Los pasajeros, en especial los de la tercera edad, reclaman más unidades en las rutas principales y troncales, puesto que deben esperar mucho tiempo en las colas de las paradas. Sin embargo, los conductores enfrentan las dificultades diarias para echar combustible, además de sufrir los altos costos de mantenimiento de los buses.
Rafael Lastra Veracierto | Crónica Uno
Desde que comenzó esta semana de flexibilización de la cuarentena por COVID-19, las paradas del Litoral Central se muestran abarrotadas. Pocos buses circulan en el traslado de pasajeros debido a las dificultades de los conductores para abastecerse de gasolina y gasoil.
Los choferes han tenido que multiplicar sus esfuerzos para cumplir con la demanda del servicio y piden que se les garantice el suministro de combustible.
“Además de lo costoso de los repuestos y el mantenimiento general, lo de la gasolina está influyendo. No es verdad que tengamos un horario ni un suministro preferencial de combustible”, admitió Argimiro López, chofer de una unidad que cubre la ruta principal entre Catia La Mar y Caraballeda.
En los primeros cuatro días de esta semana, se observaron largas colas de usuarios en paradas de alta concurrencia, como las de La Soublette y Barrio Aeropuerto en Catia La Mar, Calle Los Baños y La Aviación en Maiquetía, y en la zona colonial de La Guaira. Allí se multiplican los reclamos, en especial de los adultos mayores, por el tiempo de espera.
“Esto es demasiado para mí, tú me tienes que llevar a mi casa y no me puedes cobrar más de 10.000 bolívares”, le dijo Luisa Méndez, obrera jubilada del Ministerio de Educación, al conductor del bus que abordó frente a los bloques de La Aviación. Se dirigía a su casa en Caraballeda con dos bolsas de alimentos básicos y dijo sentirse agotada del recorrido por mercados populares de Catia La Mar.
Que no aumente el pasaje
Otros usuarios comentaron que, aunque están inconformes con la disminución de buses, estarían más preocupados si hubiera un alza de la tarifa del pasaje urbano, como pretende el gremio regional del transporte público.
Los bancos no están dando prácticamente nada de efectivo, a veces no más de 100.000 bolívares, y si aumentan el pasaje, imagínate, todo está carísimo: es una tragedia lo que vivimos”, expresó María del Mar Corro, jubilada del Puerto de La Guaira y que aguantaba el sol en una de las paradas de la avenida Álamo, en Macuto.
Cerca de María del Mar, la maestra Elena Pineda, de 66 años de edad, manifestó que prefería aguardar por los autobuses marca Yutong de la Gobernación de La Guaira. “Aguanto un poco más y me voy en los rojitos, que siempre me cobran el pasaje legal y creo que, por ser del gobierno, no se van a parar por gasolina”, agregó.
Las dificultades del transporte público con la gasolina son extendidas a los vehículos particulares y motocicletas, cuyos conductores desde hace más de una semana sufren en las adyacencias de las bombas, sin la certeza de echar gasolina. Algunos de ellos han tenido que dormir hasta tres días dentro de sus automóviles para lograr el objetivo.
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