No es candidato, pero en Colombia pocos dudan de la enorme influencia que Álvaro Uribe Vélez tuvo en la definición de la presidencia en la segunda vuelta electoral ganada por su candidato Iván Duque.
Es considerado el político más popular del país (las encuestas así lo señalan) y a la vez una de las personas más rechazadas (incluso temidas) y con más controversias en la espalda.
Desde hace más de 15 años mantiene el papel de jugador clave en la política colombiana y por ello Iván Duque, el candidato de su partido, era el favorito para quedarse con la segunda vuelta ante Gustavo Petro. Algo que se confirmó este domingo con el 54% de los votos a favor del postulante uribista.
Muchos son los que aseguran que esta victoria se debe en buena medida a Uribe.
El ex Jefe de Estado demostró una vez más que es el caudillo de mayor vigencia en la actualidad en Colombia.
Hombre récord
El 11 de marzo pasado, Uribe se convirtió en el senador que más votos recibió en toda la historia de Colombia y por eso se mantendrá en ese puesto por cuatro años más.
Alrededor de 870.000 personas le ratificaron la confianza en las urnas.
En 2002, fue el político que rompió con el bipartidismo Liberal-Conservador que se repartió el poder en este país durante décadas.
Luego, Uribe logró una inédita reforma constitucional que le permitió buscar (y lograr) la reelección para un segundo mandato por el que llegó a mantenerse en la presidencia por ocho años.
En las dos elecciones presidenciales en las que participó (2002 y 2006) obtuvo la victoria en primera vuelta con votaciones récord en la historia del país.
Por si fuera poco, en 2016 fue el actor protagónico de la victoria del No en el plebiscito por la paz, su mayor triunfo contra su gran rival en los últimos años y quien antes había sido su gran aliado, el presidente Juan Manuel Santos.
A la vez, innumerables polémicas y acusaciones en su contra han sido parte de prácticamente toda su vida política.
Se le ha señalado numerosas veces de favorecer a los paramilitares en su afán por derrotar a las FARC e incluso ha sido vinculado con el narcotráfico.
Hoy en día afronta diferentes procesos judiciales, uno de ellos por pérdida de su actual investidura de senador por ausentarse del Congreso durante varias votaciones.
El fenómeno Uribe
Director de Aeronáutica Civil, alcalde de Medellín, senador y gobernador del departamento de Antioquia.
Ese fue el camino que recorrió el exmandatario desde inicios de la década del 80 hasta su ascenso a la máxima magistratura de Colombia.
El politólogo y columnista Fernando Posada explica a BBC Mundo que el fenómeno de Uribe se debe a que el político supo presentarse como una alternativa independiente del bipartidismo, pese a que él tiene origen liberal.
«Se muestra ante los electores como una alternativa distinta ante un desgastado sistema que había condenado al país a muchos fracasos. La gente lo vio como una alternativa capaz de romper esa tradición bipartidista responsable del conflicto armado, la desigualdad, la corrupción, etc.»., explica el experto.
Posada añade que, en ese momento, el país venía de una crisis muy profunda de estabilidad institucional tras una fallida negociación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la que la guerrilla lucía «tremendamente empoderada».
«Había una sensación de la ciudadanía de derrota y de humillación en esos diálogos de paz», indica.
Uribe ganó las elecciones de 2002 en primera vuelta, con un discurso centrado en el incremento de la ofensiva contra la guerrilla de las FARC y la reducción del gasto público.
«El populismo y el caudillismo no solo se da en casos de izquierda. En el momento en el que Uribe asume la presidencia se sabía claramente que era un líder de derecha», explica Fernando Posada.
El analista apunta que en ese momento el político «logró interpretar muy bien qué es lo que pedía la gente».
Así fue como nació la llamada «política de seguridad democrática», un agresivo plan con el que Uribe buscó derrotar a los movimientos armados. Principalmente a las FARC.
Uribe y la guerra
En criterio del periodista Gonzalo Guillén, la popularidad de Uribe está totalmente relacionada con la existencia del conflicto armado.
«Considero que el uribismo es una enfermedad social causada por el miedo y el odio de Colombia a las FARC», explica el investigador.
Guillén se debe movilizar con escolta y carro blindado por las denuncias que realizó contra políticos vinculados al paramilitarismo.
En conversación con BBC Mundo indica que «los crímenes y monstruosidades de las FARC llevaron a que Uribe se convierta en lo que se convirtió».
«El país estaba tan maltratado con la guerra que vio en Uribe la posibilidad de salir de esa situación y él se aprovechó de eso».
Guillén recuerda que las controversias que rodearon la vida de Uribe vienen desde la época en la que dirigía la oficina de Aeronáutica Civil, cuando fue acusado de facilitar licencias de vuelo a favor de operadores vinculados al narcotráfico y al Cartel de Medellín.
«Cada vez que uno examina las denuncias que tiene Uribe se encuentra con que se repite la misma situación. El odio y el miedo a las FARC lo protegen de todo y lo hacen más poderoso. Intocable prácticamente», indica.
Durante sus años como presidente, el gobierno de Álvaro Uribe se vio envuelto en varios escándalos a la par que obtenía importantes victorias sobre la guerrilla.
Entre ellos destaca el caso de los «falsos positivos», donde se descubrió que civiles asesinados fueron disfrazados de guerrilleros para exhibirlos como bajas que el ejército propinaba a las FARC.
