Las autoridades de Botsuana investigan la extraña muerte de más de un centenar de elefantes mientras la cantidad de ejemplares hallados sin vida continúa aumentando en el noroeste del país.
En el transcurso de más de dos meses ya han muerto un total de 154 elefantes por causas hasta el momento desconocidas, señaló este lunes el coordinador regional de vida salvaje, Dimakatso Ntshebe, en conversación con Reuters.
Ni cazados ni envenenados
Los primeros ejemplares sin vida se reportaron el pasado 11 de mayo. Sus cuerpos fueron encontrados intactos, con lo cual se desestima la hipótesis de la caza furtiva.
Un análisis posterior descartó la posibilidad de que los animales hubieran sido víctimas de una infección de ántrax maligno —o carbunco— o envenenados por humanos.
El 29 de mayo, la ministra de Medioambiente, Conservación de Recursos Naturales y Turismo, Philda Nani Kereng, visitó el lugar del hallazgo y se reunió con oficiales de protección de la vida salvaje, veterinarios y autoridades locales para informarse sobre el avance de la investigación.
Dolor de cabeza para los agricultores
Mientras la población de elefantes en África se encuentra en disminución como resultado de la caza furtiva, el número de paquidermos en Botsuana —donde habita cerca de un tercio del total— experimenta una tendencia opuesta. En las reservas de este país, la cifra de ejemplares se ha incrementado a unos 130.000 en comparación con los 80.000 contabilizados a finales de la década del 1990.
La creciente presencia de estos animales en la región, con algunos de ellos migrando hacia el sur y dañando cosechas, provoca malestar entre los agricultores.
El año pasado, el presidente botsuano Mokgweetsi Masisi puso fin una prohibición para la caza de grandes animales vigente desde hacía cinco años, aunque la crisis del coronavirus ha frustrado el inicio de la temporada de caza de este año.
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