“El comprador fue anónimo”, contó a NBC un vecino al tanto de la negociación. “Siempre fue una mujer misteriosa. Yo pensaba ¿será una actriz?”.
En esa casa de la East Washington Road, en la zona rural de New Hampshire, fue arrestada este jueves Ghislaine Maxwell, acusada de haber sido cómplice de Jeffrey Epstein en el montaje de una red de trata y abuso sexual de menores.
El paradero de Maxwell era un misterio hasta este jueves. Algunos juraban haberla visto en París. Otros en distintos lugares de Estados Unidos. Pero el testimonio de la mujer era fundamental para avanzar en el esclarecimiento del caso tras los testimonios de decenas de mujeres que fueron víctimas de la red de Epstein, el poderoso empresario que suicidó en prisión tras su arresto el año pasado.
Maxwell fue finalmente encontrada en la casa de 400 metros cuadrados dentro de la espectacular y reservada propiedad rodeada de altos árboles, al final de un camino cuesta arriba de unos 800 metros en Bedford.
“Si quieres un lugar para esconderte, no puedes encontrar un lugar mejor”, contó otra fuente cercana con la transacción inmobiliaria. “Es una casa preciosa, rodeada de mucho verde, y está al final de un largo camino cuesta arriba. Nadie llega hasta allí para molestarte, pedirte algo o curiosear”.
“Un increíble lugar para el amante de la naturaleza que también quiere privacidad total”, decía el aviso de venta. Sus características incluyen una gran sala “con chimenea de piedra del suelo al techo, techo tipoc catedral y una espectacular araña de luz”, así como una “fabuloso granero para organizar bailes”.
Granite Reality LLC fue registrada por Jeffrey Roberts, un abogado de Boston que hasta ahora no se ha respondido a las consultas de la prensa. Ghislaine nació en 1953. Fue a los colegios más exclusivos de Inglaterra. Vivía en una mansión de 53 habitaciones.
Tuvo puestos empresariales desde muy joven. Su padre era otro magnate, Robert Maxwell. Empresario, dueño de medios de comunicación, apareció muerto en el mar en 1990. El barco en el que navegaba fue bautizado en honor a su hija: Lady Ghislaine. Tras la muerte del padre llegaron las especulaciones. La primera de las muertes cubiertas de dudas en la vida de Ghislaine.
Muerte natural, suicidio, asesinato. Ella durante años sostuvo que a su padre lo habían matado. Pero tras el fallecimiento no pudo ocupar su lugar en las empresas ni vivir de rentas. Se descubrió que Robert tenía deudas gigantescas y que había montado un fraude colosal. Las deudas ascendían a varios cientos de millones de dólares. El imperio se desmoronó como un castillo de naipes. Ghislaine debía empezar de nuevo.
Se mudó a Estados Unidos. Sólo le había quedado un fideicomiso que Robert Maxwell había dejado en su nombre que le proporcionaba 100 mil dólares al año. Una cifra para nada exigua para alguien normal, pero que no le bastaba para desarrollar la vida repleta de lujos y comodidades a las que estaba acostumbrada. Alguna de las relaciones de su vida pasada le consiguió un trabajo en el sector inmobiliario de Nueva York. Pero unos meses después, de nuevo, no necesitó trabajar. Conoció a Jeffrey Epstein. Y allí retomó una vida de lujos y excesos. Hasta este jueves.
Los vecinos de Bedford juran que nunca habían visto a Maxwell en el centro del pueblo.
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