El mercado a cielo abierto más grande del estado Zulia alberga a más de 20.000 trabajadores informales, establecidos y de economía popular, en un área de 37.092 metros cuadrados. La fuente de ingresos proviene de la venta de víveres, ropa y licores. Infectólogo desmiente que en Las Pulgas exista una cepa más agresiva. “En ninguna parte del mundo, hasta ahora, se conoce una mutación del COVID- 19”, dijo Florenzo Cudde.
El pasado 16 de marzo las alarmas se encendieron. Los zulianos dejaron de ver en la televisión lo que pasaba en el mundo con el coronavirus para vivirlo en carne propia.
“En Las Pulgas hay gente con esa vaina. Mejor compro aquí, aunque sea más caro”, dijo Ana, un ama de casa mientras escogía unos tomates en un mercado del oeste de la ciudad.
El miedo a ser llevado por los organismos de seguridad del Estado para el Hospital Universitario a cumplir cuarentena era feroz.
Qué más nos puede pasar, sin luz, sin comida, sin agua, sin gasolina y ahora con esta enfermedad… será que estamos malditos”, le contestó Antonio a Ana, que portaba en su rostro una suerte de tapaboca hecho con una franela.
Empezó la cuarentena en el Zulia de inmediato y se agudizaron el poco despacho de gasolina, la escasez del servicio de agua por tubería y las fallas eléctricas. Mientras tanto, el gobernador, Omar Prieto, llamaba a la calma y a cumplir con las normas sanitarias. Sin embargo, los mercados seguían abiertos al público y lucían abarrotados por compradores nerviosos. “Cómo me lavo las manos si tengo tres meses sin agua”, dijo José.
Corría 1972, cuando se construyó el mercado Las Pulgas, por orden del presidente Rafael Caldera. Este se convertiría con el paso de los años en el punto neurálgico del casco central de Maracaibo. Inicialmente conocido como el mercado Los Ventorrillos, tenía espacio para albergar a 7000 pequeños y medianos comerciantes. Hoy, dividido en 12 bloques y con 22.500 trabajadores de la economía informal, es el termómetro y protagonista del foco de contagio de la pandemia del COVID-19 que suma 407.009 muertes en el mundo, 22 en Venezuela, seis en el Zulia.
Se contaminó el mercado
El domingo 24 de mayo se apagó el bullicio. El gobernador Omar Prieto dijo en un programa regional: “Detectamos que el foco de contagio es en Las Pulgas y tiene que ver con la relación paramilitar, tiene que ver con los que llegan de Colombia, que hacen el mercado en Colombia, que hacen el negocio en Colombia, que hacen el cambio de la moneda en Colombia y van todas las semanas y vienen todas las semanas”.
Quedó calificado de “epicentro” y cerrado “hasta nuevo aviso” por las autoridades nacionales. Para el lunes 25 de mayo todos los accesos a la avenida Libertador estaban cerrados por piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana. Mientras que los comerciantes rodeaban el mercado Las Pulgas envueltos en incertidumbre, los uniformados se preparaban para lo peor. “Ahí está nuestra mercancía, no puedo perder mi patrimonio, con qué le doy de comer a mis hijos”, gritaba María González, una vendedora de frutas ante la posibilidad de que su mercancía se dañara.
Los ánimos se caldearon luego de intentar el retiro de la mercancía y el enfrentamiento fue inevitable. 26 personas fueron detenidas por “alteración del orden público”, y más de 500 fueron dispersadas con bombas lacrimógenas.
“Tenía 50 dólares ahorrados para operarme de una hernia, pero los gasté en comida, porque no sabemos hasta cuándo dure esto. La gente está nerviosa y lo que más me preocupa es que la comida que se vende aquí entra por Maicao. Entonces, si la frontera está cerrada, cómo vamos a hacer cuando se acabe lo que hay”, preguntó Humberto Farías, de 45 años de edad. Esta preocupación se cumplió, más allá del abastecimiento de alimentos, el peligro estaba en el paso fronterizo.
Plan de trabajo
María Cristina González, presidenta de la Asociación de Comerciantes del Mercado Las Pulgas de Maracaibo, lamentó la situación que atraviesan sus compañeros.
“Nosotros venimos de temporadas difíciles, por la intervención de 2018. Ahora esto nos afecta aún más, porque tenemos que solucionar a diario el sustento familiar y lo que gana un trabajador del mercado ni siquiera cubre la cesta básica”, manifestó.
Aunque aseguró que son conscientes del peligro sanitario, recalcó: “Esperamos que el gobierno regional nos presente un plan de cómo vamos a trabajar y qué va a ser de nuestros trabajadores formales e informales”. Pero surgió la incertidumbre acerca de qué sucederá con los buhoneros ambulantes.
Para González, el estallido de casos era algo que “se esperaba” porque, ciertamente, 75 % de la mercancía que se comercializa ahí viene del vecino país, Colombia: “Hay que recordar que el contacto de los comerciantes con la parte fronteriza: municipios Guajira, Mara, y zonas foráneas, más la llegada de los venezolanos que venían de Colombia y de Perú, convierte al mercado en una vía de tránsito. Las Pulgas es un mercado a cielo abierto adonde llegan personas de muchas partes a comprar, sin control, y sabíamos que podía haber un brote”.
