Tanto Oblitas como Lucena llegaron directo a las oficinas rectoras de las universidades en las que fueron designadas como máximas autoridades sin haber pisado un salón de clases como docentes.
Primero fue Sandra Oblitas, quien en julio de 2020 y recién salida de su cargo como rectora en el Consejo Nacional Electoral (CNE), hizo solo un ligero ajuste a su tarjeta de presentación luego de ser designada como rectora pero esta vez al frente de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).
La designación de Oblitas como máxima autoridad en la UBV vino a sustituir después de dos años en el cargo al ministro de Educación Universitaria, César Trompiz, quien desde 2019 jugaba triple play en cargos incompatibles por el perfil de sus competencias: durante 16 meses Trompiz fue rector de la UBV -nombrado desde 2018- al mismo tiempo que asumía funciones como ministro del ente que les asigna presupuesto, y a la vez era el director encargado de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), lo que significa que como ministro y director de OPSU manejaba cada una de las instancias sobre las cuales pasan los recursos para la universidad que él mismo dirigía.
La nueva rectora de la UBV tiene en su vida curricular el título de socióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1994 y una especialización en Gerencia Municipal. Sobre una carrera académica, requisito indispensable para ser rectora universitaria, no se sabe nada. Sus credenciales y por las cuales se convirtió en una figura pública se remontan a 2003, cuando llegó al CNE y fue ascendiendo en diferentes cargos hasta que llegó a ser rectora principal y vicepresidenta del organismo desde 2016 hasta junio de 2020.
El mismo traje le sentó a su compañera y doblemente colega rectora, Tibisay Lucena, quien salió de las oficinas de la presidencia del CNE para encargarse de la Universidad Experimental de las Artes (Uneartes), designada directamente por el gobernante Nicolás Maduro.
Lucena, quien también comparte con Oblitas el título de socióloga y política graduada en la UCV, entró como rectora suplente en el CNE desde 1999 hasta salir como presidenta del ente electoral en junio de 2020, lo que significa que en los últimos 21 años pasó muchas veces frente a la célebre baranda pero nunca por un aula de clases.
El artículo 28 de la Ley de Universidades vigente establece claramente las condiciones para ocupar el cargo de rector/a, vicerrectores y secretario/a de las universidades «deben ser venezolanos, de elevadas condiciones morales, poseer título de Doctor, tener suficientes credenciales científicas y profesionales y haber ejercido con idoneidad funciones docentes y de investigación en alguna universidad venezolana durante cinco años por lo menos».
La presentación oficial de las nuevas rectoras tampoco ocurrió luego de elecciones directas y universales dentro de las casas de estudio que ahora rigen, es decir bajo la norma que propone el polémico 1×1, que mantiene paralizada la renovación de autoridades en todas las universidades autónomas sobre las cuales pesa la sentencia No. 324 del Tribunal Supremo de Justicia, de fecha 27 de agosto, que ordenó en primera instancia la realización de elecciones de autoridades rectorales en la UCV, «en igualdad de condiciones para elegir las autoridades universitarias», según el artículo 34, apartado 3, de la Ley Orgánica de Educación (LOE).
Si jurídicamente ambos reglamentos pudieran entrar en contradicción como ha ocurrido desde 2009, cuando se decretó la LOE, lo que no queda duda es que tienen por encima y en vigencia plena el artículo 109 de la Constitución que establece la autonomía universitaria.
El personal docente y la población estudiantil de las respectivas casas de estudio se enteraron de las designaciones a través de las redes sociales. Oblitas está al frente de una universidad pública, pero no autónoma, que ya cuenta con 17 años de existencia y sin embargo ninguna elección interna, algo en lo que paradójicamente sí es experta su nueva rectora.
El profesor Gregorio Afonso, secretario de Asuntos Académicos de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), explicaba algunas consideraciones en un artículo de opinión publicado en Provea: «Pese a que la UBV nació en el siglo XXI, sus autoridades son designadas con criterios premodernos. No hay claustros amplios o estrechos, terna de candidatos, organismos colegiados o cualquier tipo de consulta que permita su elección, esa es una potestad del poder. La imposición de autoridades en la UBV es una práctica que devela la impostura del discurso de autonomía y democratización de las universidades del gobierno de facto. Las sentencias 0324 y 0047 del TSJ sobre las elecciones en la UCV y las declaraciones del Ministro Trompiz al respecto son: la nada.
