El Gobierno de Dinamarca dijo el viernes que quiere investigar las circunstancias en que fueron sacrificados y enterrados millones de visones de criaderos para evitar la propagación del coronavirus en el país.
Reuters
Dinamarca ordenó que todos los visiones de criadero fueran sacrificados al comienzo de este mes luego de que 12 personas se infectaron por una mutación del virus que causa el COVID-19, que se transmitió a los animales y terminó por contagiar a humanos.
La decisión implicó la muerte de 17 millones de animales de cría, lo que derivó en una polémica y en la renuncia la semana pasada del ministro de Alimentación y Agricultura, Morgens Jensen, después de que se determinó que la orden fue ilegal.
Los cadáveres de los visones fueron depositados en una zona militar del oeste de Dinamarca y cubiertos con dos metros de tierra. Pero cientos de estos animales comenzaron a resurgir a la superficie debido al gas resultante de la descomposición que mueve el terreno, de acuerdo a autoridades.
Lo diarios se refieren a ellos como los “visones zombie”.
El ministro que reemplazó a Jensen, Rasmus Prehn, dijo el viernes que apoya la idea de desenterrar a los animales e incinerarlos. Sostuvo que le había pedido a la agencia de protección ambiental que investigara si se podía hacer y que el Parlamento sería informado sobre el tema el lunes.
Las fosas de los visones, que están siendo vigiladas las 24 horas para mantener alejados a personas y animales, han generado quejas de los residentes de la zona sobre posibles riesgos para la salud.
Las autoridades dicen que no hay riesgo de que las tumbas propaguen el coronavirus, pero a los residentes del sector les preocupa el riesgo de que los cuerpos contaminen el agua potable y una laguna situada a menos de 200 metros de distancia.
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