El plan era juntar a Diego Maradona con todos sus hijos el próximo viernes, cuando el astro internacional del fútbol cumpla sus 60 años. Pandemia mediante, y en medio de eternos conflictos e internas, aquello parece casi utópico. Pero para algunos, no imposible. El camino al festejo de las seis décadas de vida del gran ex futbolista está plagado de espinas.
Maradona se mudó en plena cuarentena a un country en Berisso para estar más cerca de su actividad laboral como director técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Vivía en Bella Vista y el traslado se hacía pesado, pero allí las restricciones para el ingreso de personas eran demasiado rigurosas y eso no lo tenía contento al Diez.
Cada mudanza suya significa compras de mobiliario y electrodomésticos. La hermana del abogado Matías Morla es la que se encarga de gastos y gestiones administrativas del ex jugador y nada se escatima en los traslados de vivienda. Ella misma habría comprado hace pocas semanas una casa en el country San Carlitos.
Los días del “entorno Maradona” son un polvorín, entre quienes manejan su dinero y sus actividades. Todo depende del ánimo de Diego, que tiene vaivenes de carácter sostenidos y que lo encuentran, en la previa del cumpleaños 60, otra vez deprimido.
Durante el invierno, luego de que trascendiera la información que consignaba que una parte de su familia tenía pensado denunciar “abducción intelectual” de su persona -algo así como un estado de abandono o similar a “tenerlo secuestrado”- comenzó un operativo de mostrar a Diego activo y cabal.
En ese momento, durante junio, aparecieron en sus redes videos donde se lo mostraba a él hablando a cámara, vital y dueño de sus actos, entrenando para recuperarse de su operación, y demostrándole al mundo que nada de lo que pudiera decirse o denunciarse era cierto. El Día del Padre, a fines de junio, fue un momento bisagra. Su médico personal, Leopoldo Luque, había hablado sin medias tintas de los problemas de Diego con el alcohol y una adicción a la bebida que le complicaba la vida.
Tras ese episodio se supo que Maradona llevaba días y hasta semanas “limpio” de cualquier ingesta de alcohol, entrenado sesudamente y bajando de peso en forma continua. Después vino la mudanza y retomar sus actividades con la vuelta del fútbol en medio de la pandemia. Su última aparición fue en la cancha de San Lorenzo, cuando se abrazó con Marcelo Tinelli. A los dos días se supo que un jugador de su plantel, Nicolás Contín, había dado positivo de COVID-19 y entonces hubo que aislar a Maradona y realizarle un hisopado en su casa, que dio “no detectable” y trajo tranquilidad. Desde entonces, el ex futbolista se ha mantenido otra vez lejos de todo con escasa actividad, y los problemas que no tardaron en llegar.
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