La justicia alemana ordenó este viernes el internamiento psiquiátrico prolongado de un eritreo que mató a un niño arrojándolo a una vía del tren, al considerarlo penalmente no responsable de sus actos, en un caso que conmocionó al país.
AFP
Los jueces del tribunal de Fráncfort siguieron las recomendaciones de la fiscalía, la defensa y las partes civiles que pidieron el internamiento prolongado de Habte Araya en un hospital psiquiátrico en régimen cerrado.
Los jueces estimaron que el hombre, de 41 años y que comparece desde el 19 de agosto, había cometido efectivamente un asesinato y un intento de asesinato.
Un experto psiquiátrico estimó que este hombre, casado y con tres hijos, y quien vive en Suiza desde hace 14 años, representa un peligro.
También consideró que existía una «alta probabilidad» de reincidencia, incluso de posibles homicidios.
El 29 de julio de 2019 por la mañana, Habte Araya arrojó a la vía a Leo, de 8 años, y a su madre, de 40, cuando un tren entraba en la estación de Fráncfort.
El niño murió en el acto y su madre logró salir de las vías por poco. Fue trasladada al hospital, herida y en estado de shock.
El hombre también intentó empujar a la vía a otra persona, de 78 años, pero esta consiguió impedírselo.
– ‘Desconocidos’-
«Atacó a personas que eran completamente desconocidas para él», explica el experto psiquiátrico, quien diagnosticó una «esquizofrenia paranoica» aguda.
El riesgo de reincidencia «sólo puede impedirse con un tratamiento (en un centro) psiquiátrico cerrado y bajo alta seguridad», continuó el experto.
En el primer día del juicio, el eritreo expresó su pesar, en una declaración escrita leída por su abogado: «Lo siento mucho, sobre todo por la familia».
«Estaba muy enfermo», explicó.
El eritreo llegó en tren a Fráncfort desde Basilea (Suiza) y se escondió detrás de un pilar de esta gran estación de trenes con mucho tráfico, en particular durante el verano.
Unos transeúntes lo detuvieron cuando intentaba huir.
El caso suscitó una gran conmoción en Alemania. El ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, lo calificó de crimen «espantoso» y prometió aumentar la seguridad en las estaciones de tren y ampliar la videovigilancia.
Las autoridades suizas buscaban a este hombre tras unas agresiones cometidas cuatro días antes en este país en el que residía desde 2006, en el cantón de Zúrich.
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