Tres rutas. María Corina Machado, Henrique Capriles y Juan Guaidó toman caminos separados ante la coyuntura electoral del 6 de diciembre. Las rivalidades se exacerban ante lo que parece ser el fin del gobierno interino y obliga a preguntarse nuevamente ¿cuál es la ruta más viable para provocar una transición democrática? y ¿qué acerca y separa a las propuestas planteadas?
Los tres escenarios implican riesgos y costos, pero la apuesta de Capriles es la más “realista”, en opinión del politólogo Ricardo Sucre. “Apuesta a crear condiciones para lograr un cambio dentro del sistema, eso es más realista, pero tiene un costo mayor. Es el más factible siempre y cuando Capriles tenga como ruta la acumulación de fuerza y no el cambio inmediato”, explica.
Para el profesor universitario, las opciones planteadas por Guaidó y Machado conducen a la inercia, lo que favorece el statu quo. “El problema con Guaidó y Machado es que no te llevan a ningún lado y ahora menos que Estados Unidos no va a hacer el desempate (descarta la intervención militar). Es una estrategia estancada que termina estabilizando a (Nicolás) Maduro y que beneficia solo a los que están dolarizados, porque están en una burbuja”, cuestiona.
El representante especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, calificó de “realismo mágico” una intervención militar en Venezuela y advirtió que son los venezolanos quienes tienen que buscar una salida política a la crisis, esto a pesar de que Estados Unidos torpedeó el proceso de negociación que dirigía Noruega.
El riesgo para Capriles es que no logre constituir una fuerza que represente un desafío para Maduro y el régimen “se lo coma”, apunta Sucre: “Maduro es un adversario de peso y el reto para Capriles es construir una acumulación de fuerza que pueda reconstituir a la oposición para plantearle al gobierno un desafío de tú a tú, el gran riesgo es que el sistema de Maduro lo metabolice, lo esterilice y lo vacíe”.
Un sector minoritario de la oposición, agrupado en la Mesa de Diálogo Nacional (MDN), también cree que participar en las elecciones injustas puede servir para recuperar espacios. No obstante, la diferencia entre este sector y Capriles es que la MDN piensa que puede ganar y está dispuesta a medirse con las reglas del gobierno de Maduro mientras Capriles “busca obtener del adversario las mejores condiciones posibles para que la pelea no sea tan desigual”, según Sucre.
El politólogo Piero Trepiccione considera que la propuesta más viable “es aquella que promueva una salida electoral, pero ajustada a una hoja de ruta. La propuesta más viable es la de pelear y seguir impulsando la posibilidad de una elección realmente competitiva”.
A su juicio, es posible que la elección sea pospuesta por los efectos que está provocando la pandemia de coronavirus en el país y por las discusiones políticas que llevan adelante algunos factores de la diplomacia internacional, entre ellos la Unión Europea y Turquía, que “pudieran coadyuvar para que se pospongan estas elecciones que lucen muy complejas de organizar en el marco de la pandemia”.
Sin embargo, posponer la elección significaría para el régimen chavista dar más tiempo de vida a la Asamblea Nacional de Juan Guaidó y, por lo tanto, al gobierno interino.
Trepiccione ve este escenario como una “ventana de oportunidad” para la oposición pese a las divisiones. “Este es el mejor momento de la oposición para lograr mejores condiciones electorales, la máxima presión está sobre Nicolás Maduro por la condición económica del país, por los indicadores sociales, por las sanciones, este es el mejor momento para que la oposición unida y articulada pueda alcanzar una negociación. Pero si se mantienen los egos y el apego cerrado a las propuestas de cada quien, difícilmente se pueda aprovechar esta ventana de oportunidad”, afirma.
Encuentros y desencuentros
Machado y Guaidó no solo tienen diferencias, hay un punto que los acerca además del objetivo de una transición política en Venezuela. Para el politólogo Ricardo Sucre la “tesis del quiebre” es común en ambas propuestas.
“Esa estrategia lo que persigue es producir una presión de tal fuerza que produzca el quiebre o la fractura en la cúpula del gobierno. La diferencia es que Machado apuesta por una operación de fuerza para forzar la salida del gobierno y propone un quiebre abrupto, mientras que Guaidó quiere un quiebre elegante, quiere lo mismo, pero que se produzca desde el gobierno como se planteó el 30 de abril que supuestamente Maikel Moreno y (Vladimir) Padrino López estaban negociando la salida de Maduro”, expone.
La apuesta a la presión extranjera también guarda similitudes. “Guaidó pensó que con las sanciones y la amenaza de Estados Unidos era suficiente para provocar ese quiebre”, señala Sucre.
Pero esto no funcionó porque “las sanciones son eficaces cuando son muy focalizadas y pensadas como incentivos para negociar, son un reforzador para provocar un cambio de comportamiento, no para cambiar gobiernos”, agrega.
“Guaidó se concentró demasiado en la posición geopolítica de Estados Unidos y descuidó un tanto la posición europea y la del resto de los países de América Latina integrados en la OEA (Organización de Estados Americanos)”, complementa el politólogo Piero Trepiccione.
Sobre la solicitud de María Corina Machado de activar una fuerza extranjera para intervenir Venezuela, Trepiccione advierte: “Una intervención implica un costo. ¿Quién va a pagar esa intervención en número de vidas y costos financieros? Esa es una propuesta que marca diferencia con la de Guaidó y Capriles. Esa propuesta tiene un elemento de rechazo de la mayoría de los países de América Latina y es poco realista”.
Otro punto en común entre Guaidó, Capriles y Machado es la exigencia de elecciones libres con la diferencia de que Machado no cree que puedan convocarse comicios realmente transparentes y democráticos con Maduro en la presidencia.
Los analistas consultados coinciden en que la lucha por la hegemonía y el liderazgo dentro de la oposición es lo que dificulta la conciliación entre los tres dirigentes. La consulta popular que plantea Guaidó es interpretada como una forma de legitimar su continuidad al frente como presidente interino y Capriles y Machado perciben que ya su tiempo se agotó.
Pese a este escenario, tres elementos pueden acercar las posiciones, según Trepiccione:
1️⃣ La transición política como un objetivo común. Priva un interés superior que es el que une a un alto porcentaje de la población y es el cambio de gobierno.
2️⃣ A la Unión Europea, a los Estados Unidos, al Grupo de Lima y al Grupo de Contacto, a Rusia y a China les interesa la estabilidad de Venezuela, no un país “quebrado”.
3️⃣ La pandemia está teniendo un impacto en la fecha de la elección convocada por el actual Consejo Nacional Electoral y va a tener impacto en todo lo que se refiere al ejercicio de la política en Venezuela.
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