Afirman haber ganado la presidencia y mantienen la mayoría en la Cámara de Representantes, pero los demócratas no están celebrando. La deriva del partido hacia la izquierda radical cobró un alto precio.
Por Primer Informe
La imposición de la agenda del grupo más extremista, encabezado por la representante Alexandria Ocasio-Cortez, ahuyentó a votantes para muchos de los candidatos demócratas moderados que esperaban repetir en sus circuitos.
El mismo grupo radical ahora se atribuye la supuesta victoria de Joe Biden en la carrera presidencial, lo que indica que presionarán aún más por su agenda de políticas socialistas.
El resultado de eso será aún más rechazo en los estadounidenses que se ubican en el centro del espectro político y se sentían representados por los programas del partido Demócrata.
El portal especializado en política estadounidense The Hill, publicó un análisis en el que asegura que los demócratas de la Cámara de Representantes regresaron a Washington esta semana «lamiendo sus heridas después de un desempeño electoral desmoralizador y buscando formas de enfriar las tensiones internas».
Aun siguen siendo mayoría en la Cámara pero el partido sufrió la pérdida de al menos 10 miembros en funciones y es probable que otros más se pierdan. Peor todavía para el partido, no se logró despojar de su asiento a ningún republicano.
Los escaños fueron fueron a los republicanos, que sin ser mayoría todavía ahora se podrán plantar con más fuerza en la Cámara.
Los resultados decepcionantes han provocado un ajuste de cuentas interno.
Los líderes demócratas están desconcertados. Esperaban una victoria aplastante y el resultado ha sido el contrario. Ahora luchan por descifrar qué salió mal y cómo bajar la presión para ayudar a facilitar sus objetivos legislativos y políticos en los próximos meses.
Ruegos por la unidad
Nancy Pelosi, la líder de la mayoría en la cámara baja, le dirigió una carta a sus compañeros pidiendo unidad. Sabe que las divisiones internas solo empoderarían a los republicanos y entorpecerían el avance de la agenda radical.
“Abogamos porque creemos que podemos convencer a otros de nuestro punto de vista. Si abogamos por la unificación, podemos prevalecer ”, escribió Pelosi.
“Nuestro Caucus saca fuerza de las conversaciones en curso que tenemos continuamente para construir consenso y asegurar que la legislación que presentamos respete el pensamiento y los valores de todos los miembros”, agregó. «Espero que continuemos este diálogo productivo»
A pesar del mensaje conciliador de Pelosi, el partido no pensó en los candidatos moderados cuando abrazó la agenda de la extrema izquierda.
Abigail Spanberger, representante por Virginia que logró una difícil reelección, dijo que el programa de los radicales, incluidos los esfuerzos para prohibir el fracking, la medicina socializada y quitar el financiamiento a las policías puso en peligro prácticamente a todos los demócratas centristas.
Mientras fortalecen su poder e influencia dentro del partido, el ala más radical de los demócratas avanza en su propósito de marginar en la agrupación a aquellos que tienen tendencias moderadas y que representan a una gran parte de la ciudadanía estadounidense.
«Perdimos miembros que no deberían haber perdido», dijo Spanberger de acuerdo con un audio obtenido por The Washington Post de una teleconferencia sostenida por el caucus demócrata.
El argumento de los radicales es que sus propuestas revitalizaron al partido y fueron claves en la supuesta derrota de Trump.
Ocasio-Cortez huyó hacia adelanta e criticando a los líderes del partido y a los agentes de campaña por lo que ella consideraba una estrategia de divulgación digital mediocre.
Los radicales entienden que el partido solo sobrevivirá si se vuelca por completo a la izquierda porque solo así podrá atraer a los votantes más jóvenes que simpatizan con la agenda comunista.
“El futuro, creo, es claramente [un] futuro progresivo multirracial y multiétnico. Ahí es donde está la base, ahí es donde están los jóvenes», dijo el representante Ro Khanna, un prominente miembro de la facción radical.
Pelosi en duda
Aún así, para un partido que pronosticaba una limpieza total el 3 de noviembre, incluida la derrota de los republicanos de la Cámara en lo profundo del país de Trump, fue una noche decepcionante.
Y su mayoría más reducida en la Cámara ha minado el colchón que permite las deserciones demócratas en la legislación, lo que podría complicar los esfuerzos para llevar ciertos proyectos de ley a la cámara baja en el próximo Congreso.
Sin embargo, las consecuencias políticas han sido más inmediatas y el liderazgo de Pelosi es cuestionado. La representante centrista por Michigan, Elissa Slotkin, ganó su dura pelea de reelección por menos de 4 puntos porcentuales y ya avisó que no respaldará la elección de Pelosi como vocera de la Cámara.
Slotkin pidió un «nuevo liderazgo» en el partido. Otros moderados de acuerdo con The Hill, respaldan la movida para sacar Pelosi del liderazgo.
“Aceptar la responsabilidad por el fracaso es un atributo poco común en el Congreso. El mensaje pasó de ‘podríamos ganar más de 10 escaños y estamos avanzando profundamente en territorio republicano’ a un esfuerzo por ponerle lápiz labial a un cerdo », dijo a The Hill un demócrata centrista frustrado.
“Las malas encuestas, los vientos en contra más grandes de lo que nadie reconoció, y siempre sería difícil mantener esos asientos se convirtió en la excusa. Nada sobre mensajes deficientes, estrategias equivocadas o la incapacidad para defenderse de las etiquetas del socialismo y desfinanciar a la policía ”, prosiguió el mismo representante.
Los republicanos ya han eliminado a 10 titulares demócratas: el antiguo representante por Minnesota Collin Peterson, presidente del Comité de Agricultura, así como a nueve recién electos legisladores que llegaron a sus puestos en las votaciones de 2018.
El décimo, el representante por Nueva York, Max Rose, concedió la victoria a su rival republicana, Nicole Malliotakis, pero el resultado todavía no es oficial.
Con información de The Hill.
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