¿»Brasil por encima de todo»? 18 meses después de que Jair Bolsonaro asumiera el mando, su lema se ha invertido. La imagen positiva que alguna vez tuvo ha sido destruida y muchos admiradores del país están decepcionados.
Cuando se reúne con sus amigos alemanes, ahora baja la cabeza. «En ciertos círculos me siento avergonzada cuando digo que soy de Brasil. Nunca antes me sentí así», dijo a DW la brasileña Bianca Donatangelo, editora jefa de «Tópicos», una revista de la Sociedad Alemana-Brasileña (DBG). Como a muchos otros compatriotas, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la lleva a la desesperación.
«Él está destruyendo nuestro país, es increíblemente triste. Brasil no se librará de esta mala reputación tan rápido, incluso si un nuevo gobierno llega al poder», afirmó Donatangelo.
El colapso de Brasil en diez años
La caída de Brasil es impresionante. Hace diez años el país estaba a punto de superar a Francia como la quinta economía más grande del mundo. Por ahora ocupa el duodécimo lugar. El ingreso per cápita en Brasil es actualmente un tercio inferior al de China.
¿Has Brazil blown it? – ¿Brasil lo ha estropeado?, se preguntaba en 2013 el semanario británico The Economist, cuando abordaba la crisis en el país más grande de Sudamérica. En ese momento, la verdadera magnitud del colapso del país no era aún previsible.
Al contrario: Brasil se presentó como anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016, donde también se mostró cada vez más seguro de sí mismo. Brasil había adquirido prestigio internacional gracias a los gobiernos de los presidentes Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y su sucesora Dilma Rousseff (2011-2016).
«El gigante verde despierta»
El país participó en misiones internacionales de la ONU en Haití, el Congo y los Altos del Golán. Y fue un líder diplomático en el grupo de las economías emergentes, los llamados estados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
En el plano internacional, Brasil fue reconocido por el éxito de la lucha contra la pobreza con diversos programas sociales, que ayudaron a unos 30 millones de brasileños a ascender a la clase media. El periodista Alexander Busch, corresponsal en Sao Paulo de los medios alemanes Wirtschaftswoche y Handelsblatt, resumió el estado de ánimo eufórico en el título de su libro publicado en 2009: «Wirtschaftsmacht Brasilien. Der grüne Riese erwacht» («Brasil, potencia mundial. El gigante verde despierta»).
El lado oscuro de Brasil
Sin embargo, la euforia ya se desvaneció. «La imagen positiva ha desaparecido», declaró a DW Friedrich Prot von Kunow, Presidente de la Sociedad Germano-Brasileña, que fue embajador en Brasil de 2004 a 2009.
El diplomático no ve actualmente «ningún progreso social, sino más bien una catástrofe económica». Su conclusión: «Desde una perspectiva alemana, un dirigente como Bolsonaro es absolutamente inconcebible. Personalmente, me resulta muy difícil también de entender».
Para la brasileña Bianca Donatangelo, bajo la administración de Bolsonaro se revela el lado más oscuro de su país. «Cuatro mujeres son asesinadas cada día en Brasil. Además, la discriminación contra los negros y los indígenas está profundamente arraigada en la sociedad. Estos temas a menudo son suprimidos», explicó.
Aislamiento internacional
Bolsonaro sigue impulsando el aislamiento internacional de Brasil. Al igual que su modelo político -el presidente de EE. UU., Donald Trump- está amenazando con abandonar el Acuerdo de París sobre el clima, renunciar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y trasladar la embajada brasileña en Israel a Jerusalén.
Alemania y Noruega también mantienen su distancia debido al dramático aumento de la deforestación en la región amazónica brasileña. Por eso congelaron temporalmente los fondos para la protección de los bosques en agosto de 2019. El Ministerio de Desarrollo Alemán (BMZ) sigue buscando nuevos socios de cooperación en el país y está eliminando gradualmente los proyectos existentes.
«Bolsonaro no es Brasil»
La industria alemana en Brasil, que apoyó a Bolsonaro debido a su programa económico liberal, sufre ahora la pérdida de prestigio. «No hay duda de que Brasil y América Latina se han vuelto significativamente menos atractivos», explicó Philipp Schiemer, jefe de Mercedes-Benz en Brasil, en una entrevista con otro medio alemán. Sin embargo, Schiemer no ve todo de forma negativa: «El gobierno ha flexibilizado las leyes laborales, de modo que no ha habido despidos masivos como en EE. UU.», afirmó.
En tanto, y aún cuando Bianca Donatangelo no encuentra nada positivo en el gobierno de Bolsonaro, ella está convencida de que sería un error darle la espalda a Brasil en este momento. «No se puede tirar a la basura toda la historia y la cultura del país por culpa de la crisis. Bolsonaro no es Brasil», concluyó. (ju/dzc)
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