Sin embargo, Uribe concluyó sus ocho años de mandato con márgenes de popularidad muy altos.
«La mentalidad colombiana es una mentalidad de guerra y por eso la gente vio en Uribe al hombre que golpeaba a las FARC. Eso es lo que le importa a la gente. La guerra fue su gran negocio», concluye Guillén.
El exmandatario fue el abanderado de la campaña por el No al acuerdo de paz alcanzado por el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla durante el plebiscito del 2 de octubre de 2016.
Las denuncias
Además de las denuncias señaladas por el periodista Guillén, Álvaro Uribe fue acusado de fomentar y favorecer el paramilitarismo antes y durante su mandato presidencial.
Su hermano Santiago pasó dos años detenido y en la actualidad es acusado por la Fiscalía de conformar y dirigir un grupo paramilitar en Antioquia en la década del 90.
Su primo, el excongresista Mario Uribe, fue condenado en 2011 después de que exlíderes paramilitares lo vincularan con sus actividades.
Además, hace unos años dos personas condenadas por paramilitarismo afirmaron que una de estas células armadas, el bloque Metro, fue creado en una hacienda que es propiedad de Álvaro y Santiago.
Durante el mandato de Uribe hubo una desmovilización de los grupos paramilitares más grandes, entre ellos las Autodefensas Unidas de Colombia.
Sin embargo, a criterio de Guillén, este fue un proceso inconcluso que mantuvo en actividades a los grupos armados que se mostraron afines al uribismo.
El más reciente (y mediático) escándalo judicial en el que se vio involucrado el exmandatario es el abierto por la Corte Suprema de Justicia en el que se investiga a Uribe por posible manipulación de testigos.
Hace un mes uno de los considerados declarantes clave de ese proceso fue asesinado sin que todavía se conozca el autor intelectual del hecho.
Medios colombianos señalan que Álvaro Uribe tiene 28 procesos abiertos en la Corte Suprema de Justicia y más de 186 de diferente índole en otras instancias legales.
El expresidente no ha sido hallado culpable de ninguno de los presuntos delitos por los que llegó a ser investigado.
Las razones del uribismo
Sin embargo, los defensores de Álvaro Uribe quitan valor a la permanente ola de denuncias contra el caudillo antioqueño y atribuyen su éxito y popularidad a sus méritos en la gestión pública.
Desde el municipio de Florencia, la capital del departamento de Caquetá (suroeste), el concejal del partido uribista (Centro Democrático) Diego Silva cree que la alta aceptación del exmandatario se debe a los logros en su mandato y su fuerte trabajo en las regiones.
«El expresidente Uribe luchó para devolverle la libertad a los colombianos. Eso quedó marcado en los departamentos donde antes grupos como las FARC tenían el dominio», indicó Silva.
La autoridad local puso como ejemplo la región de Caquetá, «donde la gente es supremamente uribista porque cumplió su mandato de recuperar el departamento para nosotros».
«Éramos dominados por la guerrilla. Ellos hacían y deshacían y los caqueteños no teníamos progreso. Con el ejército y la fuerza pública nos trajo desarrollo en lugar de la extorsión que sufríamos por parte de los grupos ilegales», asegura.
Silva señala que Uribe «hizo que los colombianos volviéramos a creer en Colombia bajo las banderas de la seguridad democrática implementada por él».
«Los que más se sintieron identificados fueron las personas que han sufrido el flagelo de la violencia. Esas acciones nos han generado esa fuerza que hoy en día tenemos», indica el concejal.
La autoridad local añade que las denuncias en contra de Uribe vienen de «enemigos políticos» y que la población conoce de la integridad del expresidente. «Por ello lo apoyan».
Una encuesta publicada por la revista Semana y hecha por Invamer realizada en abril coloca a Álvaro Uribe como el mandatario colombiano de mayor popularidad (56%) y menor rechazo (38%).
En ese mismo estudio de opinión, el presidente saliente Juan Manuel Santos figura como el de mayor opinión desfavorable (61%).
¿Y Duque?
Cuando empezó la carrera electoral, Iván Duque apenas aparecía entre los sondeos de intención de voto con porcentajes muy bajos.
«Cuando el expresidente Uribe lo elige como su candidato único, en pocas semanas Duque alcanza el 40% de la intención de voto en las encuestas», recuerda el politólogo Fernando Posada.
El analista apunta que el elegido por el Centro Democrático a la presidencia era «alguien con poca trayectoria política y poco conocido en Colombia», pero que todo cambió al convertirse en el elegido del partido de Álvaro Uribe.
Mientras que el analista y periodista Christian Torres señala que la gran deuda del mandatario electo a su mentor político son «los votos que lo hicieron presidente».
En el cierre de campaña de Iván Duque antes de la primera vuelta del 27 de mayo, el expresidente fue el más ovacionado por los asistentes en Bogotá.
Por todo ello Duque, en más de una oportunidad, fue cuestionado sobre quién será el verdadero gobernante en caso de que ascienda al poder.
«Uribe será senador y el presidente seré yo», llegó a decir Duque ante los múltiples señalamientos de que será un «títere» del exmandatario y líder indiscutido de su partido.
A partir del 7 de agosto, cuando asuma la presidencia, Iván Duque tendrá que demostrar que aquellas palabras eran ciertas.
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