En un año de fuerte agitación política y criminal, las capitales latinoamericanas no escaparon a los efectos de la corrupción, el crimen organizado y la represión estatal que vivió la región.
Por Maria Alejandra Navarrete y Anastasia Austin / In Sight Crime
Desde los violentos enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes en Nicaragua y Chile, hasta la atomización de grupos criminales en las capitales de México y Colombia, las principales ciudades de la región quedaron dentro de las más violentas del mundo.
Caracas, Venezuela: 76 por 100.000
Caracas se ha convertido en la capital más violenta de Latinoamérica, en medio de la crisis económica, política y social que vive Venezuela.
En el 2019 alcanzó una tasa de 76 homicidios por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Si bien esta cifra representa una disminución en el número de muertes violentas con respecto al año anterior, cuando había llegado a 100 homicidios por cada 100.000 habitantes, según datos del OVV, la situación sigue siendo crítica y Caracas continúa dentro de las cinco entidades más violentos de Venezuela, después de Miranda, Bolívar y Aragua.
Al igual que en el resto del país, estos índices de violencia son el resultado de homicidios ejecutados por delincuencia común y organizada, por resistencia a la autoridad -dentro de la que se cuentan las ejecuciones extrajudiciales- en las que estarían involucradas principalmente la Fuerzas de Acciones Especiales (FAES).
Las reconocidas megabandas, grupos armados locales que se dedican a la extorsión, el secuestro, el robo, el sicariato y el tráfico de drogas, también contribuyen a la violencia.
San Juan, Puerto Rico: 53,5 por 100.000*
En comparación con el 2018, en el que se cometieron 144 homicidios, la capital puertorriqueña cerró el 2019 con un registro de 172 muertes violentas. Un crecimiento significativo que la ubica en el segundo lugar de este ranking, con 53,5 homicidios por cada 100.000 habitantes.
De acuerdo con declaraciones de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, la tasa de homicidios en varios puntos del país ha crecido como producto de la delincuencia común, la violencia de género y particularmente el tráfico de drogas.
Dado que la atención de las autoridades se ha centrado en responder a las emergencias naturales que ha vivido Puerto Rico en los últimos dos años, el país se ha vuelto vulnerable a la explotación de las pandillas y organizaciones criminales transnacionales, que cada vez usan más la isla como paso intermedio para los cargamentos de drogas.
Ciudad de Panamá, Panamá: 44 por 100.000*
Con 219 homicidios registrados en 2019, Ciudad de Panamá presentó en el último año un aumento del 24 por ciento en el número de muertes violentas en comparación con 2018, cuando se registraron 176 casos. Este aumento deja a la capital panameña con una tasa de 44 homicidios por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con cifras publicadas por el Ministerio Público.
Según Rolando Mirones, ministro de Seguridad de Panamá, la mayoría de los asesinatos en el país fueron el resultado de crecientes enfrentamientos entre pandillas.
De acuerdo con el fiscal superior de Delitos de Asociación Ilícita, Nathaniel Murgas, informes de la Policía Nacional establecieron que en el país operan unas 160 pandillas y al menos 60 de estos grupos delictivos han sido identificados en el área metropolitana de Ciudad de Panamá.
En este contexto ha llamado la atención la decisión de las autoridades panameñas de levantar la restricción a la importación de armas en el país, una norma que estuvo en vigor casi una década y la cual podría convertirse en un propulsor de la violencia en un momento en el que los homicidios se recrudecen.
Ciudad de Guatemala, Guatemala: 42,5 por 100.000
Ciudad de Guatemala ha mantenido la tendencia nacional en cuanto a la reducción de muertes violentas; sin embargo, la tasa de homicidios registrada para 2018 continúa muy por encima de la media nacional (que es de 23,6), registrando 42,5 homicidios por cada 100.000 habitantes.
La extorsión sigue siendo uno de los principales focos de violencia de la capital guatemalteca. Las pandillas MS13 y Barrio 18 controlan grandes zonas de Ciudad de Guatemala, donde exigen pagos a tenderos, grandes negocios, conductores de servicio público y recolectores de basura, entre otros.
Como InSight Crime pudo constatar durante una investigación hecha en conjunto con Global Initiative Against Transnational Organized Crime, estas pandillas tienen ganancias promedio anuales de tres o cuatro millones de dólares solo por concepto de extorsión.
Este flujo de dinero constante les ha proporcionado a las maras el capital para invertir en otros instrumentos necesarios para su actividad: armas, compra de drogas al por mayor e infraestructura criminal.