Carne, pescado, pollo, charcutería, verduras, frutas, medicinas, dinero en efectivo, cambio de divisas, bebidas alcohólicas, confitería, herramientas, artículos usados, ropa, zapatos, artículos escolares, medicinas alternativas o naturales y hasta productos esotéricos se consiguen en los húmedos y malolientes pasillos del mercado más antiguo de la ciudad de Maracaibo. Mercancía que gradualmente ha sido retirada desde el pasado jueves 4 por los comerciantes, informó González.
“Hoy (el lunes) estuvo todo más organizado con 12 cavas; varios comerciantes fueron a retirar su mercancía para evitar saqueos y robos. Esperemos que el proceso siga así. Cada comerciante tiene que buscar un transporte, van hasta el depósito y retiran, dependiendo de la capacidad del vehículo pagan entre 40 y 60 dólares. También hay quienes se unen entre varios para pagar”, añadió.
¿Virus letal en el Zulia?
Mayo fue un mes marcado por una curva de ascenso del COVID-19. Los casos en el Zulia aumentaron a 183 contagios, según las cifras del gobierno nacional de este 8 de junio. El gobierno de Nicolás Maduro ha planteado una hipótesis diferente en el Zulia en relación con el virus. “Es un coronavirus distinto”, “es muy contagiante y muy agresivo el coronavirus que hemos detectado en Maracaibo”, “el virus traído por los connacionales que ingresan al país por Colombia parece ser una nueva cepa que es más virulenta y actualmente está en estudio”, han dicho en varias alocuciones.
Esta teoría mantiene en alerta a los zulianos. “Si me da coronavirus me muero, porque me alimento muy mal y como aquí es más fuerte el virus, no voy a aguantar”, dijo Juvenal Quintero, un pensionado de 68 años de edad.
El médico infectólogo Florenzo Cudde aclaró que esta teoría “no es posible”. Explicó: “En ninguna parte del mundo, hasta ahora, se conoce una mutación del COVID-19, ni mucho menos de la presencia o existencia de diferentes cepas del virus. Para identificar diferentes cepas, se necesita de un trabajo de investigación de epidemiologia, y aquí tienen todos los diagnósticos centralizados sobre las partículas del virus por PCR en Caracas, cuanto más para buscar otra cepa. Eso no tienen ningún sentido, y lo digo con toda responsabilidad porque uno está cansado de escuchar cosas que son simplemente comentarios que no tienen respaldo científico”.
El también profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia por más de 20 años recalcó que el virus no tiene una agresividad especial en el Zulia: “Es simplemente que estamos entrando en el inicio de aparición de casos porque aumenta la circulación, como es lógico que debería ocurrir, porque no somos diferentes a los demás países, y gracias a Dios el virus en su mayoría produce síntomas leves. Hay gente que ha salido positiva en pruebas, ya con presencia de inmunoglobulina (defensas) de enfermedad pasada, es decir, que no se dieron ni cuenta de que ya la pasaron”.
Tampoco el mercado Las Pulgas tuvo una condición especial. Para el infectólogo, la insalubridad fue lo que jugó en contra hasta convertirlo en caldo de cultivo.
“En el caso de Las Pulgas, no existe la posibilidad de que los trabajadores sean más vulnerables. Lo que ocurrió es un problema de hacinamiento, y que no hay agua ni para lavarse las manos; la que hay es reciclada de las cavas”, dijo.
La recomendación de Cudde es cerrar todos los mercados: “Porque son los lugares en el mundo donde se propaga este tipo de epidemias, porque es donde se aglomera la gente y es más difícil cuidarse. Por más que tú te laves las manos o uses un tapaboca que es de tela, que no pasa ninguna prueba, el virus se riega rápidamente”.
En el Zulia, el foco de contaminación deambula sin control. Ahora los comerciantes que han logrado retirar su mercancía del mercado insisten en instalarse en otras partes de la ciudad invadiendo avenidas principales, como La Pomona, Cuatricentenario, Arismendi y Haticos, o caminando en conjuntos residenciales y barriadas ofreciendo su mercancía.
“Ahora es que nos falta, porque la película apenas está empezando, pero es una película en la que estoy seguro de que a casi todos nos va a dar coronavirus, de forma leve, y quienes tienen que cuidarse son los que tienen diabetes o hipertensión o las dos cosas juntas con más de 50 años de edad, porque son las personas que pueden infectarse gravemente. A los demás les va a dar de forma leve: fiebre, dolor de cabeza o malestar de gripe y más nada. Hay que aislarlos para que no se disemine más rápido de lo normal el virus. Uno no debe alarmarse cuando aparecen más casos, porque era de esperarse”, dijo el médico en entrevista exclusiva para Cronica.Uno.
Crecen los casos
El Servicio autónomo Hospital Universitario de Maracaibo, Sahum, fue designado centro médico centinela para atender a los pacientes de COVID-19 en el Zulia. Ante la creciente cantidad de casos, el gobierno regional dispuso de varios hoteles para que los ciudadanos que regresan de Colombia pasen la cuarentena obligatoria. Sin embargo, este lunes Prieto anunció que también el hospital Chiquinquirá sería centro de salud centinela en la región.
Originalmente, el Hospital Universitario habilitó tres pisos para alojar pacientes con COVID-19. Pero la activación de un segundo centro ante el aumento de casos podría convertir al Sahum en el primer hospital en Venezuela en sobrepasar su capacidad de atención.
Durante mayo, las redes sociales han sido protagonistas de denuncias de pacientes dentro del Hospital Universitario en las que protestan y exigen atención médica y comida. Esta situación trajo como consecuencia que el gobierno nacional ordenara la intervención del centro de salud el 1° de junio.
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