Mathías Enrique Salazar Moure era un hombre taciturno de apariencia amable y todo un “caballero”, según lo describió cada habitante que tuvo contacto con él durante su estancia en el Conjunto Residencial Los Mangos, sin imaginar que detrás de ese rostro amigable escondía un posible psicópata capaz de los más viles maltratos en contra de cada mujer que cayó en sus garras.
Con el cabello hasta los hombros y siempre de franela negra con un pantalón del mismo color y zapatos casuales, el “señor Guido”, como era conocido en la zona, solo era observado en contadas oportunidades cuando entraba o salía del edificio o en los casos que se presentaba en las reuniones del condominio para ayudar; poco se sabía de su vida personal, publicó El Periodiquito.
Quienes lo vieron por más de 10 años aseguraron que durante ese tiempo su aspecto no varió, su corte seguía siendo el mismo, su estilo igual, parecía tener una aversión a los cambios.
“Cuando yo hablaba del señor Guido, la gente me preguntaba por él, yo solo decía ‘el señor altote, el que viste siempre de negro’”, comentó una vecina.
A pesar de que su presencia no levantaba demasiadas sospechas, una incógnita se mantuvo, ¿Por qué para unos se hacía llamar “Mathias” y para otros “Guido Salazar”?
Creían que era casado
Al ver que era una persona colaboradora que buscaba solucionar los problemas de la comunidad, en Los Mangos empezaron a interpretar que el “señor Guido” poseía un buen estatus económico, debido que posee cuatro camionetas y otro apartamento en la torre C, esto despertó curiosidad en los vecinos porque en la torre D vivía aparentemente con su esposa -que solo observaron en una ocasión- e hija y sin darse cuenta que posiblemente eran dos mujeres que estaban en cautiverio más de 20 años.
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Mathías llevaba a su hija al colegio, uno donde utilizaban falda como vestimenta, sin embargo, la joven no tenía vida social con las personas, la madre fue vista en una oportunidad, pero con cabeza hacia abajo y agarrada de su presunto esposo en una actitud sumisa, enfatizaron los vecinos.
En el piso 4 de la torre C, edificio donde tuvo en cautiverio a “Morella” durante 31 años, los vecinos escuchaban ruidos y se preguntaban quién vivía allí, ya que Salazar Moura vivía en el conjunto residencial D, pero entraba a la vivienda reiteradas veces. Ambos apartamentos conectan directamente desde los balcones. “Todos decíamos que tenía una amante en la torre C, además de ser una persona morosa en ambas torres. Pensábamos que era la familia feliz en la torre D, pero en la C estaba la amante”, indicó una habitante de Los Mangos. Su aparente pareja sentimental no asistía a las reuniones de condominio, además de no socializar con las personas de las torres.
Gritos de “vecina estas ahí” era lo que decían los residenciados de la torre C, porque escuchaban ruidos en el otro apartamento de Mathías, sin embargo, él decía que era la señora de limpieza. Durante un censo que realizaron las personas para el beneficio de las cajas CLAP, “Morella” abrió la puerta con la cabeza hacia abajo, alegando que no tenía las llaves de la reja.
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Trabajo relacionado con seguridad
Los habitantes de Los Mangos aseveraron que “el gordo Mathías” ofrecía personal de seguridad para los estacionamientos de las torres, donde además tenía relaciones con personas en Estados Unidos, Japón y China. “Nos decía que tenía personal de seguridad muy bien entrenado, además a otra vecina le ofreció una cámara traída de China”, reveló otra de las residenciadas.
Entre lo que ofrecía Salazar estaba implementar una tarjeta con chip que le daba acceso a través de una identificación de rostros a las personas, quienes habitan en estas residencias. “Según los que nos decía Mathías, tenía un negocio de montar cámaras, pero no sabemos en qué local estaba establecido. Siempre decía que casi no dormía porque trabaja mucho con varios países, hasta me ofreció traerme unas lámparas especiales para alumbrar los estacionamientos”.
Caballeroso y cooperativo
Abrir las puertas del carro, saludar amablemente a todos y aportar para los conjuntos residenciales eran algunas de las acciones que realizaba el hoy detenido, para ganarse el cariño de sus vecinos. Sin embargo, llegó a tener “roces” con otras personas por verse involucrado en varias deudas.
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“Él estaba en la planificación de la organización de los estacionamientos de las residencias, él prestó el dinero para comprar unos portones, la gente se opuso y trajo inconvenientes”, subrayó otra vecina. Salazar al ver los recibos de condominios se descontaba lo que al final tenía que cancelar.
En la torre D, conjunto donde residía, no llegó a ser presidente de condómino, pero colaboraba mucho con los problemas de las residencias, los habitantes lo percibían como una persona seria y de respeto, porque no hablaba con groserías y no alzaba la voz. “Él reparó la bomba de agua de la torre D, prestó dinero para el arreglo de los ascensores, trajo un repuesto muy costoso para el ascensor”, puntualizó un ciudadano, residenciado en el mismo edificio que “el Gordo Mathías”.
Detenido en una comisaría
De manera extraoficial, se conoció que “el Gordo Mathías” presuntamente está recluido en el Centro de Coordinación Policial Maracay – Centro porque Los Mangos pertenece al cuadrante de este CCP. Según el Observatorio Venezolano de Prisiones, en el Centro de Atención al Detenido Alayón hay al menos 1.000 detenidos y su capacidad es de 200. Asimismo, familiares de Morella esperan que pronto se ejecute su traslado.
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