En la mente de la mayoría de la población venezolana el dólar es sinónimo de estabilidad, por lo que si se ve un precio fijado en esa moneda se supone que no tendrá variación. Además que si se tiene aunque sea unos billetes verdes en el bolsillo, se tiene mayor poder adquisitivo, porque a fin de cuentas su valor en bolívares no para de subir.
Por Jean Carlos Manzano – El Diario
Eso parece tener mucho sentido y es el punto de partida de una ilusión que se ha conocido como “inflación en dólares”. El trabajador que se ganó sus 20 dólares por reparar un aire acondicionado o la maestra que cobró 10 dólares por unas sesiones de tareas dirigidas va a comprar alimentos y encuentra que aquello que la semana pasada costaba $1,5, ahora vale $2. La explicación más rápida es que ahora la inflación, un dolor de cabeza al que los venezolanos están habituados desde los ochentas, se trasladó al dólar.
El término viene sonando desde hace al menos dos años. Los economistas tienen ese mismo tiempo explicando que no existe tal cosa como “inflación en dólares” en Venezuela y que lo que se percibe así no es más que un rezago de la tasa de cambio con respecto al aumento de los precios.
“A nivel de la calle es cómo lo vive la gente. La gente no lo incorpora. La velocidad de actualización cognitiva, la demanda de ajuste que se requiere es muchísimo mayor a las capacidades comunes de la gente para procesar”, explica la psicóloga social y empresaria María Fátima Dos Santos para El Diario.
Es por eso que aunque los más mediáticos expertos publiquen videos, tutoriales, lo expliquen en ponencias o con diagramas en redes sociales, se sigue escuchando en el mercado, en la camionetica por puesto y entre las múltiples quejas, que “Venezuela es el único país donde se devalúa hasta el dólar”.
¿Cómo se genera esta ilusión?
El concepto de inflación se refiere al alza generalizada de los precios de los bienes y servicios en un periodo determinado. En Venezuela esa medición se hace en bolívares (tanto la del Banco Central de Venezuela como la que estima la Asamblea Nacional). Por tanto, los números que da mensualmente este indicador indican cuánto se han incrementado los precios en bolívares. Paralelo a ello está la tasa de cambio, que indica cuántos bolívares se necesitan para comprar un dólar o a la inversa, cuántos bolívares equivalen a cierta cantidad de dólares.
“En una economía en la que la divisa tiende a sustituir la moneda nacional. Las operaciones de compraventa de un bien en divisas implican, por una parte, tener en cuenta su precio en moneda nacional y el valor del tipo de cambio; y por la otra, comparar el pago en divisas de dicho bien con el precio que se pagaría si el mismo fuese importado. En ese proceso, la gente tiende a pensar que el monto que paga en divisas por el bien es exactamente equivalente a su precio en divisas y eso no es necesariamente así”, explica para El Diario María Antonia Moreno, profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Detalla Moreno que “un producto que en EE UU tiene un precio de 1 dólar, en Venezuela puede costar más o menos que eso, lo que depende de su precio en bolívares y del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar”.
Ese precio en dólares, que cada vez tiende a ser mayor, suele atribuirse a las ansias especulativas del vendedor. Una idea que el régimen chavista se ha dedicado a instalar en el colectivo para esconder su desastrosa gestión económica, pero que cala muy bien como una fácil explicación a un fenómeno que requiere poner la vista en otros factores.
“Aunque el tipo de cambio nominal se ha ido depreciando (cada vez más bolívares por un dólar), no lo ha hecho con la misma rapidez con la que aumentan los precios en bolívares; razón por la cual, las personas deben sacrificar más dólares para adquirir un mismo bien. Popularmente, a esta situación se le refiere como ‘inflación en dólares’; pero, en realidad, es la mayor inflación de los precios en bolívares, en relación con la depreciación cambiaria, lo que está detrás de la mayor erogación en dólares”, precisa Moreno.
Entre enero y octubre de 2020, los precios han subido 1.790%, según datos de la Asamblea Nacional. En tanto, la variación del tipo de cambio en ese mismo lapso fue de 892% (en el mercado paralelo, de acuerdo con datos de DólarToday) y de 1.021% (en las mesas de cambio bancarias, según cifras del Banco Central de Venezuela).
Ese espacio que hay entre la inflación y la variación del tipo de cambio, como lo explica Moreno, es donde se produce la ilusión de la “inflación en dólares”, porque los precios en bolívares se mueven más rápido que la tasa de cambio, dejando a esta rezagada.
Esto se traduce en una pérdida de poder adquisitivo del dólar. Para comprar lo que hace un año se compraba con un dólar, hoy se requieren 3,5 dólares, según cálculos de la firma Ecoanalítica.
Interviene la profesora Moreno y desarrolla un ejemplo con un producto que cueste un dólar. Si el tipo de cambio lo suponemos en 50 bolívares por dólar, el monto a pagar serían entonces 50 bolívares o un billete de un dólar. Ahora imaginemos que el precio en bolívares de ese producto baje a 25 bolívares, sin que se mueva la tasa de cambio. Entonces se pagará 0,5 dólares.
“Por el contrario, si el precio del bien se duplica, pasando de Bs. 50 a 100, la persona debe pagar el equivalente de 2 dólares”. La ilusión está en que el precio del producto siempre fue un dólar, pero lo que se modificó fue el precio en bolívares.
Considera que “si el venezolano no tiene otra alternativa que preservar sus ingresos en bolívares, aunque sea en dólares que pierden poder adquisitivo, lo seguirán haciendo. En esta ecuación no veo decepción, si acaso frustración, pero no por el dólar, sino por la forma en que funciona la economía del país”.
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