La situación de violencia se acentúa en la capital con la disponibilidad de armas que existe en el país. En Centroamérica, el 73 por ciento de los homicidios ocurren con el uso de pistolas; en Guatemala, esta disponibilidad está en el 75 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (INACIF).
Tegucigalpa, Honduras: 41 por 100.000*
Tegucigalpa, que durante años ha estado dentro de las 10 ciudades más violentas del mundo, tuvo un año de disminución de las tasas de homicidio en 2019. El número de muertes violentas pasó de 542 en 2018 a 516 en 2019, arrojando una tasa de 41 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El gobierno nacional ha atribuido esta disminución a su estrategia de seguridad, la cual, entre 2012 y 2017, se centró en combatir grandes estructuras criminales, desmantelando organizaciones poderosas como el Cartel de los Valles y los Hermanos AA, purgando a la policía nacional de funcionarios corruptos y modernizando su sistema penitenciario.
Sin embargo, Tegucigalpa sigue dominada por pandillas como la MS13 y Barrio 18, que utilizan las zonas urbanas como centros de reclutamiento y operación. De hecho, las políticas del gobierno parecen haber eliminado la competencia de las maras, permitiéndoles consolidar el poder y aplicar políticas para reducir la violencia en los últimos años.
San Salvador, El Salvador: 35,3 por 100.000
La tasa de homicidios en San Salvador ha experimentado otro año consecutivo de descenso, con 35,3 muertes violentas por cada 100.000 habitantes de acuerdo con el Observatorio de Violencia del Triángulo Norte.
En 2015, los homicidios rondaban los 108,5 por 100.000; sin embargo, fueron disminuyendo progresivamente como resultado de la distensión entre las principales pandillas de El Salvador.
Entre 2015 y 2018 la tasa cayó un 53 por ciento, y el gobierno de El Salvador se atribuye el mérito de la disminución, pregonando la implementación de nuevas medidas de seguridad, bajo el Plan Control Territorial.
Sin embargo, la evidencia sugiere que la disminución puede atribuirse más bien a un esfuerzo concertado de la MS13 y Barrio 18 para reducir los índices de homicidio e incluso seguir una política de protección: “no [dejar] que nadie se meta con los civiles“. De hecho, investigadores argumentan que la MS13 aumenta y disminuye la tasa de homicidios a voluntad, como táctica de negociación con el gobierno salvadoreño.
Las maras tienen una influencia particularmente fuerte en San Salvador, dividiendo los barrios de la capital entre ellas y controlando las calles a través de puntos de control informales.
Puerto España, Trinidad y Tobago: 24,5 por 100.000*
Con cerca de 92 asesinatos, la tasa de homicidios en 2019 llegó a 24,5 casos por cada 100.000 habitantes, haciendo de este uno de los años más violentos para Puerto España. El número de homicidios registrados en la primera mitad del año representó el 82 por ciento del total de asesinatos registrados en 2018.
El deterioro de la situación de seguridad en Trinidad y Tobago se ha dado en años recientes en medio de la lucha del país isleño por combatir el crimen organizado, que se alimenta del tráfico de drogas por el Caribe y se ha agravado con la situación que vive la vecina Venezuela.
En el pasado, las pandillas locales habían sido identificadas como las responsables de los brotes de violencia en la isla. Sin embargo, la captura del líder de la megabanda venezolana Evander en mayo de 2019 sugiere que los criminales venezolanos se han infiltrado en el país insular.
La ubicación estratégica de Trinidad y Tobago como punto de tránsito hacia el resto del Caribe y a mercados como Estados Unidos y Europa sería la principal razón de la llegada de estas redes transnacionales de tráfico de droga a la isla.
México, Ciudad de México: 17,6 por 100.000*
Ciudad de México registró este año el mayor índice de violencia que la capital haya visto en por lo menos 25 años.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a diciembre se registraron 1.557 muertes violentas en Ciudad de México. Esto equivale a un promedio de 4,3 personas asesinadas diariamente en 2019.
La dinámica criminal que vivió este año la capital mexicana estuvo marcada por la fragmentación de grupos del crimen organizado, la incapacidad del Estado para hacerles frente y varios casos de corrupción al interior de las fuerzas de seguridad del país.
Aunque tradicionalmente las autoridades de Ciudad de México han negado la presencia de grandes grupos del crimen organizado en la capital, la evidencia muestra que varias estructuras locales vinculadas a organizaciones con presencia en otros estados del país operan en la ciudad.
