A pesar de estar jubilado desde hace 2 años, Peter Tsai, inventor de la mascarilla N95, está más ocupado que nunca. En 1992 Tsai lideraba un equipo de investigación en la Universidad de Tennessee, que intentaba desarrollar tecnología de filtración electrostática. La investigación resultó ser exitosa y condujo a la creación de la mascarilla N95, equivalente a un intermedio entre la FFP2 y FFP3 europea, que primero se adaptó para uso industrial y después se descubrió su utilidad médica.
Aunque técnicamente se jubiló en el 2018, este año decidió volver a trabajar para ayudar en la lucha contra el coronavirus. Para esto el profesor improvisó un laboratorio de pruebas en su casa en Knoxville (Tennessee, EE.UU.), donde experimenta con nuevas técnicas para descontaminar las máscaras y esterilizarlas sin perder la eficacia de la filtración, informa The Washington Post.
«Empecé a trabajar casi 20 horas por día», cuanta Tsai, que actualmente tiene 68 años, y agrega que lo hace en muchas ocasiones sin querer nada a cambio.
Alargar la vida de las mascarillas
Tras realizar varios experimentos en su casa, publicó un informe médico de emergencia, que proponía una variedad de métodos para limpiar y reutilizar las N95 sin comprometer la carga electrostática requerida para que funcione el sistema de filtración.
Después de la publicación del primer informe en abril, siguió con los experimentos, compartiendo sus hallazgos con la comunidad científica y con cualquiera que se dirigía a él. Así, por ejemplo, entre otras cosas, ayudó a los laboratorios Oak Ridge, que estaban buscando las formas de escalar la producción de las N95.
«Si puedo tener la oportunidad de ayudar a la sociedad, será un buen recuerdo para el resto de mi vida. Estoy feliz de hacerlo», concluyó.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.