El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha convocado este miércoles en La Moncloa a los tres líderes de los grandes partidos “de la oposición”, según la descripción del Ejecutivo: Pablo Casado (PP) Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos).
Los tres han sido citados por separado para afrontar la situación en Cataluña. Casado ha sido el primero en verse con Sánchez, a las 12.30. El presidente le ha comunicado que «no descarta ningún escenario», aunque no se ha tomado ninguna decisión aún, y ha agradecido la disponibilidad del líder del PP, según fuentes del Ejecutivo. Ya por la tarde se ha reunido con Pablo Iglesias y le ha trasladado el mismo mensaje que a Casado. El presidente en funciones le ha pedido a Iglesias unidad en torno a las decisiones que tome el Gobierno sobre el conflicto catalán.
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Sin embargo, el líder del PP ha comparecido después de la reunión en un tono muy duro contra el presidente, diferente al que usaba en los últimos días. Casado ha dicho que a Sánchez «le ha sobrepasado la imprevisión». El líder del PP ha pedido al Ejecutivo que ponga en marcha una batería de acciones, entre las que destaca el envío al president de la Generalitat de un requerimiento, como paso previo a la aplicación del artículo 155 en Cataluña, una medida que supondría la intervención de la autonomía, y la aplicación inmediata de la ley de seguridad nacional. El Gobierno no descarta nada pero de momento no cree que se den las condiciones para tomar esas decisiones.
Casado ya había pedido que se aplique ya la Ley de Seguridad Nacional, pero Sánchez aún no ha dado ese paso porque entiende que la colaboración entre los Mossos y la Policía está siendo impecable. Esa medida estaba prevista en caso de que los Mossos no fueran capaces de controlar la situación o no funcionara la coordinación, han señalado fuentes del Gobierno en los últimos días. El Ejecutivo no la ha descartado en ningún momento.
El Ejecutivo insiste en el mensaje que envió la noche del martes: “Una minoría está queriendo imponer la violencia en Cataluña y quebrar la convivencia. El independentismo tiene que condenar firmemente esa violencia». Tanto la ministra portavoz, Isabel Celaá, como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, han pedido públicamente que el president de la Generalitat, Quim Torra, condene los incidentes.
La consejera de Presidencia, Meritxell Budó, ha pedido «aislar a los violentos» de las «manifestaciones pacíficas del independentismo». «Estas actitudes, estas imágenes, son las que quieren presentar como la realidad del independentismo, y el independentismo nunca se ha movilizado masivamente de esta manera», ha advertido en una entrevista este miércoles en TVE recogida por Europa Press.
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Sánchez ya hizo una ronda de llamadas con los tres líderes el lunes, tras conocerse la sentencia. Ahora, tras los disturbios de la noche de este martes, el Gobierno ha endurecido el tono y ha decidido dar el paso a celebrar reuniones bilaterales. La que marcará la pauta será la de Casado. Además del envío del requerimiento previo a la aplicación del artículo 155, el líder del PP también ha pedido aplicar la Ley de Seguridad Nacional para que Torra no esté en ningún momento en la cadena de mando de la Seguridad e Interior de Cataluña o que la Fiscalía actúe de inmediato frente al presidente del Parlament o el propio Torra «por incitar al desorden público y la desobediencia» y contra los CDR y el Tsunami Democrático, promotor de las protestas del Prat del lunes.
La última vez que fue a La Moncloa, como deferencia hacia su papel de jefe de la oposición, el Gobierno le ofreció para comparecer la sala principal, donde suelen intervenir el presidente y los ministros, mientras que dejó para Rivera e Iglesias la pequeña.
Mientras, el president Torra se ha reunido a primera hora con la cúpula del Govern para analizar los disturbios en toda Cataluña y, especialmente, en Barcelona, donde el centro de la ciudad se transformó este martes en una batalla campal que ha terminado con 125 heridos, entre ellos 57 mossos y 27 policías nacionales, según fuentes policiales. Tras el encuentro estaba prevista una rueda de prensa con el consejero de Interior, Miquel Buch, que se ha cancelado.
«Es evidente que no estamos ante un movimiento ciudadano pacífico, sino coordinado por grupos extremistas que utilizan la violencia en la calle para romper la convivencia en Cataluña”, señala el último comunicado del Ejecutivo. “Manifestamos nuestro profundo reconocimiento a todos los cuerpos de seguridad que están velando por mantener el orden y la convivencia en Cataluña y enviamos un caluroso mensaje de apoyo a todos los que han resultado heridos, mossos y policías nacionales», añade. Dolores Delgado, titular de Justicia, ha trasmitido «un llamamiento a la no violencia, pero un llamamiento serio». La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, ha reconocido el derecho a la manifestación pero no así a «cortar las vías de comunicación ni altercados violentos como los que vimos ayer».
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El Gobierno asegura que «garantizará la seguridad y la convivencia en Cataluña», y recuerda que, «si es necesario, actuará desde la firmeza, la proporcionalidad y la unidad”. Este último aviso indica que todas las opciones están encima de la mesa, como dijo el presidente, desde la Ley de Seguridad Nacional hasta aplicar el artículo 155 de la Constitución, pero de momento La Moncloa ha optado por una estrategia gradual que tiene también un fuerte componente político porque la precampaña electoral ya está en marcha.
Como avanzaron tanto el Ejecutivo como el PSOE en las últimas semanas, una vez se conociera la sentencia la campaña quedaría monopolizada por este asunto y el presidente ocuparía la centralidad. Sánchez y su equipo están pidiendo a la oposición que apoye al Gobierno en un momento así, tratando de achichar el espacio a los demás partidos para buscar diferenciarse en un momento clave a poco más de tres semanas de las elecciones. Casado, sin embargo, ha demostrado desde el primer momento que está dispuesto a diferenciarse. Y aún le toca el turno a Rivera, que en los últimos días ya fue más duro que el líder del PP. El PSOE, a través de José Luis Ábalos, su secretario de organización, ha pedido a los demás partidos que no hagan «electoralismo» con este asunto. Lo cierto es que la crisis catalana, como se esperaba, ha entrado de lleno en la campaña electoral y cada uno se coloca frente a ella en función de sus estrategias.
Con información de El País
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