Se cumple un año de la jura de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y la fecha coincide con una gira internacional en la que trata de sumar voluntades para arreciar las sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro y cerrar el paso a las redes irregulares de financiamiento que lo sostienen. El reto es inmenso y los riesgos infinitos para un líder que sigue sin alcanzar el objetivo de una transición política en Venezuela mientras su piso institucional es sacudido por la persecución judicial, las amenazas y la corrupción.
Zenaida Amador / ALnavío
Por segunda vez en el último año Juan Guaidó sale del país desatendiendo la prohibición impuesta por Nicolás Maduro. La primera vez lo hizo en el inicio de su gestión interina, cuando los ojos del mundo veían con horror la crisis humanitaria de Venezuela. Era el tiempo en que parecía cercano el cese de la usurpación de la Presidencia de la nación por parte de Maduro, lo que daría paso a un gobierno de transición y luego a la convocatoria de elecciones libres.
En esta ocasión sale del país en otra circunstancia totalmente diferente. Se trata de un momento crítico para lo poco que queda en pie de la institucionalidad democrática en Venezuela ante la arremetida del chavismo, dispuesto a permanecer en el poder a cualquier precio.
Emprender este viaje era un riesgo, pero no hacerlo también lo era. Un año de lucha incesante contra el régimen de Maduro ha hecho mella en la población y Guaidó lo sabe. Su popularidad a lo largo de 2019 perdió 20 puntos en las encuestas debido principalmente al efecto del tiempo sin que se encuentren soluciones a la crisis; pero también por los graves problemas que han sacudido a la oposición y, en consecuencia, a Guaidó como su líder. Pesan, y mucho, los manejos poco claros de la ayuda humanitaria internacional, el alzamiento del 30 de abril, el proceso de diálogo con los funcionarios de Maduro con mediación de Noruega y los escándalos de corrupción asociados a diputados y líderes de la oposición.
Defender el último bastión
En estos 12 meses de interinato una de las mayores fortalezas de Guaidó ha sido el respaldo internacional que aglutinó. Más de 50 naciones consideran ilegítimo el mandato de Maduro y, en contraposición, reconocen la suya como la Presidencia legítima de Venezuela. Este respaldo se ha traducido en fuertes medidas diplomáticas contra las autoridades venezolanas, así como en sanciones individuales y económico-financieras, que han acentuado la merma en los ingresos de la nación previamente golpeados por las políticas económicas de Maduro.
Volver con músculo
Al parecer Guaidó regresará con las alforjas llenas. En Londres fue recibido por el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, quien le expresó su respaldo. Por su parte, Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea, lo recibió en su despacho en Bruselas y le reiteró el firme apoyo de la Unión Europea a la Asamblea Nacional, como único órgano elegido democráticamente en Venezuela. Además, Borrell expresó el compromiso del bloque para apoyar un proceso genuino que conduzca hacia una solución pacífica y democrática de la crisis venezolana, basada en “elecciones presidenciales y legislativas creíbles y transparentes”.
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