Entre el 12 de marzo y el 11 de abril, el Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 de Ecuador recibió 6.819 llamadas de alarma por posibles casos de violencia de género, informó el titular de esa institución, Juan Zapata.
Con base en esas cifras, hubo, en promedio, 235 llamadas diarias por este motivo, precisó el funcionario, quien señaló que más del 55 % de esos pedidos de auxilio se realizaron desde Quito y Guayaquil, las dos ciudades más pobladas de este país sudamericano.
Concretamente, el 30,9 % de esas llamadas corresponden a la ciudad de Guayaquil y el 24,3 % a Quito, detalló, en entrevista con RT, Alexandra Jaramillo, coordinadora del Centro Integral de Protección de Derechos Warmi Pichincha.
«Este número es relativamente igual al realizado antes de la restricción de salida», dijo, por su parte, Pilar Rassa, del Centro de Apoyo y Protección de los Derechos Humanos Surkuna, una organización feminista que lucha por los derechos de las mujeres y niñas.
Jaramillo, entretanto, aclara que esta cantidad de alertas, comparado con el mismo período de 2019, es menor en un 37,2 %.
«Esta disminución no significa, necesariamente, que la violencia de genero haya disminuido, más bien evidencia la restricción que tienen las víctimas para realizar este tipo de llamadas en la cuarentena, sin ser escuchadas por el agresor o por los miembros de su familia», precisó Jaramillo.
La Defensoría Pública, por su parte, informó que, entre el 17 de marzo y el 12 de abril, durante la emergencia sanitaria y confinamiento —aún vigente—, brindó patrocinio legal en 2.061 casos, de los cuales, 422 corresponden a violencia intrafamiliar, que incluye la violencia contra la mujer.
«Un espacio lleno de tensiones»
Rassa señala que en Surkuna creen que el aumento de violencia en estos momentos es alto y «solo cuando esta emergencia termine, sabremos la magnitud del incremento».
«Hay quienes están obligadas a compartir el espacio de confinamiento con el agresor y al estar constantemente vigiladas por este, no les da la posibilidad de pedir ayuda, por tanto, el riesgo al que están expuestas es mucho mayor», comenta.
Dentro de las múltiples razones para que se incremente la violencia, Jaramillo señala que el principal motivo es «el incremento de la tensión en el hogar», dado que la mayoría de actos de violencia, sea física, psicológica o sexual, se da en el núcleo familiar.
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