El actor Chadwick Boseman murió de cáncer de colon el viernes a los 43 años después de luchar contra la enfermedad durante años. La enfermedad que sufría es el tercer cáncer más mortífero entre hombres y mujeres en los Estados Unidos, después del de pulmón y próstata en los hombres, y el de pulmón y mama en las mujeres.
Según un informe de la Sociedad Americana del Cáncer, los casos de cáncer colorrectal en EEUU entre los menores de 50 años viene aumentado desde la década de 1990. La mitad de todos los nuevos diagnósticos se dan en personas de 66 años o menos, según el informe, y la asociación médica recomienda que la evaluación regular del cáncer de colon y recto comience a los 45 años
En 2017, los datos más recientes de los disponibles, 52.547 personas murieron de cáncer colorrectal en todo EEUU. En el informe, la Sociedad Americana del Cáncer, reveló que el índice de diagnóstico está disminuyendo entre los mayores de 65 años, pero aumentando en los adultos más jóvenes. “Sabíamos que los casos de cáncer colorrectal aumentaban en los grupos de edad más jóvenes pero nos sorprendió la rapidez con la que está ocurriendo”, dijo a la cadena CNN Rebecca Siegel, coautora del estudio y directora científica de investigación de vigilancia de la Sociedad Americana del Cáncer en Atlanta.
“Este informe es muy importante porque no sólo proporciona una instantánea de la carga actual del cáncer colorrectal, sino también una ventana al futuro”, dijo, y agregó que si los casos en los adultos más jóvenes continúan, “los médicos deben ser conscientes de los desafíos únicos en esta población de pacientes, como la necesidad de preservar la fertilidad y la función sexual, así como el riesgo de los efectos del tratamiento a largo plazo debido a su mayor esperanza de vida”.
La investigación detalla que el cáncer colorrectal es la tercera causa de muerte por cáncer entre hombres y mujeres en los Estados Unidos. El estudio encontró que entre 2008 y 2017 las tasas de mortalidad por cáncer colorrectal disminuyeron en un 3% anual en adultos de 65 años o más y en un 0,6% anual en adultos de 50 a 64 años, pero las tasas aumentaron en un 1,3% anual en adultos menores de 50 años.
“Gran parte de la disminución de la incidencia en los adultos mayores se debe al aumento de las pruebas de detección, pero aún se desconoce la causa del aumento de la incidencia en los grupos de edad más jóvenes”, explicó Siegel. “La epidemia de obesidad probablemente esté contribuyendo, pero no parece ser la única causa”, dijo. “La dieta tiene una gran influencia sobre el riesgo de cáncer colorrectal y se están haciendo muchas investigaciones para ver cómo las distintas cosas que consumimos, incluidos los medicamentos como los antibióticos, influyen en la salud intestinal, específicamente su papel en la determinación de los microorganismos que componen nuestro microbioma”.
Los investigadores pudieron hacer algunas proyecciones y estimaron que 53.200 personas morirán por este tipo de cáncer en 2020, un 7% de ellos -3.640 muertes- serán en adultos menores de 50 años.
“Este trabajo puede crear más consenso para empezar a hacer pruebas de detección antes de los 50 años”, dijo Siegel. “Además, esto debería ser una llamada de atención para que los médicos sean mejores en el seguimiento oportuno de los pacientes más jóvenes que presentan síntomas” de cáncer colorrectal, dijo.
Este tipo de cáncer es curable en un 90% si se diagnostica en forma precoz
El tubo digestivo humano comienza en la boca y termina en el ano. Los últimos tramos de intestino son el colon y el recto (también conocido como intestino grueso). Allí, pueden aparecer lesiones denominadas preneoplasicas (premalignas) llamadas pólipos adenomatosos: son como verrugas que se elevan desde la luz del intestino. Son lesiones benignas, pero si no son detectadas a tiempo y extirpadas pueden derivar en cáncer colorrectal. Así, las tasas de curación alcanzan el 90 por ciento de los casos y en muchas ocasiones sin la necesidad de tratamientos oncológicos como quimio y radioterapia, sino mediante cirugías mucho menos invasivas como la laparoscopía.
“La prevención del cáncer colorrectal se realiza básicamente con dos métodos diagnósticos. El primero es la sangre oculta en materia fecal, que lo puede realizar el paciente en su casa mediante un dispositivo proporcionado por el médico. El segundo estudio, de mayor precisión y efectividad, es la colonoscopía, primera opción para pacientes considerados ‘de riesgo’ por tener antecedentes familiares de la enfermedad o haber padecido enfermedad inflamatoria intestinal”, describió el doctor Lisandro Pereyra (MN: 107.475), miembro de la Asociación Científica ENDIBA (Endoscopistas Digestivos de Buenos Aires) en diálogo con Infobae.
Sin embargo, incluso si no existen antecedentes familiares, es aconsejable la colonoscopía a partir de los 50 de edad.
Por su parte, el doctor Leandro Steinberg, también de ENDIBA, detalló que “el estudio de sangre oculta en materia fecal detecta los cánceres en etapas tempranas, mientras que la colonoscopía puede, además, dar evidencia de los pólipos, que son las lesiones precursoras que dan origen al cáncer de colon”.
Los especialistas destacan que la colonoscopía es una prueba totalmente segura que, si no evidencia anomalía, no será necesario reiterar hasta diez años después. En tanto, de resultar positiva, se evaluará el riesgo para determinar la frecuencia de los próximos estudios. “En el 80% de los casos lo que se encuentra son pólipos benignos que se extraen en el mismo procedimiento. Según sus características, se decidirá cuándo debe repetirse el estudio”, señala Pereyra.
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