El primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, asistió este viernes a la perforación de un pozo de petróleo en Cuba, un proyecto conjunto que simboliza la reforzada alianza entre estos dos países en un momento de fuertes presiones de Estados Unidos para restringir el suministro a la isla caribeña.
Medvédev presenció el comienzo de la perforación horizontal del pozo, del que se espera extraer crudo y gas, en el nuevo complejo de producción de petróleo de Boca de Jaruco, situado en la provincia de Mayabeque a unos 43 kilómetros de La Habana, informaron medios estatales cubanos.
Se trata de un proyecto conjunto entre la empresa petrolera estatal rusa Zarubezhneft y la corporación Unión Cuba-Petróleo (CUPET), propiedad del Gobierno cubano.
El evento del viernes, al que no se dio acceso a periodistas extranjeros, fue el último en la agenda de dos días del jefe de Gobierno ruso en Cuba, donde fue recibido con gran expectación en un momento en el que la isla pasa por una grave crisis energética al haberse interrumpido parcialmente las llegadas de combustible.
Esta crisis ha causado efectos visibles en todo el país, como gasolineras vacías o con largas colas, restricciones de transporte por carretera y ferroviario o modificación de horarios escolares y laborales, así como diversas medidas para reducir el consumo eléctrico.
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Cuba culpa del problema a la Administración estadounidense de Donald Trump, a quien acusa de imponer un bloqueo ilícito a los petroleros procedentes de Venezuela -su principal proveedor- y de presionar a las navieras de todo el mundo para que no suministren crudo a la isla.
Washington, por su parte, justifica el aumento de la presión a Cuba en el supuesto apoyo político y militar de La Habana al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, un régimen que también tiene el respaldo de Moscú. El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, pidió a Estados Unidos apoyo para evitar el “chuleo” del petróleo venezolano, que es entregado a la isla con fuertes subsidios.
Medvédev, que se reunió en la víspera con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, se alineó con este en su condena a las sanciones unilaterales de EEUU y en su petición de levantar el embargo que impone a Cuba, endurecido por Trump en los últimos meses con medidas para cortar la entrada de divisas al país comunista.
Aunque Díaz-Canel aseguró haber transmitido a su interlocutor ruso la gravedad de la actual crisis energética, no se produjo el esperado anuncio de que Moscú se comprometa a solucionar la crisis de combustible cubana con envíos adicionales de combustible.
Con la llegada al poder de Raúl Castro en 2008 -aunque era gobernante interino desde 2006 por la enfermedad de su hermano Fidel-, Cuba y Rusia reimpulsaron su relación bilateral para recuperar la estrecha cooperación que mantenían antes de la desaparición de la URSS en 1991, con la firma de nuevos acuerdos de cooperación económica.
Rusia es hoy uno de los diez primeros socios comerciales de Cuba, con un aumento de los intercambios de un 34% en 2018 y una estimación de apenas $500 millones este año, cifra récord que sin embargo queda aún muy lejos de las ingentes ayudas que durante décadas envió a La Habana la hoy extinta Unión Soviética, valoradas en más de $65,000 millones en 30 años.
EFE
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