Su única pretensión es presionar para instaurar en las universidades autónomas el mismo procedimiento utilizado para designar las autoridades de la UBV, las universidades intervenidas, las de reciente creación y los vicerrectores académicos y administrativos de las Universidades Simón Bolívar y del Zulia respectivamente».
En el caso de la designación de Lucena, el encargado de dar la noticia ni siquiera fue Trompiz como ministro de Educación Universitaria, sino el de Cultura, Ernesto Villegas, quien mediante su cuenta Twitter @AquiConErnesto, formalizó el anuncio: «Me complace dar la bienvenida a Tibisay Lucena, nueva rectora de la Uneartes. Formada como música académica recibe de manos de otra artista, Alejandrina Reyes, quien tras encomiable gestión vuelve a Universidad Simón Rodríguez. ¡Felicitaciones a ambas!”, escribió el 5 de septiembre de 2020.
La formación musical de Lucena, quien toca el violonchelo, fueron credenciales suficientes para dirigir una universidad experimental que tiene siete centros de estudio y seis carreras de formación con los grados tanto de Técnico Superior Universitario como de Licenciaturas, en el cual solo una es musical.
La carrera docente universitaria está normada sobre la idea del ascenso según escalafón que se evalúa por credenciales, méritos científicos y años de servicio. Solo se asciende a través de la presentación de concursos de oposición en especialidades académicas. El artículo 87 de la Ley de Universidades señala que los miembros ordinarios del personal docente y de investigación están organizados por cinco niveles que inician como Instructor, Profesor Asistente, Profesor Agregado, Profesor Asociado y finalmente como Profesor Titular.
Rectoras con espadas y honor
La Ley de Universidades establece en su artículo 37 que «el Rector es el representante legal de la universidad y el órgano de comunicación de ésta con todas las autoridades de la República y con las instituciones nacionales o extranjeras».
Ambas rectoras salieron del CNE con una hoja curricular tachada de sanciones internacionales que dificultan su labor al frente de una institución educativa. Oblitas, ahora rectora de la UBV, fue incluida en noviembre de 2017 por el Departamento del Tesoro de EEUU en una lista de sancionados por presuntas vinculaciones con fraudes electorales y censura a los medios de comunicación. Panamá y la Unión Europea también la incluyeron en sus listas respectivas, por lo que la rectora tiene prohibido el tránsito por esa comunidad de naciones.
Lucena y otros doce funcionarios relacionados con el gobierno de Maduro fueron sancionados por Estados Unidos, en julio de 2017, por lo que el gobernante le entregó una réplica de la espada de Bolívar como una especie de «desagravio» simbólico.
«Me siento muy honrada, nunca pensé que iba a recibir este honor tan grande que representa esta espada. No tengo cuentas, no tengo bienes ni tengo visas en Estados Unidos, lo que sí tengo es un gran orgullo de pertenecer a una institución y por eso me están sancionando», dijo la ahora rectora de Uneartes.
A los dos meses, Canadá también la incluyó en la lista de 40 funcionarios sancionados. La medida establece la prohibición de que cualquier ciudadano canadiense realice transacciones con las personas señaladas. La Unión Europea hizo lo propio en enero de 2018 y de nuevo Lucena fue señalada como «responsable del deterioro de la democracia en Venezuela». Suiza específicamente señaló a siete funcionarios entre los que destaca Lucena por «violaciones de derechos humanos», y por ende no puede entrar a ninguna de las naciones que conforman la Unión Europea.
No más Festival de Salzburgo en Austria, epicentro de la música académica en la cual se formó la rectora.
Estas sanciones -más allá del dilema moral que asocian- también significan que la máxima autoridad y representante oficial de una institución artística de educación superior no puede relacionarse con centros claves de intercambio de conocimiento y alianzas estratégicas indispensables para la vida académica. Esto se extiende a otras naciones más cercanas como Panamá, México y en el caso de Lucena, ni siquiera puede ingresar a Colombia, ya que en enero de 2019 entró en una lista que el gobierno colombiano mantiene con medidas de prohibición de entrada al país o sujetas a expulsión.
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