Este sábado Donald Trump retomó sus actividades de campaña presidencial tras enfermarse de COVID-19. Ante miles de personas frente a la Casa Blanca, el magnate republicano reiteró que se encuentra «bien».
ABC | David Andalete
«Por medio del poder de la ciencia y la medicina de América, erradicaremos de una vez por todas este virus chino», dijo el mandatario ante sus seguidores.
En un gesto simbólico, Trump se acercó al micrófono y se quitó el tapaboca para ofrecer su discurso que duró unos 18 minutos.
La última vez que apareció en ese mismo balcón, entre la famosa columnata de la Casa Blanca, acababa de llegar del hospital, y tras subir las escaleras, con gesto serio, parecía tener dificultad para respirar. Aquel día, el pasado lunes, Trump aún estaba bajo un agresivo tratamiento para el coronavirus que incluía el cóctel de anticuerpos de Regeneron, el antiviral de Remdesivir y esteroides varios. Los médicos emitieron un parte el jueves diciendo que Trump podía retomar su agenda oficial y de campaña este mismo sábado, algo que él hizo diligentemente.
Lo que los médicos aun no han aclarado es si Trump sigue siendo contagioso. No es que al presidente parezca preocuparle mucho. Este mismo lunes tendrá un mitin en Florida, según anunció el viernes. Y este sábado su campaña añadió dos nuevas citas con los votantes con dos discursos, uno el martes en Pensilvania y otro el miércoles en Iowa. Los tres son estados cruciales para ganar la presidencia, en los que Trump ya se impuso a Hillary Clinton en 2016. Los tres mítines de la semana entrante son en hangares de aeropuertos, a la intemperie, algo que ayuda a prevenir el contagio, según los médicos.
El evento de ayer fue organizado por Candace Owens, una activista afroamericana que se opone al movimiento de izquierda Black Lives Matter, que ha instigado la protesta racial de este pasado verano.
Apoyo afroamericano
Owens ya ha participado en otros discursos con el presidente en la Casa Blanca, en los que suele criticar el apoyo mayoritario de las minorías raciales a los demócratas. Este sábado, Trump se hizo eco de esas críticas en su discurso: «Los americanos negros y latinos rechazan cada vez más a la izquierda socialista radical y respaldan nuestra agenda a favor del empleo, a favor de los trabajadores, a favor de la policía y sobre todo a favor de América».
La multitud congregada ante la columnata de la Casa Blanca lucía las gorras rojas propias de la campaña de Trump, en las que se lee el lema «Hagamos América grande de nuevo», y unas camisetas de color azul claro distribuidas por los organizadores del evento.
El acceso a la prensa estaba restringido, pero este diario pudo hablar con algunos de los asistentes que comenzaron a entrar por la reja trasera de la Casa Blanca a primera hora de la mañana. A varios parecía no importarles demasiado un posible contagio ya que, según decían, el presidente es prueba de que el coronavirus puede curarse.
«Como dijo el presidente Trump, no podemos dejar que el virus domine nuestra vida, y si Dios quiere que lo cojamos, lo superaremos como él», dijo una mujer afroamericana, con gorra roja y camiseta azul en la que se leía el mensaje «nosotros los libres», que se limitó a dar su nombre de pila, Bárbara. ¿Con qué tratamiento? «El presidente ha dicho que el medicamento que él tomó le curó y lo va a distribuir gratis a todos los pacientes», respondió.
Es cierto que Trump ha dicho en dos vídeos de Twitter publicados esta semana que el cóctel de Regeneron que tomó es «una cura» y que lo distribuirá a «cientos de miles», y «gratis», algo que su gobierno no ha confirmado después.
Aunque el discurso fue organizado por la presidencia, y era un acto oficial pagado del erario público por la Casa Blanca, el discurso de Trump se centró en atacar a Joe Biden y fue más bien un evento de corte electoral, un preámbulo a los otros mítines a los que el presidente ya va a regresar en cuestión de horas.
Con información de ABC
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