Los terroristas islámicos peregrinaban al califato del ISIS para recibir entrenamiento militar. La extrema izquierda lo hizo por años a Argelia, Cuba o Alemania del Este. Ahora, los neonazis reciben instrucción en el manejo de armas y explosivos en un campo en las afueras de San Petersburgo. Están aprovechando este momento en el que la atención está puesta en la pandemia del coronavirus para moverse con mayor facilidad. Se sabe que al denominado “Club Partizan” del Movimiento Imperial Ruso (RIM), una organización paramilitar que lucha por “la predominancia de la raza blanca”, concurrieron en los últimos meses grupos neonazis alemanes y estadounidenses. Hay sospechas de que también estuvieron allí suecos, noruegos y griegos. “Es la Meca de los extremistas de derecha. Se entrenan allí para cometer atentados. Niegan la pandemia y ven las manifestaciones antiraciales en Estados Unidos como `un avance de los negros que hay que detener´. Se preparan para lo que creen que será un caos económico que les puede dar la oportunidad de tomar el poder en algunos países”, explica Mollie Saltskog, analista del Soufan Group, la consultora de inteligencia y seguridad global.
Por Gustavo Sierra | Infobae
Los “clubes” de entrenamiento militar son legales en Rusia. Están “controlados” por la DOSAAF (Sociedad Voluntaria de Cooperación con el Ejército, la Aviación y la Armada), una organización que se creó en los años 50 en la antigua Unión Soviética. El principal centro de instrucción funciona bajo el nombre de “Partizan”, hasta hace poco también denominado “Rezerv”, en una ex base militar en las afueras de San Petersburgo. Hasta 2018, Partizan figuraba en el sitio web de la oficina municipal de esa ciudad como una empresa de vigilancia. De acuerdo al sitio del grupo en la red social rusa Vkontakte, allí también se pueden hacer cursos en línea sobre manejo de armas, lucha personal y “topografía militar”. Una investigación de la prestigiosa revista alemana Focus reveló que miembros de los Jóvenes Nacionalistas, el ala juvenil del NPD, el partido extremista de derecha más antiguo de Alemania, y del Der III. Weg (El tercer camino), otro de los partidos germanos de extrema derecha más radicales, recibieron instrucción militar en el campo del RIM. Según la agencia de inteligencia nacional alemana, la BfV, esta última agrupación “promueve una ideología nacionalista y racista influenciada por el nazismo, y rechaza la democracia”.
También las agencias de inteligencia estadounidenses fueron puestas en alerta por la conexión de grupos de supremacistas blancos con sus pares rusos. Mientras el presidente Donald Trump señalaba al grupo anarquista y antifascista “Antifa” como uno de los responsables de las protestas que estallaron en 600 ciudades del país tras el asesinato de George Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco que lo ahogó hasta matarlo, un grupo de la extrema derecha anunciaba la apertura de una filial en Moscú. Se denomina “Atomwaffen”, armas atómicas en alemán, y fue creado en 2015 por el oscuro supremacista James Mason que escribió el libro “Siege” en el que llama a lanzar una guerra racial en todo el mundo. Desde entonces, sus ideas se difundieron largamente por las redes sociales y su nombre fue invocado durante las manifestaciones negacionistas de la pandemia y contra la cuarentena. El líder del grupo, John Cameron Denton, y otros cuatro miembros fueron detenidos en marzo acusados de “promover la violencia racial y amenazar a periodistas y autoridades estatales” en Texas. Por esa razón, el grupo decidió trasladar su operación a Moscú, donde mantiene estrechos contactos con el Movimiento Imperial Ruso, el RIM. También tienen filiales en Canadá, Gran Bretaña y Suiza, además de Alemania, donde grabaron un video en el que se ve a un grupo de hombres armados y enmascarados flameando una bandera con la inscripción “Atomwaffen Division” frente a un castillo que en los años 40 sirvió de base de entrenamiento de las SS nazis.
