La deforestación de la selva amazónica de Brasil en 2019 fue peor que lo informado previamente, mostraron el martes datos revisados del Gobierno, durante el primer año de la presidencia de Jair Bolsonaro, quien está interesado en explotar un área clave para frenar el calentamiento global.
La agencia de investigación espacial de Brasil, INPE, registró 10.129 kilómetros cuadrados de deforestación para su período referencial anual desde agosto 2018 a julio de 2019. Se trata de un área del tamaño del Líbano y representa un incremento de un 34,4% respecto al mismo período del año previo.
La revisión es mayor que el reporte inicial del INPE de 9.762 kilómetros cuadrados de bosque destruido durante ese período, un incremento de 29,5%.
Los datos de 2019 siguen mostrando el mayor nivel de deforestación visto en la selva amazónica brasileña desde 2008, un hito que ya había alcanzado previo a la revisión de las cifras.
El INPE generalmente revisa los datos cada año para ajustar su precisión como una práctica habitual.
Ambientalistas e investigadores científicos culpan a las políticas del derechista Bolsonaro de alentar a taladores ilegales, agricultores y especuladores de terreno para que despejen la selva.
Bolosonaro ha instado al desarrollo de la amazonía, incluidas áreas protegidas, como una forma de sacar de la pobreza a los residentes del área.
Brasil alberga cerca de un 60% de la amazonía, la mayor selva tropical del mundo. La protección de la amazonía es vital para frenar el cambio climático, dicen científicos, debido a la vasta cantidad de dióxido de carbono que absorbe.
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