída de 3,5 años. No solo por la desnutrición, sino además por la falta de acceso a coberturas de vacunación, tratamientos y planes preventivos de salud.
Y eso se ve con noticias como la del 30 de junio de 2018, momento en que Venezuela perdió su estatus de ser un país libre de sarampión al registrar 5668 casos, que aumentaron a 5779 acumulados para todo el 2018.
La mortalidad por difteria no se queda atrás. Los datos de la doctora Sileo muestran un incremento de 45,63 % al comparar los casos con 2017.
2018 fue el de peor impacto de la epidemia de difteria en Venezuela. En el país la salud retrocedió 29 años de avances y, más específicamente, con los casos de poliomelitis, siendo los sectores más vulnerables los de extrema pobreza”.
Citó igualmente los casos de malaria. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Venezuela es responsable del 53 % de los casos de malaria, seguido por Brasil. Casi medio millón de registros se contabilizaron en 2018.
Educación forzada
En educación el panorama no es nada alentador. La profesora Norelbis Aguilar, coordinadora de Fe y Alegría, dio un balance de la situación en esta red: la asistencia rutinaria a clases en el año escolar 2017-2018 no fue posible. En todas las regiones los estudiantes faltaron a sus actividades académicas por escasez de comida, falta de transporte público y la salida de padres o responsables fuera del país, entre otros motivos.
Habló de que en la zona de occidente la asistencia de los alumnos de preescolar inició con 80 % de la población estudiantil, pero en enero disminuyó a 47 % y a partir del tercer lapso, llegó a 33 %. “Luego eso varió en positivo cuando el plantel recibía el despacho de la Corporación Nacional de Alimentación Escolar (CNAE)”.
En los sectores Caracas-Vargas la asistencia de los alumnos a las aulas de clases rondó 72 % y la inasistencia escolar fue de 28 %. Septiembre de 2017, enero y julio de 2018 fueron los meses donde se registró mayor ausencia en los salones.
Respecto a la matrícula de la zona oriental del país, el margen de ausencia se ubicó en 30 %. “Esto significó que de un total de 15.368 estudiantes asistieron regularmente a clases un promedio de 10.737, mientras que 4631 alumnos tuvieron una marcada ausencia en los salones de clases».
Entre las estrategias para reducir la inasistencia en esta región se hicieron visitas a los hogares de los alumnos para establecer acuerdos con sus representantes y garantizar su presencia en el aula, comentó la educadora.
Mientras que en el estado Miranda se reportó que entre los meses mayo, junio y julio las inasistencias oscilaron entre 20,8 % y 23,50 %. Entre las causas citó la escasez de efectivo para el pago del pasaje, poca presencia de unidades del transporte y la falta de alimentos.
En el año académico 2017-2018 el Programa Escuela de Fe y Alegría dio atención educativa a 109.441 NNA en los 176 planteles que tiene la organización en todo el país.
En los planteles de Fe y Alegría de Guayana en promedio fueron efectivos 184 días hábiles de clases. Los días en que hubo suspensión de actividades por causas internas (entre tres y nueve días) se debió a la realización de asambleas pautadas en cada inicio de lapso con el personal, más las jornadas de formación y de primeros auxilios pedagógicos.
Como causas externas se identificó la toma de 21 planteles en diciembre de 2017 por parte del Plan República durante las elecciones de gobernadores ese año. Otro factor que fue motivo de interrupción de clases fue la continua falta de agua, lo que generó averías en los baños de las instituciones. El cierre de vías públicas en muchos casos impidió la llegada del personal y de los estudiantes a los planteles. Estos eventos restaron entre 9 y 20 días efectivos de clases.
Lo grave de todo es que hubo, en el periodo escolar 2017-2018, un total de 2607 niños, niñas y adolescentes que no culminaron sus estudios.
En el nivel de media general y técnica se retiraron un total de 1125. En todas las zonas hubo deserción, salvo en oriente, en donde hubo el incremento de 10 alumnos en el transcurso del año académico.
Aguilar se refirió a que durante ese período escolar Fe y Alegría realizó en sus 174 escuelas una evaluación del estado nutricional de sus estudiantes a través de los tamizajes y la medición antropométrica para identificar el estatus de salud.
En la zona Caracas-Vargas hubo un descenso en la cantidad de estudiantes con sobrepeso, obesidad y desnutrición crónica. Sin embargo, informó que se observó un aumento considerable de la cantidad de estudiantes con desnutrición aguda a 4,8 % con respecto al 2,5 % que se registró en el período anterior.
En el occidente del país, en los 25 planteles estudiados se reportó algún tipo de desnutrición o riesgo nutricional. En la escuela La Chinita, por ejemplo, 56 estudiantes presentaron desnutrición crónica, 58 aguda y 153 estaban en riesgo de desnutrición aguda.
En la zona Guayana en 17 planteles hay un total de 1582 NNA en riesgo de desnutrición, 540 con desnutrición aguda y 600 con desnutrición crónica.
La profesora Aguilar también presentó datos como que en los planteles con los que cuenta Fe y Alegría para 2018 hubo un total de 797 vacantes, incluso en cargos administrativos y obreros.
En conclusión, los tres especialistas pidieron que se visibilice la situación de salud mental de los niños, niñas y adolescentes, generar estadísticas nacionales, identificar capacidades instaladas de atención, generar un plan de atención nacional en salud para NNA y sus familias, mejorar las condiciones de atención en salud mental, fortalecer procesos de formación a profesionales de la salud en contextos de emergencia humanitaria y desarrollar campañas de prevención.
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