La agencia alemana de inteligencia, dijo que, en mayo del año pasado, la Atomwaffen envió mensajes con amenazas a varios políticos de izquierda y del Partido Verde, así como miembros de la comunidad musulmana. Los mails salieron de un server ubicado en Rusia. En noviembre, la policía alemana detuvo en el aeropuerto de Tegel de Berlín a un prominente miembro de la Atomwaffen con graves antecedentes de violencia en Estados Unidos y que provenía de Dublin. Kyle McCoy, fue deportado de regreso a Irlanda y desde allí logró viajar a Moscú donde fue recibido en el aeropuerto por miembros de un grupo neonazi local y después desapareció. Otro caso, el de Kaleb Cole, un conocido supremacista estadounidense, logró entrar a Alemania desde Rusia y subió a las redes fotos y videos de él con la bandera de la Atomwaffen en la entrada del campo de concentración de Auschwitz. Cole fue calificado por el FBI como “un potencial lobo solitario” que podría atacar en cualquier momento y allanó su casa en Seattle donde encontraron un verdadero arsenal. Allí, también hallaron evidencias de que había recibido entrenamiento militar en San Petersburgo.
El ex subdirector de la oficina de Seguridad Nacional del FBI, Jay Tabb, dijo al Washington Post que los organismos de seguridad de Estados Unidos y varios países europeos detectaron un “incremento dramático” de viajes de supremacistas blancos a Rusia. Y que muchos aprovecharon el caos de los primeros días de la pandemia, antes de que se decretaran las cuarentenas, para llegar a San Petersburgo y comenzar el entrenamiento militar. También dicen estar “muy preocupados” por la aparición de banderas del Atomwaffen y otros grupos neonazis en las manifestaciones de fines de mayo en varias ciudades estadounidenses contra la cuarentena. Esas protestas fueron alentadas por el propio presidente Trump en algunos de sus habituales mensajes de Twitter.
Rusia fue punto de encuentro para neonazis y populistas de derecha europeos, con el consentimiento -y en algunos casos el auspicio- del presidente Vladimir Putin. En 2015, en San Petersburgo se organizó el Foro Conservador Internacional de Rusia en el que participaron el entonces presidente del Partido Democrático Nacional (NPD) alemán, de extrema derecha, Udo Voigt, varios dirigentes de Forza Nuova y la Liga de extrema derecha (Lega) de Italia, y del partido neofascista Golden Dawn de Grecia. Y sucesivas investigaciones de las autoridades escandinavas determinaron que en los campos del RIM también recibieron entrenamiento militar neonazis de Noruega, Suecia y Finlandia.
Si bien el sitio web de RIM fue cerrado cuando se desató el escándalo, sus canales en las redes sociales Telegram y Vkontakte continúan abiertos. Allí aseguran que las protestas bajo el lema “Black Lives Matter” son “obra del infierno” y que los manifestantes “adoran a un ídolo negro”. También llaman a la policía a imponer el orden con mano dura, “rompiendo unas cuantas cabezas de mono”. Sobre la pandemia del coronavirus dicen que se trata de una conspiración internacional y que “hay que oponerse a todas las medidas que nos impidan la libre circulación”. El grupo también afirma que la salvación de Rusia será “el renacimiento de la monarquía ortodoxa cristiana”, que, si es necesario, debe ser restablecida por la fuerza, “porque un cristiano ortodoxo también es siempre un luchador”.
Tras las presiones y las enormes manifestaciones antirracistas que sacudieron a Estados Unidos, el Departamento de Estado incluyó al Movimiento Imperial Ruso (RIM) en su lista de organizaciones terroristas. Este es el primer grupo de extrema derecha que se suma a esta nómina donde hasta ahora eran predominantes los extremistas islámicos. “Esto marca la seriedad con la que esta Administración se toma la amenaza que constituye el RIM”, dijo Nathan Sales, el coordinador antiterrorista del Departamento de Estado, en una conferencia de prensa que pasó desapercibida para la mayoría de la prensa internacional. Sales explicó que “el RIM es un grupo que ofrece entrenamiento paramilitar a neonazis y supremacistas blancos, y está jugando un papel relevante en su intento de aglutinar a europeos y estadounidenses en un frente común en contra de quienes considera sus enemigos”. En la lista aparecen tres de los líderes del RIM: Stanislav Vorobyev, Denis Gariev y Nikolay Trushchalov.
A pesar de esto, Rusia sigue considerando que el Movimiento Imperial Ruso no es un grupo peligroso y sus actividades son legales. Un portavoz del Kremlin aclaró que “tampoco vamos a prohibir que extranjeros vengan a visitar sus cuarteles o recibir entrenamiento. ¡Ese es su propósito!”.