Desde hace días varios estados venezolanos han sufrido la inclemencia de las lluvias, dejando a su paso inundaciones, damnificados, muerte, dolor y mayor miseria. Sin duda que los principales afectados son los niños, principalmente aquellos de barrios más pobres, cuyo futuro resulta especialmente sombrío. Y quizá la situación podría resultar tenuemente optimista si lo que ocurre con la educación no resultara tan desalentador.
Sebastiana Barráez | Infobae
El director general de Fundaredes, profesor Javier Tarazona, considera que la educación en red en Venezuela “es una total estafa”, según se refleja en que “90% de los venezolanos no tiene acceso al servicio eléctrico y a Internet de manera constante”.
Los números no son al azar, es producto de la Consulta Nacional Educativa, resultado de la encuesta aplicada a 9 mil 513 maestros en toda Venezuela.
Antes de que la pandemia del covid-19 llegara al país, ya el problema educativo ameritaba una urgente revisión. A los problemas económicos, la aterradora inflación tragando a grandes bocados el poder adquisitivo, se suma la escasez de medicamentos y alimentos accesibles al venezolano común.
En gran número, una mayoría que asusta, las sedes de las escuelas y liceos presentaban pronunciado deterioro. Quedó demostrado cuando las instituciones educativas fueron convertidas en refugios para los migrantes que, por miles, regresaban al país; el principal problema precisamente era sanitario, la falta de agua.
Pero se le agrega las fallas contantes de electricidad, particularmente en el interior del país. Entre más lejos de Caracas esté, más deteriorada es la situación. Y de la mano está que no hay gas doméstico y que la moneda venezolana cada tiene menor valor.
¿La velocidad del Internet? Venezuela tiene la conectividad y velocidad más baja de América Latina. Así que es un dato relevante a la hora de hablar de clases virtuales. Pero eso es solo para considerarlo en los hogares que cuentan con Internet, con una computadora, con una tablet o por lo menos con un teléfono inteligente.
Es por ello que FundaRedes habla de “vulneración del derecho a la educación y las características de la emergencia humanitaria compleja, evidenciada en la falta de procedimientos adecuados para el desarrollo del proceso enseñanza y aprendizaje, tanto para las familias desprovistas de los recursos necesarios, como para los docentes en precariedad sin equipos mínimos y con un salario que no llega a 4 dólares al mes”.
¿Y los maestros?
Porque no solo está el tema del estudiante y los recursos con los que cuenta para asistir a clases virtuales, también está la condición del docente venezolano, con salarios que apenas llegan a 4 dólares en el mejor de los casos. Muchos, incluso en las ciudades, no tienen equipos para impartir clases por Internet.
“La Consulta Nacional Educativa evidenció que los docentes venezolanos usaron herramientas inadecuadas como mensajería de texto, WhatsApp y correos electrónicos, para enviar actividades a los estudiantes, sin que siquiera pudiera existir una reciprocidad durante el proceso, ni ninguna otra forma de retroalimentación y comunicación directa entre los actores involucrados”, refleja la ONG que dirige Javier Tarazona, un dirigente gremial que desarrolla un arduo trabajo de investigación en la frontera.
“Se ha dado una estampida de maestros, quienes han abandonado las aulas, ya que en cualquier otro oficio informal pueden generar ingresos mayores para cubrir la canasta básica”, dice Tarazona.
Miles de docentes han abandonado las aulas, aun antes de las medidas sanitarias por el covid-19. Si bien es cierto que muchos optaron por dedicarse a actividades que les dieran mejores ingresos, también lo es que son miles los que han abandonado el país.
Parece un laberinto lo que ocurre con la educación venezolana. No es solo las escuelas en ruinas, cuyas condiciones son precarias para las clases presenciales, también es una batalla contracorriente las clases a distancia o en línea. “Es una tremenda farsa. No hay condiciones básicas a nivel tecnológico para el desarrollo de una planificación pedagógica, y los docentes, en muchos casos, no tiene ni un teléfono para acceder a las plataformas adecuadas para cumplir con esa labor”, dijo Tarazona.
Atrás quedaron aquellas jornadas de preparación docente y más dolorosamente, también el ánimo y el orgullo de la enseñanza, que convirtieron a los educadores en factor esencial para el crecimiento y la prosperidad de la sociedad. “Hay una enorme inconformidad de todo el personal que labora en el sistema educativo venezolano, y una gran desorganización del estado para poder responder y garantizar este derecho humano que contempla la Constitución nacional”, determinó la Consulta Nacional Educativa.
El pensamiento crítico
En el marco de la discusión para esa Consulta, hubo debates, y Fundaredes resalta un foro de discusión en línea, con participación de los reconocidos profesores Luis Bravo, Raquel Figueroa y Pablo Ojeda. “Ellos concluyeron que quienes ejercen el poder en Venezuela pretenden continuar con la destrucción del sistema educativo, con la finalidad de ejercer el control social a partir de la desaparición del pensamiento crítico de los ciudadanos”.
La ONG prometió que el resultado de la Consulta Nacional Educativa lo llevarían a instancias internacionales como Unicef y Unesco, “donde se reflejará la violación del derecho a la educación de los niños y adolescentes en Venezuela. El informe también será elevado ante las relatorías de Naciones Unidas y del Sistema Interamericano de derechos, para continuar demostrando al mundo la realidad del país”.
De todas maneras, Fundaredes presentó, ante la Asamblea Nacional, un informe técnico sobre la educación en Venezuela y el boletín número 013 de la organización, destacando que se revela en ellos que “la deserción escolar está cercana al 80% en las escuelas venezolanas, así como la presencia de grupos irregulares en 325 planteles de zonas fronterizas, a través de un censo hecho con la excusa de entregar regalos a los niños”.
FundaRedes ha realizado denuncias e incidencias en instancias nacionales e internacionales sobre los avances de los grupos irregulares en Venezuela con la presencia de organizaciones delictivas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como “la precariedad en materia educativa, como parte de la documentación de la violación a los derechos humanos que se da en el país”.
De manos de Fundaredes, el Parlamento venezolano recibió los mapas con la ubicación de los grupos irregulares en Venezuela, y las actividades que desarrollan en cada región. Si bien es cierto que esa denuncia ya la han hecho ante los organismos competentes del Estado venezolano, la verdad es que “no se ha abierto algún procedimiento al respecto y bajo el amparo y la colaboración de quienes ostentan el poder”.
Igualmente dieron la información vinculada al censo hecho por la Fundación Amigos de la escuela, que es una organización del ELN, “a través de la cual registraron a unos 20 mil estudiantes de 325 escuelas en la frontera, con la excusa de regalarles útiles y juguetes, pero que en realidad constituye el acercamiento de la guerrilla a los niños y adolescentes, para luego tratar de cautivarlos y sumarlos a sus filas”.
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