El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, sostuvo que las diferencias entre Turquía, Grecia y Chipre por las zonas marítimas en el Mediterráneo tendrá una solución pacífica.
«No vamos a resolverlo por medios militares, sino con diálogo y conversación», declaró el político español durante un debate en el pleno de la Eurocámara sobre la cumbre de líderes de la UE que se celebrará la próxima semana, en la que se abordará el enfrentamiento con Ankara.
En ese sentido, aseguró que la última decisión de Turquía de suspender las exploraciones sísmicas en la plataforma continental de Grecia es «un paso en la dirección adecuada».
«Nos da cierta esperanza de que conducirá a más pasos hacia el diálogo», comentó Borrell en referencia a que Ankara no haya renovado el aviso a navegantes (NAVTEX) que informaba de las actividades del buque explorador Oruc Reis en una zona disputada. En efecto, Turquía ordenó el fin de semana pasado que el barco regresara a Antalya.
De todas formas, el jefe de la diplomacia comunitaria recalcó que las tensiones en el Mediterráneo oriental «han seguido creciendo durante el verano», y precisó que durante los últimos meses se ha esforzado en facilitar la desescalada.
«Lo mínimo que puedo decir es que se necesitan más esfuerzos, es la forma más sutil de decir que la situación no ha mejorado», agregó.
Borrell consideró que la situación en el Mediterráneo oriental requiere «un compromiso urgente y colectivo», por lo que destacó las reuniones que los países de la UE han mantenido en las últimas semanas para abordar el conflicto.
Además de en la cumbre europea del 24 y 25 de septiembre, el enfrentamiento entre Turquía y Grecia también se tratará en el Consejo de ministros de Exteriores comunitarios del próximo lunes.
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«Lo que ha estado pasando durante el verano son acontecimientos inaceptables. Turquía debe abstenerse de realizar acciones unilaterales y ese es un elemento básico para permitir que el diálogo avance, mejor dicho, para que empiece», indicó.
Añadió que los ministros de Exteriores de los Veintisiete han sido «muy claros» sobre las «posibles consecuencias» de que no se logren progresos con Turquía, en un momento en el que la UE sopesa la posibilidad de imponer nuevas sanciones a Ankara por su comportamiento en el Mediterráneo.
Esa opción estará sobre la mesa en la cumbre de líderes de la próxima semana, aunque Borrell reconoció que las sanciones no tienen por el momento el apoyo suficiente de los países para ser adoptadas.
Manifestó su esperanza de que los jefes de Estado y de Gobierno logren «desarrollar un enfoque constructivo» para las relaciones de los Veintisiete con Ankara que, según el político español, se encuentran «en un momento decisivo en la Historia».
Las aspiraciones de Turquía, Grecia y Chipre de delinear sus zonas económicas exclusivas (ZEE) en el Mediterráneo oriental son responsables del conflicto que enfrenta a la UE con Ankara en los últimos meses.
Atenas pretende delimitar su zona económica exclusiva (ZEE) partiendo de las costas de la isla de Kastelorizo, situada a 120 kilómetros al este de Rodas y a 520 kilómetros de la Grecia continental, lo que se traduciría en un dominio heleno sobre la mayor parte del Mediterráneo oriental.
Ankara rechaza esa aspiración argumentando que «las islas no pueden tener ZEE», postura no fundamentada en la legislación marítima, y ha anunciado actividades de exploración de hidrocarburos en zonas que Atenas considera propias.
En cuanto a la política interior turca, Borrell dijo que Bruselas percibe «un peligroso desvío en las áreas del Estado de derecho y las libertades fundamentales», y criticó la falta de avances para garantizar la independencia judicial.
De todas formas, insistió en que la UE no «quiere» ni «busca» una relación con Turquía basada en la confrontación.
EFE
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