El jefe del Pentágono descartó el miércoles la idea del presidente Donald Trump de utilizar a militares en activo para apaciguar las protestas, pero poco después revirtió su decisión de retirar a la 82da División Aerotransportada en una inusual confrontación entre el Ejército de Estados Unidos y su comandante en jefe.
Trump y el secretario de Defensa Mark Esper también fueron objeto de inusuales y fuertes críticas públicas de parte del primer secretario de Defensa de Trump, Jim Mattis, en los comentarios públicos más punzantes en contra del mandato de Trump por parte del hombre al que designó al frente del ejército más poderoso del mundo.
Esper disgustó a Trump a primeras horas del miércoles, cuando expresó su oposición al uso de tropas para labores policiales, aparentemente restándole fuerza a las amenazas del presidente de invocar la Ley de Insurrección para desplegar soldados en los estados para “dominar” sus calles. Esper dijo que la ley de 1807 sólo debía utilizarse en Estados Unidos “en las situaciones más urgentes y apremiantes”.
“No estamos en ninguna de esas situaciones en este momento”, añadió.
Tras su subsecuente visita a la Casa Blanca, el Pentágono cambió abruptamente su decisión inicial de enviar a alrededor de 200 soldados en activo de regreso a su cuartel desde la región de Washington, D.C., una muestra pública de las crecientes tensiones con la Casa Blanca en medio de críticas de que se estaba politizando al Pentágono en respuesta a las manifestaciones.
El exsecretario Mattis, un general de la Infantería de Marina en retiro, arremetió contra Trump y Esper en un ensayo publicado el miércoles en The Atlantic por sopesar el uso de militares en activo para labores policiales, y por el uso de la Guardia Nacional para dispersar una protesta, en su mayor parte pacífica, cerca de la Casa Blanca la tarde del lunes.
“Debemos rechazar cualquier idea de que nuestras ciudades son un ‘campo de batalla’ para que sean ‘dominadas’ por nuestros militares uniformados”, escribió Mattis en referencia a las declaraciones de Esper y Trump, respectivamente. “Militarizar nuestra respuesta, como lo vimos en Washington, D.C., crea un conflicto — un falso conflicto — entre el ejército y la sociedad civil”.
Días atrás, Esper había ordenado la presencia de alrededor de 1.300 elementos del ejército en las bases que rodean a la capital del país mientras Trump sopesaba invocar la Ley de Insurrección y desplegar tropas en la ciudad, la cual ha sido sede de multitudinarias protestas que derivaron en actos de violencia y saqueos durante el fin de semana. Pero después de una noche tranquila gracias a la presencia de tropas de la Guardia Nacional y agentes federales fuertemente armados, funcionarios de Defensa dijeron que las tropas volverían a sus respectivas bases.
El secretario del Ejército, Ryan McCarthy, dijo a The Associated Press que Esper cambió de parecer después de acudir a una reunión en la Casa Blanca. La Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios sobre si Trump había ordenado el cambio.
El cambio de decisión se suma a la confusión en torno a la amenaza de Trump de invocar la Ley de Insurrección para hacer frente a las protestas tras la muerte de George Floyd en Minneapolis. Funcionarios de la Casa Blanca habían indicado, incluso antes de los comentarios de Esper, que el mandatario había optado por no invocar dicha ley, aunque señalaron que Trump estaba molesto de que los comentarios de Esper proyectaban “debilidad”.
La secretaria de Prensa, Kayleigh McEnany, dijo que el mandatario seguía dispuesto a desplegar tropas federales a pesar de los comentarios de Esper.
“Si es necesario, lo usará”, dijo la funcionaria a reporteros. “Pero por el momento se está apoyando en la Guardia Nacional para llenar las calles. Ha tenido buenos resultados”.
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