La pandemia cambió la vida de la población mundial. Una cuarentena, que se extendió durante meses y que aun permanece activa en algunos lugares como Venezuela, generó diferentes reacciones en las personas, muchas de ellas se enfrentaban por primera vez a un escenario de pandemia, ya que la última se registró en 1920.
José Luis Múñoz es un venezolano invidente que se reinventó un oficio durante el confinamiento, él quiso aprovechar el ocio en algo positivo y se convirtió en un «radioaficionado» Sumarium presenta el reportaje.
A continuación el trabajo especial
Para muchos, adaptarse a los cambios no es una tarea fácil. Enfrentar la vida y relacionarse con los demás puede ser más difícil cuando las limitaciones auditivas o visuales representan un obstáculo. Pero, en Venezuela, un locutor invidente de radio se esfuerza día con día por ser uno más en su profesión.
José Luis Muñoz, de 62 años, ha atravesado muchos cambios a lo largo de su vida. Todos ellos los ha enfrentado con entereza, incluyendo los generados por el nuevo coronavirus. Debido a la pandemia y una cuarentena vigente desde el 16 de marzo, ya no puede acudir a la estación de la gubernamental Radio Nacional de Venezuela que lo empleó. Pero en lugar de quedarse en casa aislado y en silencio, puso manos a la obra y no tardó mucho en reanudar su contacto con la gente como radioaficionado desde su casa.
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“Al principio (la cuarentena) fue una mortificación y uno estaba como desorientado porque bueno ¿y ahora qué hago con tanto tiempo? ¿Cómo me administro en el tiempo?”, comentó. “A medida que fueron pasando los días, uno fue como agarrando impulso“.
“Ahora como tengo más tiempo, hablo con más frecuencia” por la radio, cumple guardia en operativos especiales y realiza emisiones diarias a las 6 de la tarde para la Red Nacional de Emergencias, agregó.
Junto a otras personas autorizadas para emitir y recibir mensajes radiados privados, por medio de bandas de frecuencia jurídicamente establecidas, presta sus servicios a lo largo del país para satisfacer una necesidad, que va desde ofrecer información de dónde conseguir un medicamento hasta orientar a las personas en un trámite administrativo.
Además de prestar sus servicios informativos, Muñoz colabora con la Red Nacional de Emergencias para auxiliar a las autoridades en cualquier contingencia, incluyendo apagones, accidentes viales, desastres naturales, orientar y ubicar excursionistas extraviados, entre otros.
Muñoz, graduado de locutor en 1985, está orgulloso de cómo los radioaficionados han ayudado a conseguir medicinas, incluso fuera de las fronteras, en países tales como Colombia porque “no las tienen aquí en Venezuela y se necesita para alguien, allá los radioaficionados la localizan y la envían aquí”.
En su memoria, la luz y los colores están ausentes. Fue diagnosticado con glaucoma y quedó ciego a la edad de 3 años. La enfermedad, caracterizada por el aumento de la presión intraocular, le arrebató la vista, pero no las ganas de superarse y ayudar al prójimo.
“Yo toda la vida he tenido el espíritu de servir, no importa quien, sea conocido o no. Como radioaficionado o como persona que pueda colaborar en otros aspectos”, aseveró Muñoz. “No hay mayor satisfacción que poder servir, pero uno tiene que entender que no puede adaptar la sociedad a uno…hay que saber que es uno el que tiene que adaptarse para ir superando los escollos”.
En tanto se levanta la cuarentena, Muñoz se mantiene ocupado y adelanta una serie de programas pensando ya en su regreso a la Radio Nacional. Desde 2018, su programa “Venezuela en Siete notas” aborda el día a día de El Sistema, la red de orquestas sinfónicas infantiles y juveniles que convirtió a Venezuela en un importante productor de talento musical.
Con información de Sumarium
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