En los últimos años, La Unión Tepito y el Cartel de Tláhuac han sido los principales actores criminales de la capital. Ambos grupos han sufrido fuertes golpes después de que muchos de sus líderes y mandos superiores fueran capturados o asesinados este año.
Sin embargo, ante la incapacidad del Estado para proteger a la ciudadanía, estarían surgiendo grupos de autodefensas encargados de hacer frente a la amenaza de los criminales. Las autoridades de Ciudad de México investigan a un grupo conocido como la Fuerza Anti Unión, cuyos integrantes habrían comenzado a ejercer justicia a mano propia cansados de las extorsiones, los secuestros y los asesinatos por parte de La Unión Tepito.
Asimismo, las autoridades capitalinas investigan a por lo menos 120 policías acusados de trabajar en colusión con este grupo ilegal, brindando protección a sus miembros a cambio de pagos que irían entre los 18 y 20 mil pesos mensuales.
Montevideo, Uruguay: 14,7 por 100.000*
Con aproximadamente 194 muertes violentas y una tasa de 14,7 homicidios por cada 100.000 habitantes, la capital uruguaya experimentó una leve disminución en los homicidios con respecto al 2018, año en el que se presentaron 223 casos.
Sin embargo, la tasa es bastante alta para una ciudad que hasta hace unos años era considerada como un ejemplo en materia de seguridad en la región.
Según datos oficiales publicados por Clarín, el 60 por ciento de estos homicidios se deben a ajustes de cuentas entre delincuentes, principalmente vinculados al narcotráfico.
Esta cifra no es sorprendente si se tiene en cuenta el creciente uso del país como punto de transbordo y tránsito de drogas. De acuerdo a declaraciones del jefe de la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas (DGRTD), Carlos Noria, el 2019 cerró con un récord histórico en las incautaciones de droga, con aproximadamente 12 toneladas de cocaína recogidas a lo largo del país.
Bogotá, Colombia: 14,3 por 100.000*
De acuerdo con el Observatorio del Delito, de la Policía Nacional, en 2019 se presentaron 1032 asesinatos en la ciudad de Bogotá, lo que representa una leve disminución con respecto al año anterior, en el que se registraron 1064 muertes violentas. Estos datos arrojan una tasa de homicidios de 14,3 por cada 100.000 habitantes.
Si bien la tasa de asesinatos disminuyó levemente, este año se presentaron varios casos de descuartizamiento que, según las autoridades, se habrían dado como resultado del ajuste de cuentas entre bandas de microtráfico.
Luego de varias intervenciones que en los últimos años se hicieron en los barrios más afectados por el tráfico de drogas al menudeo, en Bogotá se dio un proceso de fragmentación de los mercados locales de droga, en el que la periferia de la ciudad ha sido la más afectada —particularmente las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy y Bosa.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, no es raro que estas organizaciones hayan decidido desplazarse hacia la zona suroccidental de la ciudad. Según la entidad, las localidades que componen esta parte de la capital guardan una estrecha relación con las dinámicas criminales que se mueven en el resto del país y funcionan como corredores estratégicos para la entrada de droga y armas a la capital.
La explosión de un carro bomba en la Escuela de Cadetes de la Policía en enero de 2019 evidenció la presencia de células urbanas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Bogotá; sin embargo, este no es el único grupo ilegal que habita en la capital.
Según la Defensoría, en la ciudad se registra actividad de estructuras como Los Paisas, Los Costeños, Los Urabeños y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Brasilia, Brasil: 13,7 por 100.000
La tasa de homicidios de Brasilia es baja, teniendo en cuenta que se trata de la capital del país con el mayor número de asesinatos de toda América Latina. Con 408 muertes violentas registradas entre enero y junio, datos publicados por Globo arrojan una tasa de 13,7 homicidios por cada 100.000 habitantes.
La delincuencia común está detrás de la mayor parte de los homicidios, y los principales riesgos de seguridad se derivan de robos y asaltos. La delincuencia organizada en pequeña escala opera en Brasilia, principalmente porque el área metropolitana ofrece un mercado para la venta de droga, como cannabis, cocaína, pasta de coca, crack y merla (un subproducto de la pasta de coca).
