En el cementerio militar de Stepanakert ya son muchas las tumbas sin nombre de los caídos en el frente, donde diariamente mueren decenas de soldados karabajíes.
EFE
A pocos metros se encuentra el hospital, donde médicos armenios venidos de todo el mundo trabajan en condiciones extremas. «Ayer cayó una bomba a cien metros del hospital, pero nadie se inmutó. Todos siguieron trabajando y nadie bajó al refugio», comentó a Efe un médico armenio venido de Rusia en el principal hospital de la capital karabají.
Esa es la tónica diaria en el enclave separatista, donde el cese el fuego vigente desde hace casi una semana es papel mojado, tanto en el frente como en la retaguardia, donde otros dos civiles murieron este viernes en un bombardeo azerbaiyano contra una pequeña aldea karabají.
CEMENTERIO DE HÉROES, FOSAS SIN NOMBRE
El Complejo Memorial de Stepanakert, que está presidido por un obelisco, fue construido en 1945 para rendir memoria a los caídos en la guerra contra los nazis, pero desde la caída de la Unión Soviética ese es el hogar de los soldados muertos en el conflicto con Azerbaiyán.
Estos días, el cementerio no da abasto, ya que, según el Ministerio de Defensa karabají, desde el pasado 27 de septiembre han muerto en acción 633 soldados. Los trabajadores han tenido que ponerse manos a la obra y ampliar el camposanto.
Muchas tumbas aún están frescas, carecen de lápida, únicamente están cubiertas por flores y, en el mejor de los casos, una cruz dibujada con piedras. También son muchas las fosas abiertas que esperan ser ocupadas. Más de 25.000 personas murieron en la primera guerra por el control del Karabaj; varios cientos perecieron en la guerra de los Cuatro Días (2016) y en menos de tres semanas, el actual conflicto ya superó en mortandad al de hace cuatro años. El cementerio se encuentra en una colina, desde la que se puede ver la capital histórica del enclave, Shushá, que los azerbaiyanos consideran su cuna cultural.
MÉDICOS VOLUNTARIOS
La mayor parte de la población civil ya ha sido evacuada del territorio con destino a Armenia. Al Karabaj sólo llegan voluntarios, sea para combatir o para ayudar a la población local.
Son armenios étnicos que vienen a contribuir a la causa. Muchos son médicos procedentes de Rusia, países europeos y Estados Unidos. «Nadie nos obligó a venir.
Lo hicimos voluntariamente, como un gesto de buena voluntad», comentó el médico residente en Rusia. Tratan tanto a civiles como a soldados.
De hecho, a él le tocó salvar la vida de un reportero ruso que resultó gravemente herido en el bombardeo de la catedral de Shushá. «Tratamos muchísimas heridas de metralla.
Son heridas verticales provocadas por bombas de racimo. Heridas en cabeza, cuello y abdomen. Son muy graves», explica. La mortalidad es baja, destaca, pero no siempre hay suerte. El otro día un médico recibió un disparo cuando atendía a un herido. Murió en el hospital.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.