Este miércoles, el laboratorio estadounidense Pfizer y la farmacéutica alemana BioNTech anunciaron que su proyecto de vacuna contra Covid-19, llamada BNT162b2 concluyó la fase 3 de pruebas clínicas con una eficacia de 95 por ciento. De acuerdo con el comunicado publicado por Business Wire, 28 días después de la primera aplicación, entre los 43 mil voluntarios internacionales fueron detectados 170 casos de coronavirus. Sólo 2 fueron parte del grupo vacunado, los demás son del grupo placebo.
La respuesta inmune sólida de este proyecto, aunada a la tolerancia que reportaron los voluntarios a través de sexo, edad, etnia, representa un paso importante en el camino para controlar la pandemia por el coronavirus.
En el caso de México, el acceso a la vacuna de Pfizer y BioNTech será posible gracias al acuerdo de precompra que las empresas hicieron con el país. Sin embargo, persiste la cuestión de distribuir la vacuna en el país. BNT162b2 requiere una cadena de frío que mantenga las dosis a una temperatura de -70 grados centígrados. México no tiene la infraestructura para procurar la distribución de una vacuna en condiciones tan delicadas.
El martes, durante la conferencia de prensa matutina desde Palacio Nacional, el canciller Marcelo Ebrard dijo que es posible acordar una estrategia logística con Pfizer–BioNTech para dejar el transporte de las vacunas en manos de las farmacéuticas lo más posible. Éstas las llevarían a ciertos puntos de distribución determinados y después serían repartidas usando la cadena de frío que Ebrard dice que el país tiene.
En el caso probable de que la cadena de frío no sea tan capaz como dice el secretario, Pfizer también anunció que diseñó unos contenedores para conservar la temperatura de entre mil y 5 mil dosis por hasta 10 días y que puede venderlos junto con las vacunas.
Además de presumir su optimismo sobre Pfizer–BioNTech, Ebrard anunció que México participará en otros dos protocolos de ensayos clínicos para la vacuna de Covid-19. Las dos nuevas Fases 3 que usarán voluntarios mexicanos son las que corresponden a la vacuna estadounidense de Novavax y la alemana Curevac.
Con estos dos protocolos, México suma ocho farmacéuticas a las que ha prometido participación de voluntarios para que realicen una parte de sus pruebas de Fase III en el territorio nacional. Hasta ahora, el único laboratorio que ha comenzado es CanSino Bio, farmacéutica del gobierno de China.
Para realizar estos ensayos, CanSino necesitó contratar una empresa mexicana para administrar las aplicaciones y resultados, EPIC Research CRO. Si bien las farmacéuticas extranjeras cuentan con el apoyo de los centros de salud nacionales (como el Instituto de Especialidades Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, que aplica esta vacuna china en la Ciudad de México), no cuentan con el soporte operativo del gobierno federal. Las empresas necesitan ocuparse del diseño de estos protocolos.
De acuerdo con Ebrard, tanto Novavax como Curevac ya tienen luz verde para comenzar sus pruebas clínicas en México por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios y sólo necesitan aprobación de la Secretaría de Salud. Es posible que éstas, como las otras cinco vacunas que no han comenzado a ensayar en mexicanos, necesiten contratar un centro de investigación nacional como lo hizo CanSino.
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