Sin embargo, las bandas delictivas no compiten con el Estado por el dominio de la capital, como lo hacen en otras ciudades como Río de Janeiro y São Paulo, donde las tasas de homicidio son considerablemente más altas. Esta dinámica se deriva de la naturaleza y la estructura de Brasilia, que es un centro administrativo planificado con una fuerza policial bien equipada y receptiva, que ofrece pocas oportunidades o incentivos para que prosperen los elementos delictivos.
San José, Costa Rica: 12,9 por 100.000*
Durante una rueda de prensa a final de 2019, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) dio un parte alentador con respecto a los homicidios en Costa Rica, reportando una disminución generalizada a lo largo del país. La capital, San José, no fue la excepción, con un total de 181 asesinatos, que arrojan una tasa de 12,9 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Aunque por el momento la situación parece estar bajo control, la OIJ aseguró que la mayoría de estas muertes violentas continúan siendo el resultado de ajustes de cuentas entre bandas criminales, riñas y asaltos con arma de fuego.
En agosto, en la capital fue detenido José Efraín López Mendoza, alias “M-1”, jefe del Movimiento Revolucionario de Crimen Organizado (Moreco), acusado por narcotráfico y quien tendría nexos con el capo mexicano Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, cabeza del Cartel de Sinaloa.
Su arresto puso en evidencia los nexos de grupos costarricenses con el narcotráfico transnacional, a propósito del posicionamiento que Costa Rica ha ganado como centro de recepción, almacenamiento y trasiego de narcóticos.
Santo Domingo, República Dominicana: 10,4 por 100.000*
Con 100 asesinatos en 2019, Santo Domingo cerró el año con un aumento en el índice de muertes violentas, que arrojó una tasa de 10,4 homicidios por cada 100.000 habitantes, según datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana. Esta cifra se ubica por encima del índice nacional, que es de 9,5.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha identificado a República Dominicana como uno de los principales países de tránsito de los cargamentos de cocaína por el Caribe, principalmente mediante el tráfico marítimo, que incluye el uso de lanchas rápidas y contenedores comerciales, como el principal método para el tráfico de drogas desde y hacia la isla.
Si bien las estructuras criminales dominicanas solían servir principalmente como transportistas para organizaciones de Colombia y México, esto ha cambiado y ahora los grupos dominicanos han entrado a las grandes ligas comprando cocaína en Venezuela y tomando el control directo de los cargamentos una vez llegan a la isla.
Lima, Perú: 8 por 100.000*
Lima presentó en 2019 un total de 745 muertes violentas, dejando la tasa de homicidios de 8 por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con cifras de la Policía publicadas por el diario Peru21. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 6,5 por ciento de estos homicidios están relacionados con delincuencia organizada.
Dentro del área metropolitana de Lima, una de las zonas en donde se vio un repunte en la violencia fue Callao, donde entre enero y agosto de 2019 tuvieron lugar 82 asesinatos. El narcotráfico, la extorsión y la creciente presencia de menores sicarios son algunas de las explicaciones que da la Policía para esta violencia.
Según el general Edgardo Garrido, jefe de la Policía del Callao, el principal móvil de los asesinatos es el tráfico de drogas por los puertos de Callao.
Managua, Nicaragua: 6,6 por 100.000*
Con un estimado de 96 muertes en 2019 a partir de los datos publicados por la Policía Nacional para el primer trimestre del año, Managua es la ciudad que presenta el mayor número de homicidios en Nicaragua, con una tasa de 6,6 por cada 100.000 habitantes.
Aunque las ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad del Estado han disminuido desde 2018, la represión gubernamental contra los activistas de derechos humanos persiste.
Los incidentes de abuso gubernamental y paramilitar se concentran en Managua y son la causa principal de la violencia en la capital. A pesar de la clara evidencia del papel que los grupos civiles armados han desempeñado en la represión de las protestas antigubernamentales desde abril de 2018, los funcionarios de la administración niegan la existencia de grupos paramilitares en el país, calificando los informes sobre lo contrario como una “campaña de desprestigio“.
Asunción, Paraguay: 6,3 por 100.000*
Aunque las autoridades no han publicado el conteo de asesinatos registrados en 2019, la baja tasa de homicidios en Asunción presenta un caso atípico con respecto a otros departamentos fronterizos con Brasil, cuyas tasas ascienden a más de 70 homicidios por cada 100.000 habitantes.
En 2018, el último año para el cual existen registros, la capital registró 33 asesinatos, lo que arrojó una cifra de 6,3 homicidios por cada 100.000 habitantes, una cifra relativamente baja comparada con el resto del país. De hecho, las tasas de homicidios en la capital han presentado una tendencia histórica de reducción desde el 2010.
