El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró este miércoles la independencia energética alcanzada por el país en los últimos tiempos, pero advirtió que en caso de no “tener cuidado” podría acabar reproduciéndose una situación similar a la de Venezuela, en la que “no tienen agua, no tienen medicamentos y no tienen comida”.
“Por primera vez en casi 70 años, nos hemos convertido en una exportador neto de energía. Y Estados Unidos es ahora el primer productor de petróleo y de gas natural en la faz de la Tierra“, aseguró Trump durante un acto celebrado en un complejo industrial de la localidad de Midland, Texas.
El mandatario anunció que su administración ha tomado una serie de medidas para garantizar que esta tendencia continúe, entre ellas, la prórroga de los permisos de exportación de gas natural hasta el año 2050.
Durante el acto, marcado por un claro tono electoral, Trump advirtió que las medidas anunciadas por su contrincante en los comicios del próximo mes de noviembre, el demócrata Joe Biden, entre las que destaca la vuelta de Estados Unidos al acuerdo de París, podrían acabar llevando al país a una situación similar a la que atraviesa Venezuela en la actualidad.
“Destruirían el país”
“Hay que tener cuidado. La gente no se lo toma en serio. Si ellos vencen, no tendrán más energía procedente del gran estado de Texas, o de Nuevo México o de cualquier otro lugar”, señaló, sin argumentar su afirmación.
El presidente consideró que la “agenda extrema” que rige las políticas de la oposición implicarían “la muerte de la prosperidad estadounidense” y “destruirían el país”.
“Solía decir, «nos convertiremos en Venezuela». La misma ideología (…). Venezuela era uno de los países más ricos del mundo, per cápita; uno de los más ricos del mundo, punto, con unas de las mayores reservas petrolíferas. Ahora no tienen agua, no tienen medicamentos y no tienen comida“, apuntó instantes antes de zanjar: “No tienen nada y eso nos podría suceder a nosotros”.
En las últimas semanas, el presidente y candidato republicano, que buscará la reelección en las urnas el 3 de noviembre, ha insistido en caracterizar el programa de campaña de los demócratas como una retahíla de propuestas extremistas que desembocarían en un gobierno socialista.
Los expertos achacan esta estrategia, basada en el discurso del miedo, al hecho de que buena parte de la población desaprueba la gestión del mandatario en los últimos meses, lo que ha supuesto que Biden lleve una ventaja de más de ocho puntos en los sondeos, según el promedio de las encuestas a nivel nacional de la página web Real Clear Politics.
“Es un tanto curioso. Un hombre trabaja para nosotros, con nosotros, muy estrechamente, el doctor [Anthony] Fauci -así como la doctora Deborah Birx, a quien también se tiene en alta consideración- y aún así, todo el mundo les tiene en alta estima, pero yo no le gusto a nadie”, se lamentaba el martes el mandatario durante una rueda de prensa al ser preguntado por las cifras de aprobación de dos de los principales expertos del equipo designado por la Casa Blanca para gestionar la pandemia.
“Solo puede deberse a mi personalidad, eso es todo“, concluyó.
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