Un grupo internacional de científicos determinó que las medidas adoptadas a nivel global para frenar la pandemia de covid-19 en los últimos meses redujeron a la mitad el ruido sísmico de alta frecuencia en el planeta.
Según los autores de la investigación, publicada en la revista Science, se trata del amortiguamiento más largo y prominente de la historia desde que se empezaron a medir estas vibraciones provocadas por la actividad humana.
«Este período tranquilo es probablemente la amortiguación del ruido sísmico causado por el hombre más larga y extensa desde que empezamos a monitorizar la Tierra en detalle usando unas amplias redes de monitoreo de sismómetros”, dijo Stephen Hicks, coautor del estudio e investigador asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra e Ingeniería del Imperial College de Londres.
Los científicos estudiaron los datos de unas 268 estaciones sísmicas ubicadas en diferentes países del mundo y en 185 de ellas encontraron unas reducciones significativas del ruido antropogénico en comparación con cualquier período anterior al bloqueo de la actividad socioeconómica causado por la pandemia del nuevo coronavirus.
Los investigadores rastrearon una ola de amortiguación comenzando en China a finales de enero del 2020 y seguida luego seguido en Europa y el resto del mundo en marzo y abril a medida los distintos países fueron decretando medidas de cuarentena.
Además, los científicos señalaron que el bajo nivel de ruido sísmico observado durante estos cierres no solamente duró más tiempo en comparación con los períodos de baja actividad como Navidad y Año Nuevo, sino que a menudo fue más silencioso que en estos días festivos.
Así, los científicos calcularon que en el período entre marzo y mayo, la media global de ruido sísmico ambiental de alta frecuencia (hiFSAN por sus siglas en inglés) se redujo hasta en un 50 %.
Una oportunidad única para los científicos
Al mismo tiempo, el cambio radical en la vida cotidiana del ser humano producido por la crisis del covid-19 ha brindado una oportunidad única para escuchar las vibraciones naturales de la Tierra sin o con una mínima interferencia antropogénica.
Si bien esta reducción es más fuerte en los sismómetros de superficie situados en áreas pobladas, esta inactividad sísmica se extiende por muchos kilómetros radialmente y a cientos de metros de profundidad.
«Nuestro estudio pone de manifiesto de manera única en qué medida las actividades humanas afectan a la Tierra sólida y podría permitirnos ver más claro que nunca cuál es la diferencia entre el ruido [sísmico] humano y el natural», enfatizó Stephen Hicks.
Según los investigadores, conseguir diferenciar ambos tipos de ruido podría ayudarlos a prevenir el advenimiento de desastres naturales.
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