A diferencia de las zonas fronterizas con Brasil, en donde disputas por el dominio de la frontera entre el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC) y pandillas locales han generado repetidas olas de violencia, en Asunción los homicidios y la falta de seguridad han sido atribuidos generalmente a hechos de “violencia común.”
Sin embargo, la creciente amenaza por parte de grupos como el PCC se ha sentido con más fuerza dentro de las cárceles de la capital, que alberga tres de las penitenciarías más sobrepobladas del país. En junio de 2019, afiliados del PCC masacraron a 10 miembros del Clan Rotela, una pandilla carcelaria que creció gracias a la venta de crack en los barrios más vulnerables de la Asunción.
Aunque la masacre ocurrió en la Penitenciaría Regional de San Pedro, la disputa tuvo sus orígenes en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú de Asunción, tras el asesinato de un miembro del PCC por parte del Clan Rotela.
En conversación con InSight Crime el exdirector de esta prisión, Jorge Fernández, aseguró que la situación en Tacumbú es una bomba de tiempo constante, pues solo existen alrededor de 43 guardas por turno para salvaguardar a una población carcelaria de casi 4.000 reos.
Santiago, Chile: 4,9 por 100.000*
Aunque Santiago sigue siendo una de las capitales menos violentas de América Latina, con una tasa de homicidios de 4,9 por cada 100.000 habitantes de acuerdo con el Centro de Estudios y Análisis del Delito de Chile, no se libró de la agitación política y el crimen organizado en 2019 registrando 106 muertes violentas en el año.
Chile es un país clave en el trasbordo de narcóticos, y sus centros urbanos, especialmente Santiago, proporcionan un mercado de consumo de cocaína y marihuana, así como de drogas sintéticas como el LSD y el éxtasis. Sin embargo, las bandas callejeras de Santiago manejan la distribución con poca violencia, como demuestra la tasa de homicidios, inferior a la media nacional de 2,6.
De hecho, el aumento del 17 por ciento que tuvo la tasa de homicidios de Santiago frente al 2018 (1,7) puede atribuirse a la violencia contra manifestantes, que comenzaron en octubre, y en los que han muerto más de 30 personas.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos envió una misión para informar sobre los violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que concluyó que la policía los manejó de “manera fundamentalmente represiva”, especialmente en su “uso indebido de armas menos letales”.
Buenos Aires, Argentina: 4,7 por 100.000*
Históricamente, la capital bonaerense ha tenido un índice de homicidios bajo. Este año se ubica apenas por debajo de la cifra nacional de 5 homicidios por cada 100.000 habitantes, con una tasa de 4,6, que representa 137 muertes violentas en la ciudad durante 2018.
Sin embargo, el hecho de que el número sea bajo no quiere decir que la criminalidad sea poca. La mayoría de las actividades delictivas que ocurren en Buenos Aires se dan en la periferia de la ciudad. Específicamente en barrios formales e informales que, aunque oficialmente no hacen parte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se les conoce como el Gran Buenos Aires y albergan a la mayoría de los grupos a cargo del tráfico de drogas al menudeo.
Quito, Ecuador: N/A
Si bien las autoridades ecuatorianas no han publicado aún las cifras de homicidios específicamente para la ciudad de Quito, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) registró 1.056 homicidios en todo el país durante 2019, lo cual arroja una tasa de homicidios de 6,7 por 100.000 habitantes.
Tradicionalmente, la capital ecuatoriana ha mantenido uno de los índices de homicidios más bajos de la región. En 2015, cerró con un índice de 5,5 homicidios por cada 100.000 habitantes.
A pesar de que la tasa de homicidios es baja comparada con otras regiones, como Sucumbíos o Esmeraldas, Quito no escapa a los efectos que el narcotráfico ha tenido en el país, el cual se ha convertido en una de las superautopistas de cocaína en el mundo.
La Paz, Bolivia: N/A
Si bien el gobierno aún no ha publicado datos oficiales sobre los homicidios en 2019, la violencia tanto en la capital boliviana como en el resto del país estuvo marcada este año por las protestas que desencadenó la controversial salida del poder del presidente Evo Morales.
En noviembre, al menos 23 personas murieron cuando las fuerzas militares abrieron fuego contra miembros de las comunidades indígenas en un intento por reprimir de forma violenta a los manifestante.
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