Al menos 1603 buitres encapuchados han muerto por envenenamiento durante los dos últimos meses en Guinea Bisáu, según denunció este martes la Fundación de la Conservación del Buitre (VCF, en sus siglas inglesas), lo que ha convertido a ese país de África Occidental en un «cementerio» para estas aves rapaces.
En un comunicado, VCF señaló que esas muertes, que son las confirmadas aunque el total podrían ascender a más de 2000, suponen «un golpe devastador a la conservación de una especie amenazada de extinción en África».
Las pruebas recopiladas por las autoridades sugieren que estos buitres, caracterizados por un plumaje pardo oscuro que deja al desnudo el rostro y parte del cuello, fallecieron al haber picado en cebos envenenados.
Testigos corroboraron que estas aves, cuyo tamaño es más pequeño que el de otros buitres al no superar los 75 centímetros de altura, fueron intoxicados para el uso ritual de sus partes, en una demanda relacionada con la inestabilidad política del país.
En diversas zonas de África, algunas comunidades creen que la posesión de cabezas de buitres trae buena suerte o incluso poderes especiales.
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«Guinea Bisáu posee una de las poblaciones más saludables de esta especie africana, con algunas estimaciones que sugieren que el país tiene más de una quinta parte de la población mundial de buitres encapuchados, pero sucesos de esta envergadura tendrán efectos adversos no sólo en su población nacional sino también en la de África Occidental», afirmó el director de VCF, José Tavares.
La Fundación, con sede en Zúrich (Suiza), recordó que las intoxicaciones masivas en África son frecuentes y han provocado la extinción de varias especies de buitres africanos.
EFE
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