Economistas e investigadores respaldan la política social del Plan País, destacando que su propuesta de ofrecer transferencias directas a los venezolanos más necesitados permitirá atender de manera eficiente y transparente la emergencia humanitaria compleja y la inseguridad alimentaria provocada por el régimen de Nicolás Maduro.
“La literatura indica que las transferencias directas no solo pueden jugar un rol en reducir paliativamente la pobreza de ingresos, sino que también pueden promover la autonomía económica (y social) y la autosuficiencia”, indica el economista Douglas Barrios, investigador de la Universidad de Harvard.
El Plan País, acuerdo impulsado por la Asamblea Nacional y las principales fuerzas de la sociedad civil, recoge 106 acuerdos que atienden 16 áreas estratégicas para el desarrollo de la República. Allí se incluyen medidas concretas para la transformación de Venezuela, empoderar a los ciudadanos, desmontar los controles de la economía, fortalecer el empleo, promover al sector privado y combatir la pobreza y la desigualdad.
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El documento, ya disponible en la página PlanPaisvzla.com, establece que en el marco de la nueva política social “se sustituirán los esquemas de subsidios indirectos, ineficientes y regresivos” como los CLAP por “subsidios directos, eficientes y progresivos”. Agrega que “esta política se implementará con apoyo de mecanismos tecnológicos y de información que permitan identificar adecuadamente a los sectores de la población que se verán beneficiados por estos subsidios”.
Apoyándose en los resultados arrojados por estudios académicos independientes, Barrios resalta que las transferencias directas registran “impactos estadísticamente significativos” en temas como niveles de pobreza, desigualdad, gasto en alimentación, ausentismo escolar, desarrollo de habilidades cognitivas, uso del sistema de salud, diversidad alimenticia, ahorros, acceso al sistema de financiero y a insumos agrícolas, y microemprendimientos.
Los beneficios de las transferencias directas también influyen en la reducción del empleo infantil y del abuso doméstico, el aumento del poder de decisión de la mujer en el hogar y el uso de anticonceptivos, de acuerdo con diversos informes sobre la materia.
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“Facilitar las condiciones para que se puedan generar millones de empleos de calidad, desarrollar miles de emprendimientos y recuperar estructuralmente los servicios debe ser un eje central del Plan País. Pero en el contexto de la emergencia humanitaria, un esquema de transferencias directas bien diseñado e implementado puede ser una respuesta rápida que tenga muchas externalidades positivas sobre la pobreza y la autodeterminación de los venezolanos”, subraya Barrios.
Primer paso
El diputado y vicepresidente de la Comisión Especial Plan País, José Guerra, explica que el proyecto de reconstrucción nacional “contiene una política social clara: el incentivo al trabajo productivo, para lo cual hace falta reactivar la economía. Pero hay una realidad, más de un millón de familias en pobreza extrema a las que hay que ayudar. La transferencia directa es el mejor sistema para ello”.
Guerra recuerda que “todos los países tienen programas sociales” y agrega: “Un programa social como el previsto en el Plan País basado en subsidios directos al consumidor, en lugar de subsidios indirectos al productor, no es solo para darle viabilidad política a la transición sino principalmente un acto de justicia que ayudará a mejorar el consumo privado”.
“El programa Social del Plan País no puede compararse con los planes sociales del régimen. CLAP y sus similares son para esclavizar, nuestro plan es para liberar”, afirma el sociólogo Luis Pedro España, coordinador técnico del área Social del Plan País e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello.
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España aclara que “el Plan de Emergencia Social es el inicio del Plan de Desarrollo Social de Plan País. El sistema de transferencias directas es solo uno de los 12 programas sociales de la Fase de Emergencia. Nuestra visión de transformación social incluye una perspectiva global y multisectorial”.
El profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela, Leonardo Vera, apunta que “los programas de transferencias monetarias directas son herramientas tan exitosas de protección social y reducción de pobreza, que hoy más de 100 países de bajos o medianos ingresos los usan. Abundan estudios mostrando impactos positivos en numerosas dimensiones socio-económicas”.
“La idea de sustituir los subsidios indirectos como el CLAP por subsidios directos vía transferencias es apoyar el ingreso de las familias en situación vulnerable – la inmensa mayoría – mientras la economía despega y en paralelo se restablece el funcionamiento del sistema de precios”, expone el economista Miguel Ángel Santos, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Venezuela.
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El economista José Ramón Morales Arilla observa: “Lo de criticar las transferencias directas por ‘socialistas’ es de lo más tonto. Hayek apoyaba los ‘social safety nets’, Friedman propuso un impuesto sobre la renta negativo. Pero vienen los más papistas que el Papa a decir que hablar de eso te hace chavista. Una visión inútil”.
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